III

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Al traspasar la puerta roja todo cambió. El olor a sudor, sangre, sexo, alchol y drogas, azotó mi nariz haciendo que me tambaleará. Me cogí del jersey de Lee. Ella no necesito palabras al verme, entendió que estaba asustada. Los hombres gritaban como trogloditas, y las mujeres gritaban tales  obscenidades que creí estar en un Boys en vez de en una pelea. Miré cómo un hombre con una gran barriga y una cerveza en la mano gritaba un nombre y pisaba fuerte con los pies en el suelo, su cerveza estaba mojando al hombre de enfrente suyo, pero este estaba igual o peor.

No oía nada, estaba en trance observando la oscura caja. Al centro unas luces amarillas hacían ver el lugar mucho más tétrico y oscuro de lo que era, además de pequeño y agobiante. Mis pies íban uno tras otro, siguiendo el ritmo de Ruth seguido por Lee. Mis manos epezaban a sudarme y el pelo me molestaba.

¿Qué hago yo aquí? ¿Papá aprobaría esto? Claro que no.

- ¡Alex! ¡Alex! ¡Alessandra!- los gritos de Lee me sacaron de mi trance. Tenía una mirada preocupada.

- Estoy bien, tranquila- le dije con voz monótoma.

- ¡Joder! Deja de asustarme- me empujó y me dió una sonrisa que le devolví con tensión.

- Vamos, los chicos están allí- apunto Ruth a la primera fila- ¡Tú, asqueroso, apártate!

El tipo borracho se tambaleó a un lado y nosostras aprobechamos para ir directas a los asientos.

West y Marcus nos sonrieron al vernos, pero ni siquiera nos prestaron atención, estaban concentrados en la pelea que estaba en frente nuestro.

- Ruth dice que están en el segundo asalto- asentí y seguí mirando a mi alrededor. No quería ver la pelea. Esto no estaba bien. Esto no era boxeo, esto era ilegal.

Los gritos de la pareja de chicas de mi izquierda llamaron mi atención.

- ¡Ca-za-dor ! ¡Ca-za-dor ! ¡Ca-za-dor ! ¡Ca-za-dor ! ¡Haznos tuyas! ¡Te voy a violar!

Sin pretenderlo mis ojos se movieron al ring. Lo primero que detectaron fue la dura espalda que estaba enfrente mis ojos. Qué espalda... Tragué saliba al notar mi garganta seca. Mis ojos recorrieron los tatuajes difuminados que no llegaba a ver des de aquí. Eso debe de estar bien duro... Me sonrojé solo de pensar en estrujar ese lindo trasero. Y qué piernas... con esos pantaloncillos arropados, ahora entiendo a todo el sexo femenino.

Aparté los ojos a las chicas de mi izquierda otra vez.

- ¡Oh, Dios, Mary! ¡Está tan bueno!- grito Rubia1.

- Hoy me lo tiro- dijo Rubia2 con la mirada puesta en el morocho.

Rodé mis ojos y volví a ver la pelea. Se había terminado el segundo round y los chicos estaban hablando con Lee.

-¡Alex!- West me sonrió- ¿Te gusta?

Subí mis ombros no muy satisfecha. Marcus empezó a reir.

- Espera a que empiece la pelea de verdad.

- Claro...- rodé los ojos.


Busqué con la mirada al Cazador, estaba de perfil a nosotros. Pude observar cómo su pecho apenas se movía, y ver cómo le tiraban agua por encima hizo revolver algo dentro de mí. Apreté mis manos entre mis piernas.

- ¿Tienes que ir al baño?- Lee me miró divertida. Negué con una cara desesperada.

¿Qué me ocurre?

Su próximo objetivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora