Abrí los ojos con lentitud, cerrándolos de golpe. Un dolor de cabeza me estaba dando punzadas en la sien, por las lágrimas constantes en la cama durante la noche anterior. Para más inri, estaba pensando en Freddie, que como todas las mañanas, acudía a mi cabeza como una canción pegadiza cuando despertaba. Ya había pasado unas semanas de todo lo sucedido con Matt y Freddie, y aún lloraba por el último. Era como un sufrimiento constante cuyo remedio sólo podía estar presente en el corazón de Bulsara.
Al levantarme, hice la rutina. Di de comer al gato y partí hacia la facultad. La brisa fresca de la mañana me despejó un poco el dolor de cabeza (los pensamientos sobre Freddie mejor dicho).
Allí, en un banco del pasillo principal, encontré a Stewie revisando unos apuntes.
-Hey, nene – dije bromendo. No obtuve respuesta. Estaba como muy concentrado. -¿Steven?
-Oh, hola. – me miró de reojo, vilviendo en seguida a los papeluchos.
-¿Qué estudias tanto?
-Nada de importancia... una cosa diseño. – dijo desinteresado. Guardó los papeles y me sonrió. – Bueno, ¿y tú qué tal?
-Mmm, bien. Me he echado novio.
-¿QUÉEE? - se levantó hacia mí.
-Sí. Es Mathew Phillips, de nuestra clase…
-Oh dios, al fin novio. Y buenorro.
-Sí… Bueno… - dije, fingiendo alegría, que más que parecer alegría, se asemejaba a una gran desilusión.
-¿Qué pasa? ¿No estás a gusto con él?
Negué con la cabeza lentamente y con miedo.
-¿Y por qué estás con él?
-Verás… hay algo que quiero contarte - me senté en el banco, le agarré del brazo y tiré de él para que se sentase conmigo.
-Pues soy todo oídos, Rose.
Vi que el pasillo estaba lleno de gente.
-Mejor vayamos a otro sitio menos ruidoso.
Nos levantamos y nos fuimos a un pasillo donde apenas había algún alma. Volví a suspirar.
-Verás. Es sobre Bulsara, el ligón.
-¿Qué ocurre? ¿Te sigue molestando? Porque le meto un puño que… - dijo fuioso, haciéndose el macarra.
-No no no – traté de convencerle – No es nada de eso… Es que... yo… pues… creo que...
-¿Crees qué? - preguntó, temiéndose lo peor.
-Creo que me he enamorado de él. Y muy seriamente.
La cara de Steven era todo un póker. Dio un bufido.
-Sabes que te va a hacer daño - me alertó.
-No lo creo. Me está demostrando que no.
-Pero Rose... Tú lo has visto con tus propios ojos. Va engalanándose ante las muchachillas como si fuera una estrella atractiva de Hollywood.
-Steve, nos besamos hace unas noches.
-¿Cómo? - abrió la boca, desencajado.
-Sí, cuando te dejamos en tu casa nos fuimos a un parque y… bueno, sucedió. No quise contártelo porque sabía que si lo hacía, de inmediato irías a su casa a partirle la boca.
-Madre de dios, Rose…
El timbre nos sorprendió de pronto.
-Vámonos. Llegaremos tarde - dije, yéndome de aquel silencioso pasillo. Steve me siguió sin pronunciar vocablo alguno. Entramos juntos al aula. Me senté en mi pupitre. Freddie ya estaba en el suyo. Estaba apoyado en su mano, garabateando algo. Yo le miré inevitablemente, asomándome un poco para ver lo que hacía, pero pronto metería el papel sobre el que dibujaba en su carpeta. Suspiré con desesperación. Pero decidí distraerme y dirigí mi mirada al pupitre de Matt, el cual se encontraba vacío. Fruncí el ceño, con sospechas, y pregunté a Sophie, la chica que se sentaba a justo su lado.
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Joven Bulsara.
FanfictionRose evita caer rendida a los pies de Freddie Bulsara, un compañero del curso de Diseño Gráfico. Ella le tiene amor y odio al mismo tiempo, cosa que le confunde. Y aunque Freddie siempre esté ligoteando con chicas guapas, en su corazón va a quedar g...