Se que dije que lo subiria el martes, pero no he tenido tiempo son las 2 de la mañana del miercoles, así que no me he retrasado mucho, lo siento, he estado ocupada, espero que os guste y recordad, si os guste estrellita o comentar que me encanta saber vuetras opiniones, os quiero ! :3
Era una sensación súper extraña, sabía que estaba en un sueño y lo extraño era que yo no era la protagonista, pero yo estaba allí me veía a lo lejos, estaba con un hombre, pero no podía reconocerlo estaba de espaldas, me estaba acariciando el brazo, lo extraño era que sentía lo que hacía pero no me movía yo.
Ella, bueno es decir yo, le acariciaba el muslo, me acerqué para poder descifrar de quien se trataba, estaba justo delante de ellos, pero ni mi yo ni él parecían verme. Ese hombre era Clark. Escuché la conversación.
- Bebe, sabes que estaré siempre aquí, ¿No? - le abracé.
- Si, muchas gracias. - le miré y de repente dentro de mi sentí una conexión, como la que estaba sucediendo allí. Él me miraba, bueno a ella, que era yo. Se juntaron nuestras frentes, y yo lo noté en la mía. Nuestras narices se acariciaban, no podía creer lo que iba a suceder. A mí me gusta Sandro, más que eso aún que no me gustará reconocerlo. ¿Qué estaba haciendo con Clark entonces? Que si que era un sueño pero lo que más me dolía era que me gustaba, me gustaba lo que me hacía Clark y que lo hiciera Clark, me estaba besando y yo notaba esas corrientes por todo mi cuerpo, como si lo viviese. Era desconcertante.
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- Peque... - notaba que me daban pequeños besos en el cuello. - Pequeña... - iba saliendo de ese bonito y a la vez espeluznante sueño. - Pequeña, ya hemos llegado. - gruñí. - Va, despierta.
- ¿Ya hemos llegado?
- Si, mira a tu alrededor. - obsevé y evidentemente, estábamos en las Bahamas.
Bajamos del avión y recogimos nuestro equipaje, pedimos un taxi que nos llevo al hotel, era precioso. Tenía un espacioso hall, era hermosamente elegante, con lamparas de cristal, suelos de mármol, y para rematar un preciosa recepcionista. Miré a Sandro, la estaba mirando, fijamente, vale era guapa, pero me repateaba que lo hiciera.
- ¿Te gusta? - no pude evitar decirlo, cosa que a los dos segundos me arrepentí. Me miró divertido.
- Me gustas tu, con quien estoy a más de 1000 millas de casa. - me abrazó y me besó.
Recogimos nuestra llave y fuimos a la habitación. Era enorme, teníamos baño doble, con ducha y bañera, una cama más grande que mi dormitorio, estaba exagerando, pero es que era inmensa, armario de cuatro puertas, comedor, cocina, todo era elegante, con mármol, pomos bañados en oro y vistas extraordinarias.
- Wow! - explamó Sandro. - Esto es enorme. - reí.
- Pasaremos una buena semana.
- Y tanto pequeña.
Dejamos las maletas y fuímos a dar una vuelta. Nos dirigimos a la playa, a ver esas hermosas costas de las que presumía la isla. Cuando llegamos entendimos que presumían pero con razón, era todo maravilloso. Comimos algo por el paseo marítimo y luego compré un par de cosas que me gustarón.
- ¿Quieres un helado? - me preguntó.
- Claro. - nos acercamos a la heladería. Pedí uno de tarta de queso, me encantaba. Mientras Sandro pedía lo observé, me había tocado la lotería con este hombre, era hermoso, cariñoso, atento, caballero y italiano. Iba vestido con una camisa a tiras, que dejaba a la vista sus admirables bíceps, cosa que me gustaba pero me desagradaba ya que yo no era la única que se dedicaba a míralos. Llevaba unas calzonas hasta las rodillas tejanas que le sentaban como un guante, bueno, ¿Qué no le sentaba bien a esa escultura griega?
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AMARGAMENTE DULCE
RomanceUna historia que te hará trasnochar. Erotismo, sentimientos, poder, dinero, deseo, atracción, riesgos. AMARGAMENTE DULCE.