Capitulo 115

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—Te ves hermosa—me incline a besarle justo cuando venían a hacerles los exámenes.

—Gracias amor—hable dándole un beso rápido, acompañándolo afuera mi madre nos estaba viendo, aproveche para acércame a ella.

— ¿Te encuentras bien? —voltee a verla cuando Estefan se perdió de mi vista, pase mi mano por mi rostro y suspire.

—Si aun mantengo lo de la promesa, no se me ha olvidado...

—Y me alegro por ello pero de eso no quería hablarte—me le quedo viendo desconcertada.

— ¿Qué es lo que quieres hablar?

—Anoche estaba hablando con Haziele y todo lo que le ha sucedido a Estefan y a ti...—se estaba enredando, me estaba desesperando.

— ¿Madre, que es?

—Haziele y yo hemos decidido que te quedes aquí, una semana hasta que Estefan se recupere del todo, solo una semana nada más—al oír eso mi corazón brinco de su sitio.

— ¿En serio? —pregunte insegura aun, abrazando a mi madre.

—Sí, igual ya en casa todo está listo y de aquí podemos irnos.

—Gracias, gracias—dije meneándola de un lado a otro.

—Haziele me va a enseñar algo, quizá nos tengamos que ir luego de que a Estefan le terminen de hacer los exámenes, no te portes mal—dijo sonriéndome.

—No lo hare...

Media hora después de charlas, Estefan estaba ingresando a la habitación, la felicidad que estaba sintiendo era grande, las tres entramos cuando lo estaban acostando en la cama.

— ¿Cómo te sientes, hijo? —preguntó Haziele tomándole la mano.

—Me he sentido mejor pero no es para hacer un drama—dijo sonriéndome.

—Voy a ir a casa a preparar las cosas para ti para que se te haga mas cómodo—dijo besando su mano—Mañana vendré temprano.

—Sí, ya quiero salir de aquí.

—Pronto, hijo, pronto, solo ocúpate de recuperarte.

—Hasta mañana—dije besando a aquellas dos mujeres, ellas se fueron dejándonos solos, yo comencé a bailar en la habitación haciéndole reír.

— ¿Hablaste con tu madre? —y de repente deje de bailar fingiendo seriedad.

—Ah sí, eso—me acerque a él—Me dijo que podía quedarme una semana más, digo, sé que no es lo que quieres...

—Solo calla—sonrió tomando mi mano, acercándome a él para que lo besara.

—Al parecer tu madre la convenció o algo parecido—respondo a su pregunta imaginaria—Me quedare hasta que te encuentres mejor.

— ¿Serviría fingir malestar un buen tiempo? —preguntó cuando estaba pasando mis dedos por su desordenado cabello.

—Eso no es tan mala idea.

—No te alejes de mi—susurró viéndome fijamente—Esto sonara muy tonto pero adaptarme a estar sin ti se me ha sido difícil.

—Lo sé, no has sido el único—respondo a media voz.

—Debo confesarte que cuando me dijiste que te ibas a Reino Unido no dude en imaginar todo un drama...

— ¿Todo un drama?

—Vas a estar lejos, Hal, lo que tenemos no se qué va a pasar, sonará muy egoísta pero conocerás personas nuevas, idiotas nuevos y yo no estaré ahí y no quiero que me alejes de ti—eso ultimo casi fue audible.

—Eso no va a pasar, Estefan—fingí firmeza estaba hecha papilla por dentro—No te voy a alejar de mi, aun me sigues gustando y sé que estamos en una situación difícil, ni siquiera sé en qué situación estamos pero nada de eso va a pasar, yo seguiré manteniéndote aquí

—No sé qué decir—susurró unos minutos luego, sonriendo.

—Olvidemos que tengo que irme, solo pensemos en esta semana y que es lo que tenemos para estar juntos.

—Una semana, debo aprovecharla, aprovecharte—dijo a la vez que hacia un espacio en la cama—Acuéstate conmigo.

— ¿Estás seguro? No quiero lastimarte—susurro quitando mis zapatos.

—Solo hazlo, no me vas a lastimar.

Y eso hice con cuidado me acosté a su lado, su mano sana se depositó en mi espalda baja, lo mire y le bese, extrañaba estar a su lado, extrañaba esto.

Me puse a llorar.

— ¿Por qué lloras? —preguntó cuando apoye mi cabeza de su torso, sintiendo sus latidos.

—Te extrañaba—admití sorbiendo mis mocos, sin verle.

—No llores, sabes que no me gusta.

—Pero es que...—subí la mirada para encontrarme con sus labios, besándome como él sabía hacerlo, sin dejarme con aliento.

— ¿Eso está permitido aquí? —me sobresalte viendo a Haziele entrar con comida. Iba a sentarme pero Estefan me detuvo.

—Pensé que ya se habían ido—habló Estefan no podía articular palabra alguna estaba avergonzada, bueno, al menos tenia la ropa puesta.

—Sí pero traje lo que me pediste—alzó la bolsa de comida—Hamburguesas para los dos.

—Gracias—susurre sonrojándome, ella sonrió.

— ¿Tu madre ya te dijo sobre tu estadía aquí?

—Sí, gracias por hablar con ella...

—No cariño, más bien ella me lo sugirió a mí—mire a Estefan sorprendida.

—Eso es...

—Lo sé—dije pestañeando. Ella se nos acercó y nos plantó un beso a la frente a los dos.

—Pórtense bien y no hagan nada indebido, no olviden llamarme si necesitan algo, por favor.

—Lo haremos.

—Nos vemos mañana—dijo yéndose, me quede pensando sobre mi madre, pero eso ya había sucedido, creer en falsas ilusiones estaba sobrevalorado.

—Mi madre cambio desde que llegó aquí—susurró—Si la comparas a como era antes, no la reconoces.

—Quizá era el lugar en la que estaba siendo rodeada—respondí volviendo a suspirar.

—Hubo un tiempo para acá que dude si aun teníamos algo—dijo de repente, viéndome fijamente—Nunca hemos hablado de terminar, estaba confundido.

—Lo somos—afirmo—Ni quiero pensar en la palabra con t, me pone de los nervios.

—Entonces no hablemos de eso, amor.

Habíamos comido y había ayudado a Estefan a levantarse de la cama, aunque me negara que le doliera y que fuera un simple golpe, él seguía insistiendo que no era así, la enfermera volvió a revisarlo y se fue, pocas horas después estábamos dormidos, estaba durmiendo, nuevamente me di cuenta que extrañaba esto.

Imperdible amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora