Héctor Gómez no quiso creer la imagen que tenía ante sus ojos. Era imposible. ¿Cómo podía ser que el rastro que tantos y tantos meses llevaban siguiendo fuera el de un niño? ¡Un niño,señores! Y para ser más concretos su hijo Juan Pe de tan solo seis años.
El Comisario alejó al niño de la ventana en la que estaba asomado y le retiró la linterna que el pequeño portaba,dejándola sobre una mesa camilla cercana. Aún no podía hacerse a la idea. ¿Cómo un niño tan pequeño sería capaz de hacer semejantes señales y desde su propia casa?
Minutos atrás cuando habían recibido en la comisaría el aviso, por parte de la patrulla encargada de vigilar, ya no había conseguido tranquilizarse. ¿La dirección de su casa? ¿Una red criminal de tal calibre afincada en la dirección de su casa? <<¡No es posible!>> se dijo a sí mismo. Y recordó aquel <<Il n'est pas possible!>> en cuya boca solía tener siempre Auguste su profesor de francés en el instituto.
-¡Pero Juan Pe,hijo! ¿Qué has hecho? ¡No es posible! Il n'est pas possible!
Fue entonces cuando Alma, su esposa, entró en la habitación procedente de la calle espantada tras haber visto el edificio rodeado por la policía. ¿Habría sucedido algo en su casa dónde todas las luces estaban encendidas? ¿La abuela que permanecía a cargo de los niños? ¿Juan Pe tal vez?
-¿Qué hacías, Juan Pe? ¡Dímelo por el amor de Dios! Le preguntaba Héctor incesamente mientras lo agarraba procurando no hacerle daño por los brazos, debido al fuerte shock que acababa de recibir.
-Yo nada, Papá. Jugar con Carla a las luces.
-¿A qué te refieres con las luces, criatura? Estalló Joaquín, compañero de su padre, quien probablemente se encontraba en un mayor estado de nervios que el propio Comisario.
-¿Carla? ¿Tu hermana y tú jugáis a esto?
El niño afirmó con la cabeza y su hermana año y medio mayor que él se asomó por detrás de un pequeño sofá dejando tan solo a la vista los ojos y el lazo azul que llevaba en la cabeza.
-¿Cuánto tiempo lleváis así? Les preguntó su padre mientras caminaba a grandes zancadas de un lado a otro de la habitación echándose una mano a la frente y repitiendo sin cesar <<Il n'est pas possible! Il n'est pas possible!>>.
-Un mes o dos,Papá. Pero no hacíamos nada malo. Jugábamos...Explicó la niña víctima de una inocencia ajena al arduo trabajo que su padre y sus compañeros llevaban meses desempeñando, para "dar caza" a una red de maleantes que llevaban un tiempo actuando con total y aparente impunidad por los alrededores.
-¡Un mes o dos! Héctor Gómez a punto estuvo de comenzar a llorar de impotencia al comprobar que aquellos dos niños, sus hijos,no eran sin duda alguna los criminales que tanto ansiaban encontrar. Sin embargo se introdujo un puño en la boca para evitar hacerlo y de ese modo conseguir controlar su rabia.
-¡Pero, hijos míos!-Sollozaba Alma-¿Estáis bien?
Los dos hermanitos asintieron sonrientes. Carla echó una furtiva mirada hacia la linterna que su padre había recogido y pensó que menos mal que ella aún conservaba la suya, aunque...
-Carlita...Tu linterna. Sé que tienes una. Y Papá estiró la mano que no tenía guardada en el bolsillo de su pantalón del traje azul marino que aquel día llevaba puesto.
-Aquí está, Papá...La buena y obediente Carla no pudo hacer otra cosa que bajar la mirada colorada y entregarle el objeto a su padre, el que en ese momento era el Comisario y no Papá el que les leía "El cuento de todas las noches", después de cenar y minutos antes de arroparles y darles "El beso de buenas noches".
-¿Quién será? ¡Nos han dejado pistas falsas para despistarnos, Comisario!
Ernesto volvía a ponerse nervioso. Su juventud e impaciencia eran notables en casos de aquel tipo, pero justamente ese día Héctor Gómez el Comisario carecía de ganas para escucharle, aunque algo había dicho que le llamó la atención...
-¿Ernesto? ¿Supones qué...?
-Bueno,supongo que...-¡Se trata de mis hijos,Ernesto! Conozco perfectamente a Carla y Juan Pe y sé que no son criminales.
-Lo siento...
-Tranquilo,no pasa nada...Mas...Decíais que un mes o dos...¿no,hijos?
De nuevo las dos cabezas de los niños asintieron.
-¡Pero no te enfades,Papá! Ha sido todo con la ayuda de "El Hombre".
-¿Hombre? ¿Qué hombre?
-El señor que vive enfrente.
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El hombre de las luces.
Short StoryA la vez que se producen una serie de extraños sucesos,una patrulla policial descubre a los hijos del Comisario emitiendo señales con una linterna una noche. Más tarde sabrán que los niños juegan cada tarde-noche a lo que ellos denominan "Juego de...