(VI) Te ves mejor en esmoquin.

426 16 2
                                    

-Gabriela.- Dragón Negro sonrió falsamente.- Un gusto conocerla, como ya fui presentado, soy Marcos, a sus órdenes.

También sonreí.- Un gusto Sr. Díaz, ¿Qué lo trae por esta exposición?

-Lo mismo que a usted.

-¿Disculpe?- Lo mire alerta.

-La exposición de las obras, hermosas pinturas ¿verdad?- Me pregunto.

-Bellísimas, ojala pudiera llevarme alguna a mi casa.

-Apuesto a que si…- Lo mire enojada.

-¿Se conocen?- El hombre nos miraba.

-No.- Ambos dijimos rápidamente.

-… para nada.- Sonreí.

-Ah… bien.

-Pero yo espero conocerla muy bien Señorita Rojas.- Marcos señaló.

-Dígame Gabriela, por favor.

-Gabriela… hermoso nombre ¿Lo sabia?

-Gracias.- Trataba de mantenerme lo mas sonriente posible.

-¿Y sus padres señorita Gabriela?- El hombre pregunto.

-Muertos.- Dije secamente.

Este trago audiblemente.- Lo lamento mucho.

-No se preocupe, ya no me duele.- Sonreí.

-Me imagino.- Marcos se trago su copa en un segundo. El hombre y yo lo mirábamos extrañados.

-Los padres del Sr. Díaz también murieron, en un accidente, si no le molesta que lo mencione.

-Para nada.- Contesto el susodicho.- Y dígame Gabriela, ¿En que trabaja?

-Soy… una empleada en una empresa.

-¿Cuál empresa? Tal vez la conozca.- Me estaba tentando, lo podía ver a través de su mirada.

-Es de cosméticos…

-¿En serio? Mi esposa trabaja en una empresa de cosméticos también, es gerente, ¿En cual trabaja?- Pregunto el hombre

-¿Cómo se llama?- Dragón Negro me miraba sonriente.

-… Avon.- Dude un rato, pero me acorde de la mascara que usa Kimberly. Si él va a jugar este juego, bien, seremos dos.

-Ah, no, ella trabaja en otra empresa.

-Oh, que pena, tal vez la hubiera conocido.- La suerte esta de mi lado.

-Si, que pena.

-Oigan ¿Han oído de un tal Dragón Negro?- Pregunte con una sonrisa de lado a lado, te agarre…

-Si, estoy mas que asustado, ese rufián anda robando sin consideración, deberían apresarlo.- El hombre tomo un sorbo de su copa.

-Cierto, ojala lo agarraran y lo hicieran pagar por todo lo que ha hecho.

-Pero tengo entendido que roba nada más a gente adinerada.- Me miraba impaciente.

-¿Tratas de defenderlo? Es un ladrón, no importa a quien robe, es un inadaptado en la sociedad, deberían de atraparlo y torturarlo.- Gozaba esta conversación.

-La señorita Gabriela tiene razón, ese tipo de gente debe de ser castigada por sus males.

-Pero hay otros.- Me miro justamente en la ultima palabra.- que roban al igual que Dragón Negro, todos en conjunto deben ser castigados igual.

-¿Qué otros? Solo he oído hablar de Dragón Negro.

-Si, ilústranos Marcos.- Sonreí.

-Bueno…

Lo mire con algo de enojo y sarcasmo, si me delataba obviamente lo delataría a él, pero ¿Quién me creería? Esto era una locura, totalmente, debía avisarle a Lucas, este nos iba a dañar el plan. El señor que nos había introducido fue llamado por otro grupo de personas, se disculpo y se retiro.

-Bueno, fue un gusto conocerlo, pero ya debo retirarme.- Le dije secamente.

-¿Qué? ¿Tan pronto? No, no puedo permitirlo.- Me tomo por el brazo.- Bonito nombre, Gabriela.- Lo pronuncio lentamente.

- ¿Cómo llegaste de Marcos a Dragón Negro? Debió ser muchas horas para que se te ocurriera un nombre tan genial como ese.

-Una palabra sobre eso y no tendrás mas lengua.

-Pensé que estabas en contra del maltrato hacia la mujer.

-Si, pero no de mujeres como tu.

-Suéltame o grito lo que se.

-Nadie te creería.- Me volteo y nos miramos a los ojos.

-Te ves mejor de esmoquin.

-Y tú de vestido.

-¿No te gustaba mi traje negro? ¿Me veía gorda en el?- Fingí tristeza.

-No realmente, realzaba tu trasero, pero ahora veo que también tienes busto, muy bonito por si acaso.

-Por que no me siento halagada…

-Rayos… tanto que me esforcé, pensé en cada palabra.

-¿Qué haces aquí?

-Eso mismo me pregunto yo.

-Pero yo pregunte primero.- Susurre, ya que algunas personas pasaban muy cerca de nosotros.

-Vamos.- Marcos me agarro por el brazo y nos dirigimos a una parte casi desolada del salón.

-Escucha, no se cuales sean tus planes pero aléjate de mi y de los míos.- Lo miraba fijamente.

- No tengo intenciones de meterme en tus planes, mientras no intentes dañar los míos.

-¿Cuáles son tus planes?

-No soy tan tonto, quieres que te los digas para que luego los arruines.

-¿Por qué perdería mi tiempo arruinando tus planes cuando tengo que cumplir los míos?

-Siempre estas interesada en arruinar mis planes.- Sonrió pícaramente.

-¿Por qué todos los hombres son tan idiotas?

-Apuesto a que ni siquiera tienes novio.

-Ese no es tu problema, simplemente no te metas con mis planes.

-Ves no tienes.

-Eres un idiota.- le dije enojada.

Lucas se acercó a nosotros, ambos pusimos la mejor sonrisa, los presente a ambos y charlamos sobre cosas triviales, claro, ambos fingiendo nunca haber conocido al otro, luego nos marchamos cada quien por sus respectivos lados.

Robando tu Corazón. (En espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora