Por fin era yo. Ese día estaba normal, como en los demás. Bromeando como siempre.
Empezó la primera clase y saqué el material: Los bolis estaban esparcidos por el bolso, las hojas estaban arrugadas y dobladas, dibujos con restregones de grafito... ERA YO.
Esbocé una sonrisa.
La puerta se abrió rápido.
-Siento llegar tarde - dijo Freddie jadeante.
Se sentó en el pupitre y me miró. Yo no.
Durante las clases, me pasó una nota:
''No entiendo por qué te has enfadado así conmigo, yo quiero seguir hablando contigo. Me resultas interesante''.
Miré la nota con desprecio y a él también.
Le odiaba.
Nadie iba a jugar con mis sentimientos, y menos un picaflor encantador.
~
Al terminar las clases esperé a Stewie en la puerta de mi clase. De pronto, Freddie me rodeó por detrás la cintura. Enseguida me solté y con violencia.
-¿No te ha sido suficiente mi mirada despreciable o qué?
-Oh oh, una chica violenta y malota - dijo burlón.
-Mira, déjame en paz - en ese momento pasaba un grupito de chicas monas y guapas. - Mira mira, por ahí van unas macizas. Ve a por ellas.
Freddie rió negando con la cabeza.
-No lo voy a hacer... - dijo con mirada sincera.
-¿Por qué no? Esa es tu vida. Ir tras guapas y bonitas.
-¿Y qué crees que estoy haciendo, BONITA?
En esos momentos enrojecí y miré a otro lado.
-Tus piropos no sirven de nada, vete.
-No te vas a librar fácilmente de mí, dulzura - me guiñó un ojo y se largó.
-YA VEREMOS - grité.
Yo repateé haciendo sonidos raros. Pero ese guiño me cautivó.
Steve apareció.
-¿Qué tal?
-¿QUE QUÉ TAL? - dije histérica. - TENÍAS RAZÓN, ESE CHICO ES UN SINVERGÜENZA QUE PRETENDE LIGAR CON TODA MUJER.
-Vaya, ayer no decías lo mismo... Ayer era un chico encantador.
Recordé lo que dije. Sin duda me había contrariado. Ahora más que enamorarme me daba asco... ¿O no?
-Ese chico no merece mi amistad, si quiere jugar con los sentimientos de una chica esa no soy yo. Punto.
Stewie rió y no dijo más.
~
Tras la hora de la comida me puse a practicar con la guitarra.
Sonó el timbre. Abrí y era... era ÉL.
-Hola, señorita - mostraba una sonrisa angelical.
-¿PERO TÚ OTRA VEZ, BULSERI?
-Bulsara - corrigió, empezó a reír.
-Como sea. Te dije que me dejases en paz. ¿Tan cabezón eres?
-Cuando veo a una preciosidad sí.
En ese momento casi caigo en su encanto, pero me hice la dura.
-¿Eso cuantas veces al día se lo dices a las chicas?
-Ha sido la primera vez que se lo digo de verdad a alguien.
Reí sarcásmica.
-¿De verdad? ¿Cómo que de verdad?
-Me lo pareces realmente - dijo frotándose la frente. Yo alcé una ceja.
-¿Cómo sabías que vivo aquí?
-Te seguí.
-Hum, así que eres un acosador.
Entonces miró al interior de mi casa, ignorándome, y se fijó en un piano que tenía aparcado.
-Oh, ¿tienes un piano? - dijo mientras entraba sin permisión a mi casa.
-No, es una batería, ¿no ves el bombo y los platillos? - dije en tono irónico mientras cerraba la puerta.
Se sentó en él y empezó a tocar sin más. Me acerqué a oírlo. Tocaba muy bien, se le veía suelto. Muy a lo Mozart. Y debo admitir que me encantó.
Me senté en la banqueta, a su lado.
-Tocas genial - dije un poco desinteresadamente.
-Gracias, cielo.
-No sé ni por qué tengo un piano, así que le quiero sacar provecho. Quiero aprender.
-¿Te enseño, querida Rose? - dije interesado.
-Bueno, vale - dije sin darle importancia.
Empezó enseñándome una canción sencillita, después me enseñó los acordes y a colocar la posición de las manos en ellos.
Me acariciaba la mano dulcemente cada vez que lo hacía, en una ocasión sonreí y me pilló.
Finalmente pude aprender un poco y toqué la canción que me enseñó.
-Eres muy buena alumna.
-Lo sé, aprendo rápido.
Me miró atrevido. Yo ni le miraba. Huía de sus ojos.
-¿Entonces ya no estás enfadada?
-¿Acaso estaba enfadada? Eres tú y tu afán por querer acostarte con todas las pibas...
-No soy así. Eres muy pesada ¿eh? ¿Es que acaso te gusto y estás celosa...?
Me hice la tonta
-N-no me gustas para nada... ¿Por qué iba a estar celosa?
Sacó media sonrisa.
-Sí que te gusto... Vi como sonreíste cuando te acariciaba tus suaves manos... -se me iba acercando lentamente y me cogió por la cintura.
Después me acarició la mejilla y le miré a los ojos.
Me embobé con ellos. Eran tan sinceros... tan profundos... tan bonitos... Pero reaccioné.
Le di una torta. Hizo un quejido y rió frotándose la mejilla.
-Eres un pervertido, ¿crees que puedes entrar así a cualquier chica?
-No a cualquier chica, sino a una chica preciosa y dulce como tú - sonrió.
Tras mí vio el dibujo, el dibujo que hice de él. Cogió el bloc y lo contemplo asombrado
- ¿Soy yo?
Me quedé petrificada
-¿Q-qué dices? Ese es otro de por ahí...
Se miró en el espejo
-Querida, soy yo. Y TE GUSTO TANTO QUE HASTA ME DIBUJAS.
-Bueno basta ya. Vete. Humo de aquí. - le cogí del brazo y le saqué de la casa.
Cuando iba a cerrar la puerta vi cómo se alejaba lanzándome besos. Cerré la puerta indignada.
Oh dios, esos ojos... Cómo me había cogido... Y ESE CABRÓN YA SABÍA DÓNDE VIVO.
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Joven Bulsara.
FanfictionRose evita caer rendida a los pies de Freddie Bulsara, un compañero del curso de Diseño Gráfico. Ella le tiene amor y odio al mismo tiempo, cosa que le confunde. Y aunque Freddie siempre esté ligoteando con chicas guapas, en su corazón va a quedar g...