Hola de nuevo, me encanta que me estéis empezando a leer, realmente me emociona. Intentaré subir algo larguito y por favor comentarme o votar porque no se si realmente os esta gustando.
Dulce hogar. Después de un largo día y una larga noche por fin mis dolorosos pies tocaban el suelo.
-¿Desea tomar algo Srt. Rich?
- No, gracias Rachel, deseo dormir.
- Buenas noches.
- Igualmente.
Me tumbé en mi enorme y solitaria cama y creo que en menos de 3 minutos caí en un profundo sueño.
__________________________________________________________________________
Un Sábado soleado y caluroso en New York, mis amigas todas ocupadas y sin tener que ir a trabajar, no tengo suerte. Iré al museo de arte. Hacía demasiada calor así que no me acicalé mucho, recogí mi cabello en una cola de caballo, me puse un vestido ceñido hasta debajo del pecho y después suelto con estampado de flores color blanco que acababa a mitad de mis muslos, unas cuñas de esparto con encaje blanco y mi bolso crema a conjunto con una pequeña chaquetilla ya que en estos días el tiempo en New York variaba constantemente.
- Rachel, voy a dar una vuelta si llama alguien coge el recado por favor.
- ¿Vendrá a cenar?
- No lo sé, adiós.
Iré caminando ya que no queda muy lejos de aquí.
- 5,70$ por favor. - Era bastante barata. Le entregué lo que debía. - Gracias que pase un buen día.
- Igualmente.
Entre y me quedé sorprendida, era inmensamente grande y agobiantemente blanco. No sabía por donde empezar así que me dirigí al primer cuadro que me atrajo. Eran las señoritas de Avignon, era fácil de deducir que era de Pablo Picasso. Fui caminando viendo las diferentes obras de Dalí, Andy Warhol, Umberto Boccioni, me fascinaba el arte y los reconocía todos, hasta que llegué a una imagen dividida en tres cuadros, era precioso, en el primer cuadro, el más alto, se veía un sombrero blanco y el principio de lo que parecía ser un hombre de cabello moreno, en el segundo que estaba en el medio se veía la cara, piel pálida con unos brillantes, inspirantes y preciosos ojos azules, este segundo cuadro se cortaba a la altura de los orificios de la nariz y el tercero y último era la continuación de la nariz, había unos carnosos y rosados labios que formaban una media sonrisa, bajabas un poco la vista y podías observar la firme y marcada linea de la mandíbula, cuantos años debía de tener el hombre retratado, 55 o 60, era mayor pero realmente era impactante, ese cuadro me transmitía calma, tranquilidad, armonía, me acerque para ver el autor ya que raramente no reconocía un cuadro. "Sandro Tacconelli" Italiano. Decidí ir a la recepción para ver si se podían ver más cuadros de ese autor y por suerte la atractiva pelirroja me dijo que en la sala 4 había una exposición de sus recientes obras.
Me dirigí por donde me había indicado mirando los números de las puerta hasta que encontré la mía. Entre. Era una sala pequeña con bastante gente y un montón de cuadros de diferentes tipos en las paredes. Me fijé en uno, pintaba realmente bien este italiano. Me acerqué y miré el papelito blanco que indicaba su nombre "La caída del sol" este nombre le iba como anillo al dedo, se veía una puesta de sol pintada en diferentes tonos combinados, naranja, amarillo, rojizo, el azul gastado del océano y pequeños destellos blancos formando delgadas y elegantes nubes, era simple pero perfecto. Al lado del nombre ponía otra vez "Sandro Tacconelli" y con pequeñas letras cursivas 250$. Estaba dispuesta a comprarlo.
- ¿Te gusta? - escuché una voz masculina detrás de mi.
- Me fascina, es realmente hermoso. - sin girarme le contesté, estaba realmente embobada.
- Gracias. - ¿Gracias? me giré y lo entendí todo, tenía enormes rasgos italianos, ojos verdes, pelo castaño cobrizo, unos labios carnosos, si, de nariz para abajo se parecía al primer cuadro que vi de él, era alto, bastante alto, y corpulento aún que no de gimnasio.
- De nada. - me sonrojé, ¡Dios! Creo que era la primera vez que un hombre me intimidaba, no podría dejar que esto se me fuera de las manos. - Me gustaría comprarlo. - vi como se le agrandaban los ojos y sonreía dejando a la vista una perfecta linea blanca. Era hermoso.
- Claro, si quiere quedese por aquí que esta apunto de acabar mi exposición y hacemos el papeleo.
- Perfecto. - Le sonreí. Dio media vuelta sobre sus talones y se giró para hablar con un par de ancianas que admiraban otras de sus obras. Tenía una espalda perfecta ancha de los hombros y mas estrecha de la cadera, mmmm... tendría 26, 27 años. Empecé a caminar mirando otras obras, dos mujeres de espaldas desnudas, el retrato de una mujer mayor "para ti abuela, la dueña de mis sueños", una taza de café delante de una ventana que mostraba el frió invierno, tenía talento.
- Ya estamos solos. - me sobresalté y miré a mi alrededor, ¿Cuándo me había quedado sola? Le sonreí. - ¿Cuál era el cuadro que te gustaba?
- La caída del sol, si no recuerdo mal.
- Mm, perfecto, vamos a observar. - me hizo un gesto para que pasará por delante de él. - Aquí esta mi pequeña. - ¡Oh! Que tierno. No pude evitar reír. - ¿Te hace gracia? - Inclino su cabeza, y yo asentí y el se contagio de mi risa.
- Bueno, ¿Este es el precio por el cuál quieres venderlo , no? - pregunté para asegurarme.
- No - hizo un gesto de exageración. - Este precio es antiguo, ahora vale 600$ . - me asombré y vi como él se reía, esto era confuso. - No, que es broma, si este es el precio.
- Perfecto, ¿Y cómo lo hacemos, te lo doy en metálico, cheque, transferencia? - Sonreí.
- Transferencia y en cuanto me llegue te lo envió ¿Te parece bien? - no se cómo lo hacía estaba temblando y muy nerviosa.
- Si me parece bien, ¿Tu nombre es Sandro Tacconelli o es nombre artístico? - que estupidez acababa de preguntar, tierra tragame, río y tuve que bajar mi cara de la vergüenza ¡Maldita sea!
- Si es mi nombre, tanto artístico como el que pone en mi DNI, para preguntar mis datos preguntaselo a la recepcionista del museo, me tengo que ir. - no quería que se fuera.
- Adiós Sandro. - de repente abrió los ojos.
- ¡Oh! Disculpame no había preguntado tu nombre. - sus prefectos pómulos se rosaron, ¡Estaba avergonzado!
- No pasa nada. - le dedique mi cara más tierna para tranquilizarlo. - Me llamo Megan - sonreí.
- Encantado Megan, y perdón otra vez, me tengo que ir, adiós.
- Adiós - sonreí tontamente y vi como salía de sala dejando todos sus cuadros aquí, ¿Era normal eso?
Salí y me dirigí a la entrada del museo para pedir los datos en recepción.
- Hola, soy Megan Rich y quería saber los datos de Sandro Tacconelli para comprar uno de sus cuadros.
- Encantada, soy Tatiana, vale déjeme su numero de telfóno o su email y se los enviaré. - me acercó un papel y le escribí las dos cosas, se lo entregué. - Gracias, que pase un buen día.
- Igualmente.
Me dirigí a casa para cenar ya que había oscurecido. No paraba de pensar en Sandro, era a mi parecer perfecto, pero era tontería que pensará en él, posiblemente ni lo volvería a ver ni él se interesaría por volver a verme.
_________________________________________________________________________
Pasé el Domingo en casa, aburrida, revisando mi correo y haciendo gestiones de empresa y sin parar de pensar en Sandro, ¿¡Qué coño me pasaba!? ¡Megan aterriza!
- Srt. Rich no cree que es hora de ir a dormir.
- Si ahora iré Rachel.
Decidí hacerle caso, me arrastré hasta la cama, aparte las sedosas sabanas y caí.
![](https://img.wattpad.com/cover/7198609-288-k444338.jpg)
ESTÁS LEYENDO
AMARGAMENTE DULCE
RomanceUna historia que te hará trasnochar. Erotismo, sentimientos, poder, dinero, deseo, atracción, riesgos. AMARGAMENTE DULCE.