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Aquella tarde estuve ensayando la canción que Bulsara me enseñó (sí, me acordaba ya de su apellido). Estuvo recordando el roce de sus manos en las mías… y cómo me cogió de la cintura y me miró con esos ojos cafeinados…

LO ODIABA, LO ODIABA HASTA REVENTAR.

Durante la cena recibí una llamada de Steven. Me pidió unos apuntes de clase y no pude evitar contarle la visita del picaflor.

-¿QUÉ? ¿EN SERIO HA IDO A TU CASA? – dijo a voces.

-Sí, me siguió. Eso es lo que hacen los ligones: seguir a sus presas.

-Cámbiate de casa. Va a ir allí con mucha frecuencia…

-No lo creo. Lo espantaré como espanté a Alex.

-Deja de mencionar a Alex. Debes olvidarlo.

Siempre sacaba a Alex en casi todas las conversaciones.

-Debo dejarte, Steve.

-Como quieras. Ciao.

Colgué y reflexioné. 

Odiaba a ese tipejo, pero esos ojos… esa boca… esa naricilla…

Me resultaba demasiado atrayente. Pero no iba a caer en sus frases irresistibles salidas de sus irresistibles labios. Me mantuve firme en la idea de olvidarle.

Antes de dormir repasé un poco mis apuntes, pero todo me recordaba al mequetrefe ese de Bulsara.

Finalmente me dormí encima de los apuntes.

Fantástico.

~

Me levanté y vi que los apuntes estaban chorreando de mis babas.

Me desperté tarde, el despertador no sonó. Corriendo me vestí, me puse los pantalones, y la camiseta del revés, se suponía que daba suerte, y me peiné. Salí corriendo de mi casa, sin arreglar la cama ni dar de comer al gato. 

Corrí por las calles hasta llegar. Entré precipitada a la clase.

-Lo… siento - jadeaba sin parar - mi despertador no sonó.

Toda la clase reía, incluido el picaflor de Bulsara… ¡Él también llegó tarde el día anterior!

-Vienes hoy muy precipitada, ¿no? - dijo burlándose.

-Piérdete, Bulsara – dije sacando el material.

~

Salí de clases. Me dirigí a mi casa, sólo esperaba que Freddie no apareciese de la nada… Esperé mal.

-Hola, linda rosa – dijo dulzón.

Ja-ja.

-¿En serio no vas a dejarme en paz de una puta vez?

-Mmmm no, no está en mis planes. – dijo en broma.

Suspiré, me iba siguiendo por toda la calle y me estaba poniendo nerviosa. Cogió una flor de un jardín y me la plantó en la cara para dármela.

Reventé.

-Mira cacho de creído, piensas que voy a caer a tus dulces encantos ¿no? PUES VE SOÑANDO, PORQUE ESTA MACHORRILLA NUNCA CAERÁ COMO CAEN LAS DEMÁS FLOJUCHAS. ADEMÁS, ERES MUY FEO, NADIE COMO YO SE FIJARÍA EN TI JAMÁS, ¿TE ENTERAS? NUNCA. Y QUIERO QUE ME DEJES DE SEGUIR PORQUE NO SERVIRÁ DE NADA – dicho esto, estaba tan furiosa que perdí el equilibrio.

Caí de espaldas en un charco.

Freddie no pudo contener la risa y yo le miraba con puro desprecio. Sin embargo me ayudó a salir de él.

Joven Bulsara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora