(XIV) De ladrón a rechazado.

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-Cálmate, no te hare nada malo ni te llevare a la comisaria.- Piso el acelerador luego de ponerse el cinturón de seguridad. Lo imite y me quede en silencio.

Se detuvo ante un semáforo.- Wao, un ladrón que respeta las leyes de tránsito, que ironía

Sonrió.- Soy una persona educada ¿Sabes?

-Secuestrar mujeres no es exactamente lo que una persona educada haría.- Dije de manera hostil.

-Eres la primera a la que secuestro y ademas solo quería pasar un poco más de tiempo contigo, si quieres te llevo a casa ahora.

-Ni creas que dejare que veas donde vivo.- Me cruce de brazos.

-A ver ¿Qué es lo peor que puedo hacerte?- Acelero ya que la luz cambio a verde.- ¿Enviarte chocolates y unas lindas flores?

-Acosarme y vigilarme a cada hora.- Dije como si fuera obvio.

-Por favor, no eres la primera chica de la que me enamoro ¿Sabes?

Lo colores me subieron a la cara.- Entonces estás enamorado de mi.- Dije orgullosa. Bien disimulado Gabriela.

-No… o sea…- Se le trabaron las palabras. Sonreí.

-Sshh, Dragón Negro acaba de admitir que está enamorado de una ladronzuela.

-Ya pequeña cenicienta.

-No necesito un estúpido príncipe rico, si eso es lo que estas sugiriendo. ¿A dónde diablos estas conduciendo si no sabes dónde vivo?

-A ningún lado.- Me miro.

Lo mire sorprendida.- La gasolina está muy cara querido para que la andes desperdiciando.

-Pues dime dónde vives.

-¿Tan rápido te quieres deshacer de mí?- Dije victimizada.

Me miro desconcertado.- Estas loca… sinceramente.

-¿Qué esperabas de una chica que encontraste robando?

Se quedó unos segundos pensativos.- Solo cállate ¿Quieres? Me haces poner en duda mi propio raciocinio.- Me reí, era divertido molestarlo.

-Si bajas por la 5ta salida de la calle Walter, entras al mercado de las flores.- Me arrepentire de esto, pero ya que importa.

-¿Después del semáforo?- Me interrumpió.

-Si, después tomas una derecha y entras en la calle que tiene el letrero de la veterinaria.

Apoyo su codo en la puerta y sujetaba su cabeza con la mano, me gustaba como se veía conduciendo con una mano, me perdí mirándolo así que tuve que concentrarme nuevamente en la carretera.

-Entonces…- Dijo después de unos minutos en silencio, la calle estaba más o menos desolada así que él iba despacio, como si no quisiera llegar todavía.- Se puede decir que fue una buena cita.

-¿No te gusto?- Lo mire.

-Sí, sí, claro que me gusto.- Dijo un poco alarmado y con una sonrisa.- ¿Y a ti?

-Estuvo bien.- Lo haría sufrir. Voltee y mire por la ventana.

Antes de lo esperado ya estábamos frente a mi casa, lo mire por lo que parecieron unos largos segundos, él se volteó y me miro a los ojos. Sin darme cuenta lo estaba mirando a los labios; cuando volví a subir a sus ojos sentí que estaban más cerca, había algo que me hipnotizaba de ellos, tal vez era el raro color gris, el brillo con un toque de maldad que en ellos había o simplemente porque eran parte de él.

Robando tu Corazón. (En espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora