Solamente quería tirar mi birrete al aire cómo cualquier persona normal lo haría. Nunca pensé que eso conllevaba tener que soportar cosas que jamás imaginé. Todo era mágico en mis pensamientos, pero ¿realmente iba a serlo en verdad?
No me pasó por...
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—¿Dónde te habías metido? — esta chica me volverá loca.
—Fui a comprar algo de tomar.
—¿Todo el partido?
Resoplo cansadamente.
—Sí, pero no importa. Ya estoy aquí.
—Vamos para la fiesta hoy y bailaremos. — comenta despreocupada mirando hacia su frente.
—Presiento que me estás incluyendo en unos planes donde yo no quiero estar.
—Ándale, no seas malita. Ve por primera vez conmigo a una fiesta. Llevamos poco conociéndonos, lo sé, pero soy de confiar. Si tus papás no te dejan por la hora de llegada, te puedes quedar en mi casa y hacerles una pequeña mentira.
—¿Quieres que les mienta a mis padres? ¿Así es como quiere que comience nuestra relación?
—Sólo es una sugerencia, por si no te dejan salir.
—Estás loca. Realmente lo estás.
—Me lo han dicho varias veces, pero jamás le hago caso a eso.
Miro a la chica que está a mi lado. Lo primero que la describe son sus enormes ojos marrones. Su cabello color marrón largo y sus enormes pestañas que llaman la atención de inmediato.
—No vivo con mis padres. Pásame la dirección del lugar y la hora a la que quieres que nos encontremos. Te veré allá.
—¿En serio?
—¿Crees que soy una mentirosa?
—Para nada. -—da grititos — Te la envío por WhatsApp. Eres la mejor, pero debo irme, tengo clases. — dice y sale corriendo.
No puedo creer que después de un día tan irregular nos manden a tomar nuestra última clase y para completar la mía es Física. Empiezo con ciencia y termino con ciencia.
(.)
Miro por una vez más la dirección del lugar, pensando si realmente debo ir. La verdad es que tengo ganas, pero al mismo tiempo no. Últimamente soy una chica indecisa en momentos como éste.
La fiesta es en casa de uno de los chicos del cole. Para poder llegar sin que llame demasiado la atención debería de ir en taxi o en el bus. Aunque el lugar no queda muy lejos, son como diez o quince calles pero no me apetece llegar sudada.
Llevo puesto algo inusual en mi, unas zapatillas estilo ballet, un vaquero y una camisa holgada color rosa pálido.
Me adentro en el taxi que detuve y sin más le dejo la dirección que me envió Meredith.
Ella, ¿qué puedo decir? Es una chica que de verdad ha llamado mi atención al instante en que compartimos más que palabras, un trabajo. Es hiperactiva y siempre está activa para cualquier cosa, de todo se entera y lo más dulce es que me lo comparte todo.
