XXI - Epílogo

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Y sí, fuimos muy felices por un largo período de tiempo. Mis padres adoraban a Freddie, y sus padres a mí. Su carrera musical iba creciendo y creciendo, iba experimentando con distintas bandas y haciéndose hueco en el panorama musical. Yo hacía mis pinitos en el arte, organizando varias exposiciones, donde mostraba mis miles de dibujos que hacía a Freddie mientras estuvimos juntos. Varios agentes quisieron ponerse en contacto conmigo y la gente quería mis obras colgadas en algún cuarto de su casa.

En aquellos maravillosos 13 meses, fui muy feliz. ¿Y cómo que 13 meses? Sí, 13 meses que estuve emergida en aquella hermosa relación. Freddie y yo ya no pudimos seguir juntos.

Volvió a entrometerse otra chica, pero esta vez fue distinto. Era muy serio.

-No lo entiendes... - movía la cabeza de lado a lado, gesticulando con las manos.- No es un rollo cualquiera... Esto es más fuerte que cualquier otro sentimiento.

-No, Freddie... No. No puedes estar diciéndome esto. Me estás haciendo tanto daño... - no podía parar de llorar ante aquellas duras declaraciones.

-Yo... lo siento tanto... es algo que no puedo detener...

-¿Y yo qué he sido para ti, eh? Dime qué cojones he sido para ti en este tiempo...

-Rose, has sido mi cielo y mi tierra. Y lo sigues siendo, pero... ¡Cielos! No puedo evitar enamorarme, es imposible, cariño...

-No me llames cariño - dije, cortante y bastante enfadada. - Te he aguantado muchísimas infidelidades, especialmente al principio de esta relación. Y las que no sé, claro está. Y... ¿y ahora me vienes diciendo que te has enamorado de esa pelandrusca?

-¿Preferirías haber estado engañada mucho más tiempo? Yo no puedo seguir ocultándolo más, no puedo... - aclaró bastante afectado.

-No, no lo hubiese preferido.

-¿Entonces?

Apreté mi mandíbula, conteniendo mi rabia y mis ganas de llorar.

-Que seas muy feliz con esa tal Mary - y me fui de allí, dejándolo solo en una de las salas de mi exposición.

Abandoné el recinto, con el corazón hecho pedazos y la cabeza llena de pensamientos pésimos. Aquella relación ya sí que había terminado para siempre, y era muy doloroso. Freddie pudo salir con la chica a la que realmente amaba, por varios años, hasta que se declaró bisexual y la relación terminó. Aún así, siguieron una amistad que duró incluso más años que su relación sentimental.

¿Qué fue de mí? Seguí exponiendo mis obras, incluyendo los dibujos de Freddie. No podía deshacerme de ellos, era lo único de Freddie que no me provocaba dolor, pues me traían recuerdos amenos de una época que puedo considerar como la mejor de mis años de universidad.

En cuanto a relaciones, conocí a un hombre maravilloso, Trevor, colector de arte, 6 años mayor que yo, y con el que me casé. Le había conocido en una de mis exposiciones, cuando me confesó lo mucho que le gustaba la serie de los dibujos a Freddie. ¿Que si me llenaba tanto como me llenaba Freddie? Para ser honesta, no. Y no creo que nadie pudiera hacerlo. Freddie Bulsara era único y especial. Y cuando digo que me dolió perderle, lo digo de corazón. Porque era algiuen irremplazable.

Yo creo que él me sigue recordando con mucho cariño, pues fui su amor de universidad. Un amor inolvidable.

Pero son cosas de la vida: nos brinda unos minutos de las cosas maravillosas que existen en este mundo, y luego nos las arrebatan. Y quedamos con el corazón totalmente destrozado, en varios pedazos. Pero aunque nos clavemos los pedacitos del mismo en los pies, hay que seguir el camino con la cabeza bien alta y pensando siempre en un futuro esperanzador.

Y recordar, de lo doloroso, lo maravilloso.

Fin.

Joven Bulsara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora