Capítulo 6

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Hola Holita :3, no he podido subir antes porque he estado de vacaciones lo siento muchisimo, pero aquí esta e intenso este capi, los que vienen se pone más ya que se descubriran cosas oscuras. Me encantan todas las lecturas y gracias por todos los comentarios. Si os gusta estrellita o comentario, me encantaria saber que pensais, os quiero!

Estaba nerviosa, muy nerviosa, sentirle tan cerca y  ebria hacía que todas las emociones se intensificaran y a causa de mi situación sentía unas ganas inmensas de besarle, acariciarlo y sentirlo, pero yo solo deseaba que él sintiera lo mismo que yo.

-          ¿Podemos sentarnos? – estaba mareada, todo me daba vueltas.

-          Claro, ven. – me agarró más fuerte y me ayudó a sentarme.

-          ¡Auch! – me dolían los pies.

-          ¿Te duelen? – señaló los tacones y yo asentí.

Los cogió y con mucha delicadeza saco la pequeña cuerda de la hebilla, los deslizó por mis pies y luego los dejó a mi lado.  Apoyó mi pierna en su rodilla para luego coger la otra y repetir el proceso, cuando tenía las dos piernas en sus rodillas, cogió mi chaquetilla la puso en el reposa manos del banco y apoyó mi cabeza, estaba realmente cómoda, cerré los ojos y todo volvió a darme vueltas, de repente note sus manos en mis doloridos pies y solté un leve gemido, empezó a hacer círculos por toda la planta de ellos, era relajante, muy relajante, cuando acabó con uno empezó con el otro dejándome tocando el cielo, era muy hábil. - ¿Mejor? – asentí. Cuando acabó con la planta de los pies masajeo mis tobillos que también me dolían.

-          Gracias. – sonreí con los ojos cerrados, si era un sueño no quería despertarme nunca de el.

Me vino un fuerte mareo y lo siguiente que recuerdo es ver como vomitaba, tenía mis manos muertas a los lados de mi cuerpo y mi cabeza y mi cabello estaban sostenidos por Sandro. ¡Dios qué vergüenza! Todo me daba muchas vueltas y apenas  podía abrir los ojos, notaba el actualmente amargo gusto del alcohol y como me martilleaban la cabeza una y otra vez tortuosamente.

-          ¿Estás mejor? ¿Quieres algo? – escuché su cálida voz ¡Qué vergüenza encontrarme en esta situación!

-          Agua. – supliqué.

-          ¿Puedes aguantarte y tienes una goma? – asentí y me sujeté la cabeza mientras él me hacía un moño en el pelo. – Ahora vengo, voy a buscarte agua. – no contesté.

Levanté un poco la cabeza e intenté observar en qué lugar me encontraba, se escuchaba las olas a lo lejos y corría una suave y calmante brisa marina, tenía los ojos entrecerrados, quería abrirlos pero no podía, una fuerza superior a mi me lo impedía, me sentía asquerosamente mareada, sucia y avergonzada.

-          Toma, está fría, espero que no te importe.

-          Gracias. – volví a vomitar.

-          Espera. – me cogió de la cara y con un papel me limpio los labios, me lo quedé observando, lo poco que llegaba  a abrir los ojos, estaba hermoso, preocupado pero hermoso. Limpiaba mis labios con delicadeza y me cogía el mentón con suavidad, como si toda yo fuera de porcelana. – Ya está. – le sonreí. Abrió la botella y me la dio. – Bebe. – Bebí y me sentó bastante mejor. – Espera, no te agobies, tira la cabeza hacia adelante.  – hice caso. Aparto mi pelo y tiro un poco de agua por la nuca, me hizo sentir realmente bien, poco a poco todo se aclaraba y dejaba de dar vueltas. - ¿Mejor? – asentí.

-          Tengo calor y el agua me ha sentado muy bien. – Me miró.

-          ¿Quieres bañarte? – le miré sorprendida pero sin pensar asentí. Intenté levantarme pero no pude, Sandro me cogió en brazos y cerré los ojos, de repente noté una suave arena debajo de mí y vi cómo se quitaba la camiseta y luego los pantalones. - ¿Necesitas ayuda? – negué, no quería que me ayudara a quitarme la ropa, bueno una parte de mi si quería.

AMARGAMENTE DULCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora