Capítulo 1. "Una muñeca de cristal" (Hope)
[Doce años después]
Cuando terminé de ducharme me vestí con un mono corto color rosa, me peiné el pelo hacia detrás y salí del vestuario corriendo. Si no me daba prisa, llegaría tarde a la puerta del club de yoga donde se suponía que debía estar y donde me recogería alguno de mis padres en media hora. Tuve la suerte de que el metro llegó justo cuando puse mis pies en el andén y una vez dentro, pude sentarme a descansar.
El corazón me iba a mil, estaba exhausta, pero contenta porque sabía que no me pillarían, iba bien de tiempo. De todos modos, cuando estaba a punto de llegar, el móvil empezó a sonarme de manera insistente. Era Faith, imaginaba que estaría ya histérica preguntándose dónde estaba.
-¿Diga?-respondí.
-¡¿Diga?! ¡En cinco minutos llegarán a buscarnos! ¿Dónde cojones estás?
-Ya llego, tranquila. Estoy saliendo del metro.-respondí abriendo las puertas del mismo y dirigiéndome a paso ligero hacia la salida.
En cuanto salí, la vi apoyada en la pared, de brazos cruzados y con cara de pocos amigos. Al llegar a su lado me dio un manotazo en el brazo al que yo respondí con un quejido.
-¡Eh!
-Casi lo jodes todo. Otra vez.-me fulminó con la mirada.
-¡Chicas!-nos saludó papi parando su coche justo frente a nosotras.
Sí, la verdad es que al final había llegado justa. Faith tenía razón en molestarse, pero es que no me quedaba cerca precisamente de allí el lugar donde iba a entrenar.
Entramos en el coche, nos sentamos en los asientos traseros, una pegada a la otra y tras ponernos el cinturón, entrelazamos nuestras manos. Siempre lo hacíamos, aunque tuviésemos mucho espacio, preferíamos sentarnos una al lado de la otra, nos daba tranquilidad, bienestar. Ella iba en shorts y una camiseta del mismo color que mi peto. Cada mañana decidíamos de qué color vestiríamos y aunque no íbamos iguales sí que íbamos del mismo color.
-¿Qué tal el yoga?-inquirió nuestro padre.
-Bien papi. Relajado.-mentí.
-Hay veces que me sorprende que os guste tanto como para ir todos los días.-sonrió y arrancó.
En realidad íbamos dos días a la semana a yoga y el resto... El resto yo iba a clases de baile a una academia que me pagaba con el dinero que conseguía dando clases particulares. Así que mis días eran bastante completos. Primero iba a clase hasta medio día, comía en casa y después daba clases particulares de lunes a viernes a chicos de mi mismo instituto pero más pequeños. Sobre las seis iba a mis clases de baile o yoga, dependiendo el día y finalmente, a las nueve, nos recogían uno de nuestros padres a la salida de ese centro. Por su parte, Faith tenía otras aficiones que también ocultaba a nuestra familia. Ella adoraba el surf, así que con el dinero de sus cumpleaños y navidades, hacía unos años había podido pagarse clases para aprender y ahora ya surfeaba por libre con sus amigos.
No es que las playas de Barcelona fuesen las más idóneas para ello, pero en cuanto podía, el fin de semana o puentes, se iba con su grupo a playas mejores, aunque su sueño era ir a Hawái y lugares así. Pero claro, teniendo quince años y careciendo de permiso paterno, lo tenía jodido.
Ambas queríamos a nuestros padres, pero... Eran demasiado protectores, demasiado asfixiantes. Éramos las únicas de nuestra clase a quienes prohibían subir fotos a sus redes sociales, quienes tenían el pc en el comedor para que pudiesen controlarnos y no nos dejaban tener contraseña en nuestros teléfonos, para así poder revisarlos de vez en cuando. Tenían una obsesión con el control de nuestras vidas que nos agobiaba muchísimo. Sin embargo lo único que habían logrado era que hiciésemos todo a sus espaldas. Nos habíamos comprado un portátil a medias que manteníamos escondido y utilizábamos cuando ellos dormían o no estaban en casa y teníamos dobles cuentas de redes sociales. Las que ellos conocían y las que no.
ESTÁS LEYENDO
This love is killing me. [Tercera parte] (Eunhae + otros)
FanfictionDoce años después Donghae y Eunhyuk viven una vida llena de secretos y mentiras para proteger lo que más aman, su familia. Pero... Las mentiras siempre conllevan un riesgo y tal vez, es demasiado tarde para evitarlo. ¿Qué pasa cuando crees conocer...