Me deslizo por casa de Liam con mis pies descalzos. Me siento rara mientras toco y utilizo los enseres de aquí. A lo mejor y es por el hecho de que es la casa de Margareth y no la mía.
Bato los huevos mientras pienso un momento la actitud del chico. ¿Cómo ha sido tan lindo? Jamás hubiera imaginado que hiciera algo así por mí. El respetarme —aunque yo quería lo contrario— y contemplarme de una manera que antes jamás nadie había hecho. Siempre escuche que Liam era de todo y entre ello que era un mujeriego enfermo sexual. No sé si sea verdad, pero quiero que conmigo lo sea si se presenta la oportunidad. Aunque a lo mejor puedo ser muy poca cosa para él. ¿Realmente gustará de mí? Por lo que a mí respecta, él me encanta y no es broma. Pero Kelly... maldita Kelly, es una piedra que me jala hasta el fondo del mar y no me deja tomar bocanada de aire. Y es por eso que debo dejar salir lo que sé, si es que quiero estar bien sin ningún tipo de problema.
—¿Cuándo piensas darme de comer? — la voz adormilada de él me hace sobresaltar. Más es mi sorpresa al darme cuenta que está atrás mío.
Giro mi cuerpo y le miro a los ojos. Están más claro de lo normal gracias a que la luz del sol penetra abruptamente por los ventanales.
—Estoy en proceso de alimentarte.
Sonríe y luego mira mis labios.
—Quisiera besarte, pero no es lo adecuado... si comienzo no podré terminar.
Cierro mis ojos procesando lo que acaba de decir. Yo estaría encantada de estar debajo de su cuerpo mirando su rostro y disfrutando el momento.
—¿Quién ha dicho que quiero que termines?
Él no se esperaba mi contestación dejándomelo saber por la expresión que ha puesto al escucharlo. Nos quedamos mirando unos segundos directamente, el ambiente se siente pesado, pero no tenso. Luego de comernos con los ojos, nos abalanzamos uno al otro. No hay más qué hacer.
En este momento no me interesa los huevos, no me interesa nada. La rudeza que tenemos ambos es inexplicable, es como si nos necesitáramos urgentemente. Mis manos pasean felizmente por su cabello y cuello; las de él por mi cintura y cadera. A mi no me molesta el que quiera manosear, al contrario eso me pone con más sensaciones. Besa mi cuello y yo le permito el paso echando mi cabeza para atrás. Él con su mano tira lo que está en la encimera haciendo que todo haga un extravagante sonido. No le damos importancia y continuamos besándonos.
—Los huevos... — susurro.
—Shh — me calla.
Me besa y luego se aleja dejándome sentada en la encimera. Apaga los huevos y vuelve a mí. Me da tiempo a mirarlo, sus labios están rojos como siempre que sucede cuando nos besamos.
—¿Quieres continuar con esto? — apoya su frente en la mía.
Esa es una maravillosa pregunta, pero mi respuesta es la misma. Sí. Realmente hay muchas personas que desperdician algo delicado con el primero que aparezca para obtener popularidad o simplemente ser "igual" a las demás. Al menos yo sí estoy enamorada y Liam... no sé si realmente sea mutuo. Yo daré al cien por ciento, lo mejor de mí sin obtener nada a cambio. Esto es lo que quiero y esto es lo que haré. Esto es una decisión definitiva.
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Una nerd con doble identidad.
Teen FictionSolamente quería tirar mi birrete al aire cómo cualquier persona normal lo haría. Nunca pensé que eso conllevaba tener que soportar cosas que jamás imaginé. Todo era mágico en mis pensamientos, pero ¿realmente iba a serlo en verdad? No me pasó por...