Capítulo 9

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Lectores y lectoras, estoy de vuelta con un capítulo explosivo, ahora entendereis muchas cosas que hacía Sandro, me disculpo por lo que he tardado pero más abajo explico mis problemas, espero que os guste, me hace muy feliz que me leais, os quiero mucho ! <3 

¿Había escuchado bien? ¿Me quería? No me lo podía creer, hacía años que no escuchaba eso de ningún hombre. Dejamos de hablar y dormimos, abrazados, demostrandonos todo lo que sentiamos pero sin palabras, con nuestro cuerpo.

Volví a despertarme y Sandro no estaba a mi lado. Salí de la cama y me dirigí a la cocina y evidentemente allí estaba.

- ¿Qué? Hoy por mi y mañana también por mi. - reí.

- Te lo mereces pequeña, además no podía dormir.

Nos sentamos y desayunamos, era delicioso, este hombre tenía mucho más que un hermoso cuerpo.

- ¿Qué haremos hoy?

- Pues no lo sé...  - no había planeado nada. - Yo estube mirando actividades y reservé un día en submarinismo, lo reservé para pasado mañana pero puedo llamar y pedir que me lo cambien.

- Como quieras.

- Sí, me apetece hacerlo hoy.

Llamé y milagrosamente había plazas, cogimos los bañadores y nos dirigimos a la playa que indicaron. Nos dieron unas cortas clases de enseñanzas básicas y luego los trages de buceo.

- Estás muy sexy con este traje nena. - me miro de la misma manera que ayer por la noche, despertó todos mis sentidos.

- Callate y no me mires así.  - me acercó a él.

- Ayer no decias lo mismo. - me sonrojé.

La esbelta profesora nos interrumpió indicandonos que nos ibamos a submergir por la cala a la cual nos había llevado. Hicimos lo que nos dijo y a los pocos minutos disfrutabamos de una vista expectacular, con coloridos peces y extrañas medusas.

Miré a Sandro, otra vista hermosa, el traje de neopreno le sentaba demasiado bien.  Su cabello se movía al compás del agua y se veía fascinado observando esas especies marinas.

Estubimos bastante tiempo submergidos, pero nos daba igual, poder admirar esos animales y plantas era un privilegio. 

- ¿Qué te ha parecido? - Sandro me miró.

- Genial, ha sido impresionante. Gracias peque. - me besó y noté como la profesora nos miraba. 

- ¿Vamos a comer? 

- Me apetecé comer en casa, contigo, solos. - sabía en que dirección iban esas palabras.

- Pues vamos a comprar.

Volvímos a la escuela y nos quitamos todo el equipaje. Una vez listos salímos a comprar. Estabamos en el supermercado, él iba con el carro con una mano y la otra la tenía entrelazada conmigo, llevaba sus gafas de sol y iba estilo playero, al igual que yo. Compramos pasta y salsa pesto, coincidiamos bastante en los gustos.

- ¿Quien cocina? - pregunté en el taxi, aún no habiamos alquilado el coche y dudo que lo hicieramos. 

- Tu descansa, ya cocino yo. - que bonito era.

- ¿Estás seguro? A mi o me molesta cocinar eh. - olí mi pelo, estaba seco y salado. Sandro rió. Miré extrañada.

- Anda ves a la ducha mientras yo preparo todo.

- Gracias. - me acerqué a él, lo besé y en cuestión de milesimas de segundo todo nuestro alerededor se tensó, y el beso fué aumentando de nivel. Sandro me apartó por los hombros ya que estaba practicamente enganchada a él.

AMARGAMENTE DULCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora