Joven Bulsara.

VI

Llegué a mi casa y di un portazo. ¿Qué se creía ese chico? ¿De verdad creía que le amaba? ¿De verdad creía que ese beso me encantó? Ese beso fue lo más asqueroso de mi vida… Juntar esos labios tiernos y jugosos con los míos…

Qué asco.

Era viernes, VIERNES AL FIN. Decidí llamar a Steven, aunque supondría que estaría con su novia.

-No, Judith está de viaje.

-¿Y eso?

-Tiene que visitar a un familiar suyo que ha sufrido un accidente.

-Oh, vaya…

-Bueno, nos vemos donde hemos quedado.

-Vale. Hasta luego.

Decidimos quedar en el parque de al lado de su casa. Me miré una vez más en el espejo, me veía bonita realmente, así que decidí dejarme puesto el atuendo.

Había puesto un vinilo de los Beatles, Sgt. Pepper's, y me había tumbado en el sillón con mi Flicky.

Estaba relajada.

~

Sonó el timbre, miré el reloj y supuse que Stewie decidió buscarme. Abrí la puerta.

-Hola, cariño.

OTRA VEZ OTRA VEZ OTRA VEZ.

-¿Ahora qué quieres, Bulsara?

-Vaya, veo que aún tienes puesta la minifalda.

-Sí. Qué quieres.

-Te traía esto – me dio las prendas que habían sido manchadas. Las había lavado.

-Oh, gracias.

De mi puerta salió Flicky. Freddie lo cogió.

-Así que tienes un gatito, que mono eres…- Flicky era blanco con manchas grises de ojos azules profundos - ¿Cuál es su nombre?

-Se llama Flicky.

-Hola Flicky – lo cogía como a un bebé y le hacía hasta cosquillas. Era una imagen entrañable – Me encantan los gatos. Son muy monos.

-Lo sé – sonreí.

Soltó al gato y se apoyó en la puerta mirándome cariñosamente.

- ¿Qué pasa?

-Estoy pensando en el beso que te he dado y que te ha encantado – dijo mirándome la boca.

-Me ha dado puro asco, ¿sabes? – dije con cara de desprecio.

Freddie negaba con la cabeza.

-En fin. ¿Te apetece salir conmigo a dar una vueltecilla?

-Lo siento, pero he quedado. Adiós – cuando me dispuse a cerrar la puerta Freddie la atrancó con el pié.

-Espera, ¿con quién has quedado?

-No te interesa, adiós – y otra vez me volvió a atrancar la puerta, esta vez con la mano.

-¿Puedo ir contigo?

-No, rotundo.

-¡Por favor!

Rebufé.

-Mira haz lo que te dé la gana. Pero no hables ¿vale?

-Prometido - sonrió, con aquellos grandes dientes.

~

Juntos nos fuimos al parque donde quedé con Stewie. Esperamos a que llegase.

Cuando al fin apareció, su cara era un dilema al verme con el ligón. Y la ropa que yo llevaba…