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Corrí, o más bien volé como alma que lleva al diablo, nunca mejor dicho. No paré ni por un segundo, tenía que alejarme de ese lugar cuanto antes, el viento golpeaba en mi cara con fuerza, pero eso no logro detenerme. Miré hacia abajo, para ver que mis pasajeros siguieran bien, estaban dormidos, los sostenía uno en cada mano, con fuerza para que no se me resbalaran mientras los cubría con cuatro de mis alas, para que la lluvia no llegara a ellos.Sobrevolé más de dos estados, quizá tres, y empecé a decender, ya para entonces no había ni pizca de agua, y las alas habían hecho bien su trabajo, por no decir perfectamente.
Aterricé con los niños aún en brazos, en un campo alejado de toda sociedad y divisé una casa a lo lejos, me dirijí hacia allí sin dudarlo dos veces, mientras miraba los alrededores. Era un hermoso lugar, perfecto para esos dos niños, donde desarrollarian una infancia normal... o eso esperaba. Gire sobre mis pies una vez, y respire el aire fresco mientras veía los árboles que rodeaban ese pequeño, aunque no tan pequeño, espacio. Miré el cielo totalmente limpio, sin rastro de humo ni de contaminantes. Por último antes de llegar a la puerta de aquella casa sentí la brisa fresca, se acercaba otoño, la época más hermosa después del invierno, me alegraba que mis pequeños niños pudieran vivir aquello sin mayores preocupaciones. En ese momento solo rezaba al cielo para que fueran humanos, suspire, eso era prácticamente imposible.
Pare un momento para ver a las pequeñas criaturas y con sumo cuidado puse mis manos sobre sus costillas y les puse el sello para que ningún ángel ni demonio pudieran encontralos, incluyéndome a mi, lo cual me dolía, pero tenía que hacerlo como buen padre, aunque no los volviera a ver... lloraron un poco con el dolor pero pronto se calmaron de nuevo, eran todo unos campeones.
Llegué a la puerta y antes de tocar escondí mis alas, por poco lo olvido, sería un poco... inapropiado que me vieran con "esas" al aire
Respire profundo, mire a los niños y... toque la puerta.- ¿Quién es? - dijo después de un rato de espera una voz de mujer, algo nerviosa.
- Yo... sé que no me conocen... pero... quisiera... ugh - carraspie - que me hicieran un favor gigante - solté, esperando que accedieran a la primera, por que a la segunda seguramente habrían más problemas.
- ¿Qué tipo de favor? - lanzó de nuevo la mujer, más desconfiada que antes.
- Esto... ¿Podría pasar? Es que... es algo un tanto... complicado - dije ya nervioso, reí para mis adentros, me había enfrentado a cualquier cosa pero bajar mi orgullo para pedir ayuda me costaba.
- ¿Cómo puedo confiar en usted?
- Por qué soy un ángel ¿Ok? - solté sin pensar - quiero decir... ah - chasquie mis dedos como pude y en un segunda aparecí dentro de la casa, detrás de la señora.
La señora se dio vuelta al sentir mi prevenir y en cuanto la ví supe que me había equivocado, no era una señora, si no una joven obligada a llevar el rol de señora, seguramente se quedo huérfana muy joven, deduci, era una de mis cualidades.
- ¡Hola! Mi nombre es Gabriel, mucho gusto - le sonreí coqueto, e intente hacer una pose sexy, hubiera sido un gran plan si no fuera por que los bebés me quitaban encanto.
- ¡Tú! ¡É-él de afuera! ¡¿Cómo entraste?! ¡Fuera de aquí o llamare a la - silencie sus palabras con sólo pensarlo y ella empezó a agarrarse la garganta aterrada.
- Tranquila, calmate ¿De acuerdo? Te devolveré tu voz si te relajas - dije acercándome un poco y ella se hizo para atrás - ¡Ay! (¡Estúpido mi pelo idiota! Okno xD)- chille cuando sentí un golpe en la cabeza pero ni me inmute y me gire, viendo a un hombre, seguramente la pareja de la joven - bien, ok, esto no estaba en el plan, pero me cansé - en un segundo estábamos en el mismo lugar y en otro estábamos en un bosque - ¿Ven esto? ¡Perfecto! Soy un ángel con poderes ¿Quedó claro? Y ahora, he volado mucho tiempo con estos, bueno, adorables ensucia pañales para que lleguen a residir me así, y lo único que quiero es que me escuchen y lo harán ¿Cierto? - solté un poco enfadado y uno de los bebés río, se me encogió el corazón un poco pero luego volví a la acción y vi como después de salir del asombro, los dos jovenes, asentian.
Los lleve de vuelta a su casa y nos sentamos en el sofá de una sala que tenían, yo meseando a los bebés en uno y ellos de frente en otro, los mire un momento a los ojos y descubrí que podía confiar en ellos, ventajas de ser ángel mis amores.
- De acuerdo - empezó la mujer - eres un ángel, digamos que te creemos, nuestras vidas no han sido de todo normales y bueno... te creemos pero... Dios mio eres el ángel más bruto diciendo las cosas que he visto en toda mi vida - en ese instante palidecí - y eso que eres el único que he visto.
- Bueno es que... lo siento, no estoy de la mejor manera... solo, lo siento.
- Está bien, entendemos supongo, te ves mal - dijo el hombre y se retracto al instante cuando vio mi cara - qui-quiero decir cansado, eso... no, quería decir que
- Mejor cállate amor - sonrió la mujer y el hombre asintió, yo solamente alce una ceja - bien, primero ¿Que es ese favor que nos tiene que pedir? Y ¿Quienes son esos bebés?
- Son mis hijos - dije sin rodeos - y necesito que los cuiden hasta que puedan defenderse... verán, en el cielo no es legal tener hijos y menos como lo hice yo, pero eso es otra historia, el punto es que si los encuentran los mantaran, y quisiera que... los adopten como suyos... y esconderlos aquí, sería fácil, y bueno, algo me dice que confíe en ustedes - dije sacando mi voz de encantó, no dudarían en aceptar.
- Entonces ¿Quieres que cuidemos a esos monstruos mitad ángeles? No gracias - dijo el hombre.
- ¡Lo haremos! - dijo la mujer, sabía que funcionarían mis encantos, siempre funcionan, por lo menos con mujeres.
- ¿Qué? ¿Lo haremos? - dijo el hombre y se miraron - este... ¡Está bien! Lo haremos... supongo.
- No saben eternamente lo agradecido que estoy - entregue a los niños - sólo... intenten mantenerlos alejados sobre esto de ángeles y demonios por favor, quiero que sean felices... tengo que irme - dije y me acerqué a los pequeños, depositando un beso a cada uno.
- Pero ¿No los visitarás? - pregunto la mujer - debería ser fácil, ya sabes, por lo que eres.
- Y peligroso - agregue - ya es hora de que me vaya - dije y decidí hacer algo que yo nunca haría - ¡Que Dios los bendiga - me volví y reí, esa frase era muy tonta para mi pero si a los humanos les hacia feliz, me veía obligado hacerlo.
Miré a los bebes por última vez y sin pensarlo mucho me encontraba en la otra parte del país, "Bueno, será difícil pero... podré lidiar con esto... hasta pronto hijos míos, espero vivan felices lejos de todo esto" pensé y segundos después alce vuelo, a fingir que nada de esto había pasado.
HOLAAAAAAA, soy Sally y está es mi primera historia Destiel y Sabriel, aviso que no tiene mucho que ver con la historia original y hay personajes de más (además de los que no son mios), pero espero que lo disfruten de igual manera, no es mi primera cuenta de watpadd pero no importa, quédense aquí jaja, agradecería que comentarán, compartieran y eso, Chao! Twitter: @LozaYoutuber PD: si hay algún error agradecería muchísimo si me lo dijeran ;)