Casi no podía creer que me dejaran amordazada dentro de un lavabo en un restaurante mexicano en ruinas. Ha sido un reencuentro de mierda y eso me hacía sentir completamente vacía.
Me embutió a comida, me amarró y amordazó y se largó a buscar a Arthur para acabar con él. Estoy cabreada, y me costará perdonarles por lo que me han hecho.
Deseo con todas mis fuerzas, las que me quedan después de luchar inútilmente contra las cuerdas, que Kai me encontrase. Cuando creía haber perdido la esperanza, alguien tira la puerta del baño del restaurante mexicano abajo. Kai.
Parece que lo había llamado con la mismísima mente. Él se me acerca con prisas y me quita la mordaza.
-¿Quién te ha hecho esto? -me pregunta con rabia.
-Han sido ellos... No querían que me acercara a Arthur, me mantienen al margen.
-¡Te dije que me esperaras! No sabes el horror que he pasado, Leah.
Sus gritos, en vez de asustarme, me llenan de felicidad, a pesar de que nunca antes me había gritado.
-Lo siento.
-Por suerte sé dónde están ahora mismo -Me quitó las cuerdas y me ayudó a levantarme -. Hueles a ajo.
-Me ha metido comida hasta por la nariz...
Kai sonríe, le ha hecho gracia. El fénix me tiende una pistola y me deja salir a mí primero del lavabo.
Kai me revuelve el pelo de forma juguetona.
-Me alegro de encontrarte -dice-, y sé que esto es cosa tuya también así que voy a dejar que vengas conmigo.
Lo abrazo con fuerza, de forma impulsiva. En el espejo agrietado que tengo frente a mí, el reflejo de Aer se plantifica. ¿Aer?
Me giro rápidamente pero sólo veo el cuerpo de Christian con el rostro congestionado, acto seguido, vuelvo a mirar hacia el espejo y veo, nuevamente el reflejo de Aer.
-Sí. Es una forma de que se den cuenta de que somos dos -musita Christian, con rabia en los ojos. Se percata en Kai, al que no mira de forma amigable-, tú eres Kai, su famoso amigo.
-Sí, y ahora que estamos todos, debemos volver a...
-Deberías llevarla de vuelta -dice Christian-, yo me quedaré hasta encontrar a Arthur y matarlo.
Niego con la cabeza, sin dar crédito a los escuchaba mis oídos. Miro a Kai y él, con una nueva sonrisa, niega con la cabeza y se aproxima a Christian.
-Mírala -dice-, ¿crees que no volverá ella sola? Hacemos algo, yo vuelvo y aclaro todo lo que tengo que aclarar y ella se queda con... Vosotros. Sabréis protegerla.
Los ojos de Christian, su ojo negro y su el de serpiente, se posan en mí. Su expresión pierde la dureza que antes había en ella y esboza una media sonrisa; yo, de forma inconsciente, vuelvo a mirar el reflejo de Aer, también sonríe y en sus ojos están la ternura y la dulzura personificadas. Lo echo mortalmente de menos, a pesar de tenerlo tan cerca. Kai, antes de marcharse, me da un último abrazo.
-Nos vemos pronto. -Susurra en mi oído.
Asiento.
En nuestra soledad, Christian se me acerca con rapidez y me besa. No es un beso inocente, ni siquiera se parece a los besos de Aer; hay pasión, lujuria y amor en sus labios y en la incipiente barba negra. Sus manos se apoderan de mi cintura y me pega a su cuerpo con fuerza.
-Te he echado de menos y perdona por encerrarte, pero no queremos volver a perderte, Lee -su voz es solo un hilo suave y cálido-. Volví después de la explosión, sabía que no estabas muerta porque la zona donde te encontrabas antes de la explosión estaba intacta gracias a Darlis. El problema fue no saber nada de ti, no sabes lo que es sentir lo que sentimos por doble.
-No podéis dejarme fuera. Odio a Arthur tanto como vosotros, y quiero ser yo quien lo mate.
Siento sus manos en mi rostro, acariciándolo con suavidad. La punta de su nariz se pega a la punta de la mía, siento un agradable cosquilleo ante su contacto. Me quita la pistola que Kai me había dado y la mira con atención.
-Vale -accede devolviéndome otra vez la pistola-, pero liberaremos a Addy primero, volveremos a Spectrum y planificaremos con cabeza. No sé dónde está Arthur, pero sé que trasladarán a Addy a alguna parte.
-¿Cómo sabes eso? -le pregunto.
-Aer me proporciona habilidades, como la posesión. Supe lo del traslado pero no a dónde.
Tira de mi mano hacia un almacén tras la cocina. En el almacén, hay un pequeño camastro donde se ha estado quedando todo el este tiempo transcurrido.
Coge una toalla. Señala un pequeño baño con la cabeza, yo entro y cierro la puerta; hay una ducha muy pequeña. Deseaba ducharme y eso es lo que voy a hacer, me quito la ropa con rapidez y me meto en la ducha sin cortina y sin mampara. El agua sale helada, pero no me importa, cojo la pastilla de jabón con olor a menta y me enjabono hasta casi levantarme la piel. Lo echaba de menos...
Al terminar de ducharme, me miro al espejo y me fijo en mi reflejo; mis pómulos están muy marcados y mi piel había perdido varios tonos hasta quedar pálida, mi pelo había perdido brillo y suavidad. Rebusco entre las cajas que hay a un lado del pequeño baño y encuentro una maquinilla. La enchufo y la enciendo, me quedo mirándola varios minutos hasta decidir qué hacer con ella, no me cuesta mucho decidir. Paso la maquinilla por el lateral derecho de mi cabeza desde la sien hasta la nuca y repetí lo mismo por el lado izquierdo hasta lucir un peinado mohicano.
Entre el peinado y las heridas parezco una chica dura, me gusta mi nueva imagen, aunque estoy segura de que a los demás no les agradará. Me siento diferente y eso es lo que importa realmente, además, desde hace varios meses mi imagen ya no me importa tanto cono me importaba antes.
Salgo del baño. Pensaba que me encontraría con los ojos expectantes de Chris pero no. Tanto Chris como Aer en su interior, duermen plácidamente a un lado del camastro bajo una manta. Me habían preparado un huequecito, donde me acomodé. Cierro los ojos y aspiro el olor que emana de su cuerpo, a menta y, un poco a sudor, pero no me incomodaba, es algo real que me llena de dicha y consuelo.
-Os quiero. -Susurro, refiriéndome a los dos.
No considero esa situación una ventaja sobre no tener el peso de elegir entre los dos, pero, por otra parte siento cierto alivio. Soy de esas personas que preferirían irse por un camino diferente antes de elegir con quién estar, el hecho de que estén juntos en el mismo cuerpo, me permite estar con los dos para siempre, quererlos todo el tiempo que me quede de vida. Que, por desgracia sé, que no queda mucho.
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•Holaa! Pasaos por mi otra cuenta the-clockwork-wings donde estoy escribiendo otra historia.