Epílogo.

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Sobo mi vientre mientras observo detenidamente el campo en donde está Liam jugando

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Sobo mi vientre mientras observo detenidamente el campo en donde está Liam jugando. Tengo un poco de tensión al ver en el tablero que el equipo Universitario de Liam está perdiendo por cuarenta puntos. Tampoco es que me ponga terriblemente mal, pero siempre me gusta ver lo contento que se pone al ganar un partido. Amo eso de él, esa alegría con la que corre a los camerinos cuando es ganador de uno.

Solo falta casi diez minutos de partido y no creo que en lo que quede pueda ganar, por lo que bajo las escaleras de los asientos, tengo que acercarme a los cambiadores. Aprieto la cartera de lado mientras paso por entre medio de las personas que habitan el parque. Vuelvo y miro el tablero antes de llegar por completo al área del campo, suelto un jadeo al ver que todavía no se han acercado lo suficiente como para ganar el partido. Sonrío de lado mientras veo cómo ya los chicos comienzan a quitar sus protectores faciales, anunciando de ante mano que ya han perdido, aunque es obvio si observas el tablero.

Así han sido estos dos años, donde lo único que hago es estudiar online, comer, dormir y acompañar a Liam a sus partidos. Muchas de las veces por estar embarazada, me han dado privilegios de regalarme la comida y eso lo agradezco demasiado, me encantan los Hot Dogs con carne, cebolla, kétchup, mostaza y patatas fritas saladitas. Por cierto, debería de ir a comprarme uno...

Me quedo en la entrada de los vestidores aguantando fuerte lo que llevo en mis manos, en los puños. Es cuestión de dos segundos a que aparezca por aquí. Por los altavoces dicen quiénes evidentemente son los ganadores y mientras eso pasa, ya los jugadores están descendiendo del campo.

Veo que Liam viene absorto en sus pensamientos, mirando el suelo. Lo miro con lástima ya que no está emocionado como siempre, ya que usualmente siempre gana. Cuando veo que está relativamente cerca, le echo por completo el confeti que llevo en mi mano derecha y en mi mano izquierda llevo un silbato de cumpleaños. Hago el ruido necesario cómo para llamar la atención, todos sonríen al verme, pero en especial lo hace Liam.

—¡Felicidades! — grito abrazándolo, no me interesa que esté sudado y apestoso — No importa, para mí eres el ganador — beso sus labios castamente — Han hecho todos un enorme trabajo.

Los presentes me miran sonriendo y las pocas mujeres de los jugadores, sonríen también. Soy la única loca con estos inventos de querer felicitar a su marido, aún así haya perdido, pero eso es lo que más me gusta, dejarle saber que aunque gane o pierda, para mí es un campeón siempre. Y para Lianna también.

—Gracias mi amor, por ti es que estoy aquí y he llegado tan lejos — besa de vuelta mis labios — Te amo.

Algunos compañeros gritan y cuchichean sobre nosotros. Un "eeee", junto a silbidos, es lo que se escucha. Son todavía tan niños y eso que andan en la universidad.

—Me iré a cambiar, linda. Espérame en el auto — sonrío delicadamente antes de decirle que está bien, pero que no se crea que no pasaré por la cantina para comerse ese Hot Dog.

Una nerd con doble identidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora