Despierto en medio de la noche, inmersa en la oscuridad del refugio y, buscando desesperada a Kai. Allí está, sentado sobre una silla de madera con los ojos azules sobre mí. Sus gruesos labios se curvan en una sonrisa tranquilizadora, yo le devuelvo la sonrisa y me castañean los dientes debido al frío. Él, con toda la buena intención, se tumba a mi lado y me abraza para inundarme con su calor; nos miramos a los ojos y en ellos veo claros síntomas de enamoramiento. Kai, no se merece enamorarse de una persona como yo, de una persona tan egoísta.
-Eres demasiado bueno -susurro.
-Tú también.
-No, Kai... He hecho cosas horribles, he matado y el pulso no me ha temblado, he mentido a las personas que quiero. Mi novio y mi amigo han tenido que tomar una decisión que les hará sufrir de por vida porque soy una egoísta. Solo he pensado en acabar con Arthur, y no me he percatado del sufrimiento que todas las personas que me quieren han soportado.
Una lágrima, gruesa y cálida, resbala lentamente por el caballete de mi nariz. Kai la seca con el pulgar y sonríe antes de cerrar los ojos.
-Eres buena. Puedo verlo y sentirlo -abre los ojos y su sonrisa se ensancha-, no debes tener miedo de ti misma.
-Cuando ya no queda nada más por sentir, sólo sientes miedo.
Es verdad, sólo siento miedo; creo que es lo único que siento desde que le corté la pierna a aquel agente de la C.R.E y luego le metí el muñón en el fuego. Miedo de mí misma y de lo que soy capaz de hacer, he matado; sólo por eso mi alma ya se ha quedado negra y, por mucho que ame, en ella ya no hay lugar para nada puro. Correría el riesgo de ser contaminada.
-De todas las personas que odian a Arthur, de todas que pensaban como tú -se levanta y me mira con dureza-, tú fuiste la única que dijo basta. Todos te admiran por eso, Leah... a ti y a Lucas. Él se levantó contigo y ha hecho de todo esto algo personal, como lo has hecho tú.
El recuerdo de mi mejor amigo, de mi hermano, de una de las personas más importantes de mi vida me duele; no sé decir si está bien o mal, no sé cómo le sienta su nueva condición de mega-humano. Seguramente, estará haciendo todo lo posible para venir a por mí, para ayudarme. Todos los que me ayudan acaban muertos; Henry, Tommy, Darlis, Liana, mi padre...
Como Kai, yo también me levanto de la cama y me aproximo a la salida del búnker. Él va detrás de mí.
-Entonces vamos a buscarlos, Kai -me sonríe-, sin la fuerza de ambos no podremos hacer mucho.
-Te equivocas, Leah; los fénix son diez veces más fuertes que un mega-humano. Quédate aquí, no tardaré más de dos días.
Las llamas que salen de su cuerpo me abrasan, tengo que saltar hacia atrás para no quemarme. Kai, ahora, es una bella ave roja y anaranjada cuyas puntas de sus plumas son el fuego más puro. Puedo asegurar que es casi igual a Seraphine, salvo por el hecho de que el tamaño de Kai es algo mayor. El fénix alza el vuelo hasta quedar a mi misma altura, con cada aleteo, virutas de fuego caen sobre la tierra yerma y devastada sin traer ninguna consecuencia. Tierra muerta, como medio planeta. Con algo parecido a un graznido, aunque más elegante y sutil, Kai aletea con fuerza dejan tras de sí una cortina de fuego y desaparece en el cielo encapotado.
Dos días... me pregunto que haré durante dos días completamente sola.
Observo todo lo que me rodea, todo un mundo negro y gris sin los colores que antes albergaba. La tierra, desde sus comienzos, fue un lugar oscuro lleno de muerte, envidia y supervivencia... ahora, debe ser mucho peor, los supervivientes deben haber hecho cosas horribles para seguir viviendo un día más y preparándose para volver a sobrevivir al día siguiente. Kai dice que no tengo la culpa, Lucas, Kane y los demás me han dicho lo mismo, ¿pero de quién es entonces? ellos están de mi parte, es obvio que para ellos no la tenga, pero la realidad es que la rivalidad existente entre Arthur y yo es lo que ha acabado con lo poco bonito que había de este planeta. Una rivalidad que comenzó mucho antes de mi nacimiento... pudo con mi padre, pero conmigo no y eso debe de estar matándolo. Mi padre... ni siquiera lloré por su muerte, por la de verdad; no es que me doliera menos, o que lo quisiera menos, sólo es que ya no me quedan lágrimas que llorar.
Entro en el refugio nuevamente y recojo una mochila en donde guardo comida, agua y mudas limpias. No voy a quedarme esperando como una boba dos días, iba dispuesta a encontrarlos a los dos, juntos o separados, me da igual... solo quiero encontrarlos de una vez por todas. cierro la puerta del refugio y lo escondo bien entre los trozos de madera ennegrecida y podrida.
Kai se enfurecerá cuando vuelva y no me encuentre, lo sé y puedo vivir con ello; además, él irá a buscarme como hizo hacía un mes. Borro de mis pensamientos a Kai y prosigo mi camino con un objetivo, o con dos, depende de como se mire. Encontrar a Aer y a Christian.
Sé que los encontraré, es una idea que persiste en mi mente desde hacía varios días. Tal vez sea la necesidad de encontrarlos lo que me hace creer que los encontraré, pero no solo lo creo, estoy segura al cien por cien que me reencontraré nuevamente con ellos, y más pronto de lo que realmente pienso.
Recuerdo los últimos minutos que estuvimos cerca, recuerdo a Darlis apartándome de ellos y colocándome tras su espalda y recuerdo como una bola de fuego ardiente se formó a su alrededor. Lo recuerdo todo como si hubiera pasado ayer.
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•Ya está disponible el booktrailer y los personajes de mi nueva historia: Drek.