Un presente alterno 2. - Así ocurrió todo.

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- ¿Kym muerta?

No lo podía creer apenas la había visto esta misma mañana.
Arroje el teléfono del escritorio, y luego un cenicero de vidrio que se partió en mil pedazos. Exactamente igual que mi alma, en ese momento. Dos compañeros del trabajo corrieron inmediatamente a la oficina.

- ¿Se siente bien señor Jonh?

- ¡Lárguense, déjenme solo!

Inmediatamente puse llave a mí oficina.

Las lágrimas ahogaban un poco mí respiración aunque no tanto como me hubiese gustado en ese momento.
Nuca me había sentido tan indefenso y tan débil como en ese instante.

- ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué? - Me preguntaba una y otra vez.

Escenas de ella y de mí pasaban por mí mente.


Deje de llorar e inspire hondo y mire hacia arriba con un gran odio a Dios o a la vida, al final de cuentas es lo mismo, libere toda mí furia.

- ¿Te crees muy listo? am, ¿Te gusta jugar conmigo? O ¿Quizás solo juegas con las personas? Tal vez no eres bueno.

Y mientras presionaba los puños con todas las fuerzas que podía, continúe;

- Te dices el gran condescendiente, el que a todos ayudas sin esperar nada a cambio, excepto quizás nuestra devoción, nuestro agradecimiento eterno, casi nada. No eres más que un farsante, permites el mal, permites que el mundo se vaya a la míerda, dejas que la gente muera de hambre, dejas que la gente mala se salga con la suya, permites la guerra, la hambruna y la enfermedad. Dejas que la gente buena muera o le vaya mal, mientras solo estas allí observando y quizás hasta te diviertes.

No sabía a quién le hablaba, y aunque jamás había sido religioso quería pensar que algo o alguien me escuchaba allá arriba.

Continúe...

- Primero me quitas a mí padre dándole un hermoso obsequio, el cáncer, y luego me quitas a Kym, permitiendo que la arrollaran. Tu trabajo debe de ser muy fácil, simplemente observas y ¡no haces absolutamente nada!

Mis manos comenzaron a sentir un calor que ya casi había olvidado. Era aquel brillo azuloso que prácticamente ya había desaparecido y ahora nuevamente emanaba de mis manos recordándome que seguía allí.

- Te diré algo, cualquiera podría hacerlo mejor si tuviera la oportunidad para cambiar las cosas, así que gracias por nada, me oíste, ¡gracias por nadaaaa!

Afuera comenzaba a llover y el cielo relampagueaba con furia - Más muestras de condescendencia por parte del cielo. – Pensé.

- Jonh abre la puerta, soy Soyer.

Abrí desganado e inmediatamente el viejo Soyer entro.

- Dios mío Jonh que ha pasado, ve este desorden y ve tu rostro, ¿Por qué gritabas como loco?

- Me hablaron del hospital, Kym está muerta.

- ¿Qué dices? no puede ser, ¿cómo sucedió?

- Una camioneta la arrollo, por favor hágame un favor, tome este número y dígale a la madre de Kym lo ocurrido. Yo tengo que ir a verla al hospital.

- Claro que si hijo. Ten mucho cuidado está lloviendo y ya está muy oscuro allá afuera.

A pesar de que no era muy noche el ambiente en la calle se sentía muy lúgubre, estaba muy nublado y obscurecía. Abordé el primer taxi que encontré, aunque tarde más diez minutos en poderlo hacer gracias a la lluvia que cada vez era más intensa, casi todos los taxis iban ocupados.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora