ESPERO QUE OS GUSTE LA NUEVA PORTADA. ESTO SIGUE Y ESPERO QUE OS GUSTE. BESITOS.
Sandro hacía que olvidara todas las preocupaciones, todos los problemas, era capaz de elevarme al cielo. Me giré y empecé a besarlo, sus manos recorrían mi cuerpo y saciaban la necesidad que tenía por notarlo.
- Te he echado tanto de menos. - susurré delante de sus labios.
- Sht. - me besó.
Nos acercamos, nuestros cuerpos desnudos se tocaban y cada poro de nuestras pieles se abría para recibir con alegría esa sensación. Todo había cambiado y el deseo fluía por nuestras manos, recorrían explorando, recordando los momentos vividos. Tocaba su torso mientras el acariciaba mis caderas recortando la distancia que nos separaba. Subió por la cintura y llegó a mis labios, acaricianolos mientras con la otra mano acercaba mi cabeza agarrandome de la nuca, en un momento se separó y yo me sorprendí.
- Te quiero. - dijo mirandome fijamente a los ojos, en ese momento esas mariposas que se solían concentrar en el estomago se extendieron por todo mi cuerpo y le besé, le besé con todo mi ser, con amor.
Entonces me subí encima de él y empezamos a hacer el amor, hacía muchisimos años que no hacía el amor, todo fué perfecto, la delicadeza, las caricias, el deseo, la manera de mirarnos a los ojos para demostrarnos lo mucho que no habíamos anelado y justo cuando él notó que llegaba al climax me besó, me besó de una manera que nadie me había besado nunca, notaba cada centímetro de sus labios, su lengua jugando en mi boca, nuestras bocas fusionandose y justo cuando acabé él salió de mi para al momento alcanzar su orgasmo.
Estubimos metidos en la bañera un rato más, acariciandonos, besandonos de vez en cuando, sonriendo, incluso jugando con el agua como niños, pero luego tocó volver a la realidad. Mi madre estaba en el hospital y Sandro se iba mañana, todo mi mundo se volvió a desmoronar.
- Quedate. - le supliqué.
- No me lo hagas más díficil. Cuando tenga algunos días libres subiré a verte ¿Vale? Te lo prometo.
- Espero que sea pronto.
- Y yo pequeña, y yo.
Salimos de la bañera y nos preparamos para volver ha estar con mi madre. Cada uno cogió su coche y al llegar allí mi madre no estaba en su habitación. Corrí hacía algún médico para que me digera donde estaba.
- Perdone, soy la hija de Angelina Lethier Frisck ¿Podría decirme porqué mi madre no esta en su habitación?
- Ahora mismo señorita. - desapareció detrás de unas puertas. - Estan realizandole unas pruevas, no se preocupe y vaya a airearse. - dijo cuando volvio.
- Tengo una idea. ¿Ves ese hotel de allí? Podríamos reservar la habitación para esta noche, así estar cerca del hospital pero no tener que dormir en butacas, ya que tu madre esta en coma y posiblemente no despertará y cuando lo hagan nos avisaran inmediatamente. ¿Qué te parece? - lo pensé un par de veces pero tenía razón, además estabamos a dos minutos andando del hospital.
- Vale. - acepté.
Nos dirigimos al hotel pasenado, cogidos de la mano. Al entrar la recepcionista miró a Sandro demasiado cariñosamente cosa que me enfureció.
- Deja que pida yo la habitación. - no quería que hablara con él. - Buenas quedría reservar la mejor habitación para esta noche, para mi y mi novio, con todos los servicios por favor. - no olvidé de recarlcar, mi novio.
- No hace falta que sea la mejor, con una doble y tu compañía me es suficiente. - susurró por detrás.
Pagué y entoncer recordé que no había avisado a nadie de la empresa de que estaría ausente un tiempo así que llamé a Gloriett.
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AMARGAMENTE DULCE
RomanceUna historia que te hará trasnochar. Erotismo, sentimientos, poder, dinero, deseo, atracción, riesgos. AMARGAMENTE DULCE.