Capitulo 8

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Estoy en la tienda mirando la televisión, son las 10 de la mañana, ¿quien puede venir a esta hora? Tan temprano, al menos para mi.
Me dispongo a poner la fruta en su sitio, ya que están desordenadas, en la estantería empiezo a colocarlo todo y miro las frambuesas, me sirvo una taza hasta arriba y me las como, me recuerdan a Ralf, cuando vino a por unas cuantas, y luego me regaló esa deliciosa tarta.
Se me ponen los ojos en forma de corazón, no es que esté enamorada, ni nada de eso, solo.. Me parece bonito lo que hizo con las frambuesas.

Son las 11:30, el tiempo se pasa lento, como puede ser que no echen nada en la tele que sea divertido, yo soy una romántica de la vida para que engañarnos, pero eso para cuando tenga novio. Ahora me centro en la tienda de frutas.

Llevo días pensando en poner una especie de sección donde haya batidos de todos sabores, coco, mango, piña, manzana, melocotón, frambuesas. Luego se lo preguntaré a mi madre a ver que opina.

En un rato, se empieza a llenar la tienda y me quedo asombrada, la gente era muy amable conmigo, no me miraban con superioridad ni nada de esas cosas que hace la gente desagradable, se les veía buenas personas, podrían tener de 25 años para arriba.
Al parecer mama y yo acertamos con la frutería.

De repente veo a Ralf, palidezco, eso quiere decir que la fruta le gustó, no he hablado más con el desde la llamada el día que me regaló la tarta, quizás quiera probar otra clase de fruta.

Hola deily, quisiera esta fruta de aquí y esta de aquí - me dice Ralf directo.
No digo nada y le atiendo, solo asiento y se la doy.
No, en realidad no las quiero. - Ralf las tira desordenando un poco la estantería que había ordenado.
Me quedo mirando las frutas, y le miro a el con cara de asco.
¿Quieres algo o no? - Pregunto para que no me entretenga más, hay mucha gente que atender.
Quiero frambuesas. - Esta fruta se va a convertir en su favorita, tengo el presentimiento.
Te gusta hacer tartas con frutas y esas cosas por lo que veo. - Digo alzando la voz.
Contigo hice una excepción, querida. -me guiña un ojo, me quedo mirándole sin saber que responder a eso, voy hacia la caja, me da el dinero y saca de su bolsillo una pequeña tarjeta blanca, no tiene nada escrito, yo le devuelvo el cambio sin dejar de mirar la tarjeta.
¿Tienes un bolígrafo? - Pregunta Ralf que me mira con esos ojos que me dejan completamente tonta.
Si claro. - Voy a por el bolígrafo que el me ha pedido y vuelvo, no tardo ni 2 minutos en aparecer detrás del mostrador de nuevo.

Se fue, sin decirme adiós, pero se dejó su pequeña tarjeta blanca, le doy la vuelta y creyendo que estaba en blanco había una pregunta escrita:

Deily Alans, ¿Quieres tomar un refresco de
frambuesas conmigo?

pero..¿como decirle la respuesta? El solo me preguntó, no creo que lo mejor sea llamarle, además no pone nada de esas tarjetas infantiles en las que marcas un Sí o un No con una cruz, que infantil soy..

La vida en frambuesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora