Capitulo 36

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Al abrir los ojos, estaba en una habitación que no era la mía, al acostumbrar mis ojos, pude notar una maquina a mi alrededor, en mi mano podía sentir la aguja bajo mi piel, de acuerdo ¿Qué hago en un hospital? 

Al levantarme todo me dio vueltas, haciendo que se me revolviera el estomago, busque algo cerca y vomite en un recipiente que estaba a mi lado hasta que las luces se encendieron, molestando mis ojos.

—Hola, señorita Wayne ¿Cómo se siente? —dijo una enfermera, joven.

—Hola, lo siento —digo viendo el recipiente—¿Qué hago aquí?

—No se preocupe. Su novio la trajo, por lo que pude escuchar estabas saliendo de tu habitación y te desmayaste. Mañana te puedes ir, solo fue una baja tensión por el analgésico que tu madre difundió en el té.

— ¿Puedo ir al baño? —pregunte levantándome de nuevo.

—Sí, claro—dijo acercándose, poniendo el suero en unos de esos brazos movibles—Su novio la está esperando desde anoche...

—Dígale que pase, por favor—dije entrando al baño, vacié mi vejiga, acomode mi cabello y cepille mis dientes. Al salir Estefan esperaba por mí, estaba sentado en la cama, despeinado y cansado.

—Hola—dije acercándome.

— ¿Estas bien? —pregunto viéndome de arriba abajo.

—No tengo frió, no me duelen los hueso...—al llegar a él, me abraza un poco fuerte.

—Demonios, Hal—susurra en mi oído— ¿Realmente estas bien?

—Sí, solo ha sido un pequeño desmayo—dije acariciando su cabello—Una mala noche, pesadillas, nada interesante.

— ¿Por qué no me llamaste, Hal?

—No te voy a llamar por una pesadilla, Estefan—respondí sonriendo, él coloco su mano en mi cuello y me beso.

—Llámame, aunque sea solo una pesadilla ¿De acuerdo?

—Bueno, está bien—volví a besarle y me detuve rápidamente—Espera, mi madre... ella te vio.

—Sip.

— ¿Te interrogo?

—No, pero me dijo que quería cenar conmigo y tener una charla—dijo riendo.

Santos cacahuates.

— ¿Charlar? ¿Charlas? ¿De qué?

—No lo sé, pero también me dijo que cuando despertaras no me alejara de ti, podría aprovechar para poder dormir un poco, tampoco tuve una linda noche, cuando llegue a tu habitación me imaginaba que iba a dormir un poco pero bueno, nada de eso sucedió.

—Y lo lamento—puse mis manos en sus mejillas.

—Podría dormir allá—dijo viendo el sofá detrás de él.

—O aquí—le di algunos golpecitos a la cama—Es grande y soy pequeña, podría compartirla.

—Solo di que quieres compartirla—puse mala cara, riendo a su razón.

—Como digas ¿Dónde están los chicos?

—Allie los está cuidando—frunció el ceño—Le debo mucho a ella, eh—rió—Mañana vienen.

— ¿Quieres acostarte? —pregunto sentándome a su lado, él niega con su cabeza.

—Sonara un poco cursi pero ahora solo quiero hablar contigo—fijo su mirada al suelo—Estaba muy preocupado y pasaste toda una tarde durmiendo y lo mínimo que quiero hacer ahora es dejarte dormir.

Imperdible amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora