Colonia de peces

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Especial por SakuraWeek. Diez de abril-diecisiete de abril.

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─ ¡Alguien, por el amor a los dioses, atrape a ese niño! ─gritó una voz del otro lado del puente.

El niño hizo una mueca de espanto y corrió más rápido, aferrándose a su mochila y convirtiendo sus pasos en zancadas. Atravesó el puente con energía y, asegurándose de antemano que no pasasen carros por la calle, continuó su camino, dejando al anciano que le perseguía varios metros por detrás.

No había hecho nada malo, por supuesto que no. Era solo que... Bueno, le había dicho que el pescado que estaba asando olía horrible y de seguro sabría del mismo modo, causando la furia del pobre viejo que solo quería que nadie le molestase.

─ ¡Mamá, abre rápido la puerta! ─gritó mientras varios metros antes de la entrada al jardín de su hogar. La puerta se abrió casi de inmediato. Su madre frunció el ceño ante la sonrisa burlona que le mostró.

─No es como si te hubiese estado esperando ─comentó tras volver a cerrar la puerta. El niño asintió, sin creerle realmente, y se colgó de su cuello, enredando las piernas en el torso contrario, dándole un abrazo y un beso en la mejilla.

─Eh, Sakura, no te pases ─musitó Haru, quien los veía desde la sala, tras contar más de diez segundos con los labios de su hijo pegados al rostro de Rin. Sakura rió, separándose un poco. Juntó la nariz con la del pelirrojo, dándole un beso esquimal─. Rin, no te dejes.

─Ya está ─dijo Rin, dejando al menor en el piso y comenzando a hacerse una coleta─. Vámonos a correr.

─ ¡¿Qué?! ─exclamaron los ojiazules al unísono. El pelirrojo rotó los ojos.

─Pero... Mamá...

─Dime papá, que no soy mujer ─el niño arrugó el gesto en un puchero.

─Quería jugar Colonia de Peces tres...

─Yo iba a hacer caballa ─Rin frunció el ceño ante la respuesta de Haru, quien leía un libro de recetas en la mesa─. Probar un estilo nuevo. Además, Rin...

─ ¡Caballa! ─Sakura se quitó la mochila de la espalda y corrió hacia su padre, sacando una bolsa con aluminio en el interior─ ¡Nos traje esto!

─ ¿Ves, Rin? Sakura es productivo.

─Productivo mi cu... ─Los grandes e inocentes ojos de su hijo se clavaron en él, expectante, al igual que los de Haruka. El pelirrojo se pasó la mano por la cara, apretándose el puente de la nariz─ Me lo prometieron ayer.

─Pero... Mamá... Digo, papi ... Solo me faltan veintisiete niveles para desbloquear la colonia del imperio...

─ ¡Tienes ocho jodid...! ¡Tienes ocho años! Despégate de los videojuegos, espera la pubertad, no lo sé pero ponte las zapatillas deportivas ahora. Y tú también, Nanase ─el aludido negó firmemente.

─Vayan, los espero con la cena.

─ ¡Yo te espero en mi cuarto, papi! Cuando llegues, juegas conmigo, ¿vale? ─Sakura sonrió ampliamente mientras se dirigía a las escaleras con lentitud. Rin, exasperado, sacó el celular.

─Como quieran. Llamaré a Sousuke, a ver si él me acompaña ─Sakura alzó la mano.

─Tenis deportivos, ¿no? ¡Voy por ellos! ─corrió a la cajonera junto a la puerta para buscarlos.

─Bien, dejaré la caballa descongelándose ─Haru se levantó del piso y alcanzó a Sakura, sentándose en el escalón para ponerse los tenis también. Rin bufó y se sentó al otro lado de su hijo, calzándose.

─ ¡Vamos! ─gritó el pequeño pelirrojo, jalando la muñeca de Haru y la de Rin. Ambos adultos se levantaron y salieron al pórtico. Haru echó llave a la puerta para después seguir a su pareja, quien tomaba de la mano a Sakura a pesar de que éste no quería─ ¿Cómo voy a correr si me pescas la mano? Papi ya sé andar yo solito en las calles.

─Por los dioses, Sakura, qué testarudo eres.

─Rin, ¿te has mordido la lengua? ─el aludido le miró mal. Haru sonrió divertido y extendió el brazo─ Puedes tomarme a mí de la mano.

─ ¡Entonces a mí también! ─el niño entrelazó sus pequeños dedos con los del mayor, quien sonrió cariñosamente mientras Haru le tomaba la otra mano.

La primavera había llegado y Rin quería ver los árboles de Sakura, por ello había resuelto correr en el parque. La brisa le revolvía los mechones sueltos de cabello y el cielo se iluminaba por el sol. Sus pies se detuvieron en cuanto llegaron al lugar deseado, sus ojos carmesí brillaron ante la hermosa vista de los pétalos de cerezo cayendo lentamente. Sakura apretó su mano, captando su atención.

─Tu me escogiste el nombre, ¿verdad? ─cuestionó. Rin rió quedamente.

─Haru y yo tuvimos la misma idea, mi vida ─las mejillas del menor se sonrojaron, Haru le golpeó la nuca con suavidad.

─No le digas "mi vida". Se emociona ─el pelirrojo encajó las uñas en el dorso de la mano de Haru, quien solo atinó a reírse.

─ ¡Papá, mira, helados! ─Haru hurgó en sus bolsillos mientras Sakura brincaba frente a él, con las manos extendidas.

─Ve por dos ─dijo en cuanto puso el dinero en sus manitas. El niño asintió, sin pensárselo dos veces, y salió corriendo.

─Pero veníamos a correr... Y no has pedido un helado para ti.

─Compartiremos el tuyo, entonces ─Haru fue a una banca y se sentó. Rin, contrariado, lo imitó─. Rin, no emociones tanto a Sakura. He leído en internet que los niños entran a una edad en la que se enamoran de sus madres y tú eres como su madre.

─ ¿Eh? ─el pelirrojo rió─ No seas idiota. Son las chicas y es de sus padres.

─La regla aplica al revés.

─Oh, vamos, Haru. Solo tiene ocho años, déjame demostrarle cuanto lo amo ─los ojos azules del contrario brillaron.

─ ¿Y cuándo vas a demostrármelo a mí? ─Rin se sonrojó levemente.

─Quizá luego.

─ ¡Papá, papi! ─Sakura llegó a ellos con un helado en cada mano.

─Qué rápido ─dijo Haru, con un leve tono de queja en su voz. Rin observó a su hijo y le quitó un helado.

─Vale, después de esto, nos vamos a correr.

Diez minutos más tarde, corrían, sí. Pero a casa. La bola de nieve de Sakura había caído sobre un perro callejero y, aunque Rin intentó ahuyentarlo, con ayuda de Haru y su helado, no lo logró. Los tres corrían lejos un perro que supuestamente los seguía -había perdido el interés a mitad del camino, pero Haru no se lo diría a Rin, tenía hambre-.

─ ¡Mañana si iremos a correr, papi! ─aseguró Sakura antes de irse a jugar Colonia de peces.

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Aclaraciones: Sakura llama papá a Haru y papi a Rin, aunque molesta a este último diciéndole mamá cuantas veces pueda. Quizá aclare este punto en el especial de mañana.

¡Feliz SakuraWeek!

Frío y no tan frío (HaruRin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora