Capítulo 13

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No sé cuánto tiempo estuve metida en el agua, solo sé que no tenía ganas de salir si no fuese porque a lo lejos veo venir a un chico con una tabla de surf verde. Como la de Ethan. Sonrío.

Salgo del agua lo más rápido que mis piernas me dejan, para que el chico que venga no me vea en ropa interior, y voy corriendo hacia las rocas donde había dejado mi ropa momento antes.

- ¡Mierda! – me digo - ¡Qué estúpida soy!

Me miro y miro a la ropa. Me miro y vuelvo a mirar a la ropa. Me vuelvo a mirar y... ¡que mierda! ¿Cómo se supone que me tengo que vestir si estoy completamente mojada?

- ¡Qué inteligente eres, Carol! – me felicito irónicamente.

Me escurro el agua del pelo y me peino con los dedos antes de que no se me hagan demasiados nudos. Vuelvo a mirar la ropa y opto por colocarme la camiseta aunque se me moje, ya que el chico cada vez está más cerca y me va a ver con el horrible conjunto.

Cojo el pantalón y las bambas y me giro con la intención de desparecer de esa cala lo más rápido posible. Entonces mis ojos, como por arte de mágica, se encuentran con los ojos de un chico alto, moreno y increíblemente guapo.

- ¡Ethan! – chillo poniéndome la mano en el corazón.

- Ya decía yo que te parecías mucho a mi vecina... - sonríe.

Bajo la mirada y me centro en mis pies. Empiezo a notar como me vuelvo a sonrojar sin motivo alguno.

- ¿Te estabas bañando con ropa interior? – frunce el ceño con una mirada picara.

- Emm... bueno... - me toco la nuca.

- Te recuerdo que hace una semana me rechazaste la oferta de bañarte conmigo – me guiña el ojo y entonces, caigo rendida a sus pies.

- Bueno... es que...

- ¡No hay excusa alguna! – dice clavando la tabla en el suelo.

Entonces me hago la valiente y le miro a los ojos. Ahora se le ve tan bien... No lo entiendo. Hace tan solo unas horas estaba en su casa gritando y oliendo a alcohol por todas las esquinas.

- ¿Te vienes? – me señala el mar con un gesto de cabeza.

¿Debería?

- Venga va, no seas sosa, rubita. – insiste y me da un delicado golpe en el hombro con su puño.

Sí, creo que debería.

- Bueno... pero gírate y no me mires hasta que me haya metido dentro. – le hago una señal con el dedo índice para que se dé la vuelta.

- ¿En serio?

Abre sus manos y le vuelvo a repetir el gesto para que se gire.

- Te recuerdo que tengo una hermana pequeña – me informa mientras se gira – ya sé cómo sois físicamente las mujeres ¡Yo bañaba a mi hermana cuando era solo un bicho enano! – grita graciosamente.

Me quito, por segunda vez, la camiseta y cuando me tiro de cabeza al agua y vuelvo a salir para coger aire le silbo y él se gira rápidamente. Me regala una de sus sonrisas perfectas y, dejando la tabla de surf en la arena, se mete de un chapuzón en el mar, conmigo.

Cuando saca la cabeza para poder coger una bocanada de aire, me quedo hipnotizada.

<<Es tan guapo...>>

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