Prólogo

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Narra Zeus:

-No aguantaré una hora más aquí- se quejó Sam.

-Solo hasta que la cerveza se acabé- alcé mi botella de cerveza al aire y ambos reímos en voz baja.

Ambos estábamos con ajustados y ordenados esmóquines, lo más elegantes que podíamos lucir para celebrar el aniversario de la compañía. En una suit de lujo.

Nuestro trabajo era simple, una revista, yo era un fotógrafo, pero en vez de sacarle fotos a las modelos en las premier mi trabajo consistía en seguirlas con una cámara las 24 horas del día, oculto o no. Por lo menos no estaba encerrado en una oficina como mucha gente detesta.

Golpee cautelosamente el brazo de mi hermano con mi codo, el dio un respingo, volteo hacia mi con la boca abierta listo para tirarme un insulto, pero se lo guardó al ver a nuestro jefe, el señor Calvo, viniendo con un baso de whisky entre su mano directamente hacia nosotros.

El señor Calvo era un hombre muy privilegiado en la compañía, con 50 años lograba ser el hombre más directo e irritable que había conocido en mi vida. No le importaba en frente de quién o a quién decirlo, siempre lograba utilizar las palabras más humillantes y insultantes que conocía.

El hombre se nos acercó con un olor a vodka infernal, pero ambos hicimos lo posible por permanecer calmados.

-Wow, Zeus... Es un orgullo verte con un esmoquin- se burló. El odiaba cuando no me ponía ropa formal, pero no entiende que no necesito esmoquin para tomar fotos...

-Es una alegría verle señor- "aparte de verlo 5 días a la semana también lo tengo que aguantar un sábado", pensé. Le extendí la mano y el se limitó a observarme, se volteo y lo observé irse hasta perderlo entre la multitud.

-¿Cuantos años crees que le queden?- bufé.

-Probablemente más que a ti si sigues trabajando para él- sonrío y tomó un sorbo de su cerveza.


Había pasado cuatro horas en la fiesta ya, había bebido tanto que apenas hablar con coherencia, pero Sam estaba aún conmigo para cuidarme.

-Hey!- exclamó el mientras me agarraba el brazo con fuerza- creo que debería ir a dejarte a casa.

Mis párpados caían. No era de esas personas que al beber se volvieran más activos, más bien era un idiota incoherente que caminaba entre tropezones.

-Como quieras- repliqué.

-Ve a buscar tu abrigo- me ordenó.

Di media vuelta y caminé directo a la habitación donde guardaban los abrigos de los invitados, evadiendo a toda la gente que aún seguía en la fiesta.

Al abrir la puerta me tambalee y empujé la puerta con fuerza, mi cuerpo chocó con alguien y ambos quedamos con nuestros cuerpos contra la pared.

Entrecerré mis ojos repetidas veces para acostumbrarme a la oscuridad. Cuando por fin logré aclarar mi vista vi a la persona que tenía contra la pared y mi pecho.

Era un chico joven, pequeño y atractivo, su pelo era castaño claro y unos ojos hermosos. No pude evitar que se me escapara una sonrisa, al enfocar mis ojos en el chico, independiente de la falta de luz, note que se ruborizó, y al siguiente segundo bajo su vista avergonzado.

Mi mente me decía que tenía que retroceder, ya que el chico estaba entre mi pecho y la pared, pero el poder del alcohol y sus labios me ganaron. Tomé un suspiro y fui con rapidez hacia su boca, nuestros labios se unieron, el chico al principio no me respondió el beso, pero al notar que no me alejaría tan fácilmente lentamente subió sus brazos y los entrelazo por detrás de mi cuello. Yo hice lo mismo con su cintura,  el chico se puso de puntitas lo que me hizo reírme de su estatura.

Nos quedamos paralizados al escuchar a alguien tocar la puerta, permanecimos en silencio, sin separar nuestros labios.

-¿Zeus?¿Estas bien?- la voz de Sam resonó al otro lado de la puerta.

Dudé unos segundos en responder, pero si no le respondía entraría.

-¿Que pasa?- respondí, con mis brazos en la cintura del chico, debajo de su chaqueta de cuero que traía puesta.

-Tenemos que irnos, apresúrate- se quejó Sam.

-Enseguida- dije.

Mis ojos volvieron a centrarse en el chico, que me miraba con sus ojos brillantes resultados en la oscuridad. Me separé lentamente de él, caminé hacia la cama en medio de la habitación, recogí mi abrigo entre los de los demás invitados y me la puse.

Intenté voltear, pero no podía mirar al chico, así que caminé sin levantar la vista hacia la puerta, pero cuando puse mi mano sobre la manilla de la puerta sentí el brazo del chico agarrar mi brazo.

-Me llamo David- dijo en un susurro triste y agitado a la vez.

No quise voltear, así que salí a encontrarme con Sam.

Espero que les gusté esta nueva historia de Zeuspan. Comenten que les pareció, ya que se que muchos esperaban que volviera a escribir :3

Zeuspan: ¿Papi? Me gusta tu empleado [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora