Zeuspan: ¿Papi? Me gusta tu empleado [Terminada]

Capítulo 2

Era lunes, estaba yendo donde el jefe Calvo, que me pidió una fotos que tenía ya listas desde hacía ya una semana.

Llevaba una camiseta sin mangas, que dejaban mis músculos a la vista, con unos jeans ajustados.

Sentí las miradas de mis compañeras de oficina, sabia que todos me creían apuesto, y que la mayoría de las chicas se sonrojaban al solo decirles "hola", pero yo no estaba muy interesado.

Mientras caminaba por la oficina directo a la oficina de mi jefe, una chica se cruzó por mi camino, era rubia y tenía un gran trasero, y no era exactamente "plana". Se acercó coqueta y jugueteaba con su cabello.

-Hola Zeus- dijo mientras su vista se intercambiaba entre yo y el suelo.

-Hola Katie- dije desinteresado.

-Oye... Voy a celebrar mi cumpleaños en mi casa y me gustaría invitarte- me dijo entusiasmada.

-Eehh... Claro, mándame la información por correo- dije evadiéndola para seguir mi camino.

Al abrir la puerta de mi jefe note que había alguien más en su oficina, mientras él estaba sentado en su escritorio había un chico en frente de él.

David...

El señor Calvo me observó y el chico se volteó, ambos nos quedamos paralizados observándonos.

-Hola Santorini, veo que has traído mis fotos- dijo mientras observaba el sobre entre mis manos.

No pude responderle, David y yo estábamos de nuevo juntos, y mi mente no podía desaparecer la escena en la que le robé un largo y apasionado beso.

-Creo que no has conocido a mi hijo, David Calvo- dijo mientras nos presentaba entre nosotros- y Zeus Santorini.

Ambos extendimos las manos y nos tocamos entre nosotros, al instante mi piel se erizó al sentir su tacto otra vez, y deje escapar una sonrisa.

-Yo...- estaba apunto de hablarle cuando instintivamente me voltee hacia el señor Calvo y le entregué el sobre.

-Te he dejado otro informe de trabajos en tu escritorio, lo quiero listo para la semana siguiente- dijo mientras recibía el sobre.

-Si, señor- dije sin más- fue un gusto, dije mientras le extendía la mano a David, el la aceptó nervioso, y me fui sin decir otra palabra.