Tras entrar en el antro, West se encargó de buscar un lugar para todos. Marcus fue a por las bebidas, Y Ruth y Lee se fueron a bailar directamente a la pista.
- Chicos, creo que el deber me llama- West se levantó del sofá para ir tras una rubia que había pasado contoneándose por delante de nuestra mesa.
En la mesa, el silencio entre los dos se llenaba con la música altamente puesta que sonaba por los altavoces. Se estaba acercando a mí cuando me moví al visualizar a Marcus llegar con tres copas.
- Vale, chicos. Aquí están vuestras bebidas- Marcus se sentó con dificultad despúes de dejarlas en la mesa- Los otros ya las han cogido. Una cerveza para Amstel y para mí, y para la señorita un refresco de cereza. Por cierto Alex, Lee me ha pedido que te lleve a tu casa porque esta noche se quedará con Ruth.
- Gracias- dije tras cojer el baso y dar un sorbo muy brusco. Qué amiga... El líquido se me escapó por el labio inferior y dí un gritito, y antes de darme cuenta estaba lamiendo esa zona. Miré a Marcus que tenía la boca entreabierta para luego mirar a Amstel que tenía una máscara por cara. Me sonrojé.
- V-Voy a i-ir un m-momento al... b-bueno a eso.
Marcus se levantó con prisas de la mesa y se fue a trompicones por en medio de la gente.
- ¿Pero qué-?
- Me lo pones todo tan difícil, eh...- miré al susodicho que tenía su brazo izquierdo por encima de mi cabeza y su mano derecha apoyada en la mesa acorralándome. Me aparté de él creando más espacio entre nuestros cuerpos.
- ¿Qué dices?- pregunté un poco intimidada. Mi voz salió en un susurro.
- Entiéndelo como quieras- lo miré sin entender y él me guiñó un ojo.
- Cerdo...- cogí mi baso y le dí un sorbo.
Se acercó de golpe a mi rostro. Me aparté poniendo mi espalda contra el sofa.
- ¿Q-qué crees que haces imbécil?- no podía reaccionar a su cercanía. Quería golpearlo, mandarlo a paseo, pero simplemente no podía. ¿Por qué estaba tan cerca?
- Probar una teoría...
Su nariz rozó la mía, y sus ojos seguían en mi boca que seguía hiperventilando. Bajó la cabeza y pasó lentamente su lengua por mi labio inferior. Paré de moverme, de respirar, de pensar y de hacer cualquier cosa estúpida más no dejar de prestar atención a ese roce.
De repente se apartó de golpe.
- ¿A qué ha venido eso? ¡Tú estas mal!- le grité hecha una furia. Él sonreía mirando su baso con interés- ¡Eres un gilipollas!
- No, en eso te quivocas- dijo aún con esa estúpida sonrisa- Soy un genio.
- Sí, pues te tengo que dar el derecho de la duda a eso.
Él rió. Su risa no era exagerada, más bien era ronca y de unos tonos más bajos de lo normal. Sus ojos se achinaban y se le formaba una arrugita en el puente de la nariz.
¡Y a quién mierda le importa eso Alex!
- El refresco de cereza es para las chicas vírgenes.
Dejé de tomar de mi refresco, y sin mirarlo lo dejé lentamente en la mesa, y luego me giré hacía él.
- ¿Se puede saber de dónde has sacado esa tontería?- le dije sin mostrar nada. No me gustaba que jugaran conmigo.
- De tí- dijo simple. Lo fulminé.
- Explícate.
- Ha sido muy fácil- miró mi rostro tomando un sorbo de su botella. Su nuez se movió arriba-abajo y tragué al notar mi garganta seca, volví a mirar sus ojos, ahora oscuros por el lugar.
- ¿A sí?
- Sí. Bebes refrescos en un bar, tienes un aire inocente que atrae a todo el sexo masculino de tu alrededor y tú no te das cuenta- se movió en mi dirección- tu respiración es descontrolada- miró mi pecho, seguí su mirada y ví cómo mi pecho subía y bajaba muy rápido. Respiré para tranquilizarme. Y tras calmarme lo ví acercarse más, pero no me moví.
<< estás muy tensa,- se había acercado demasiado, miré cómo su mano derecha se estiraba más- y te desconcentras muy fácilmente...
Su voz estaba muy cerca de mí. No necesitaba hablar fuerte para oírlo. Miré sus ojos desafiante, ¿por qué estaba tan enfadada?.
- Eso no quiere decir que sea virgen, solo puede significar que...
- Te pongo nerviosa- dijo con una sonrisa lobuna mucho más cerca de mi.
- No- dijé con la voz entrecortada mirando sus ojos.
- Que me deseas...- su boca quedó abierta al decirlo y mis ojos automáticamente la miraron parando en cómo lamía su labio superior.
- Que pena que no sea virgen, ¿cierto?
Me giré dejando su cara en mi lado derecho. Tomé un sorbo de mi refresco intentado relajarme. Noté como se tensaba. Miré por el extremo de mi ojo y lo ví sonreir. Mierda me ha pillado... Joder porqué tenía que hacerme esto.
- ¿Por qué algo me dice que mientes?- su sonrisa de lado me ponía furiosa, y su voz burlona me cabreaba a tal punto de querer arrancarle los pelos.
- ¿Por qué debería mentirte?- lo miré estrechando mis ojos.
- ¿Por qué sigues mintiéndome?
- ¿Por qué crees que te miento?- le dije con una sonrisa sarcástica.
- Porque me temes.
- Yo no temo a nada- dije palabra por palabra.
- Ya somos dos- sus dientes se asomaron mordiendo su labio inferior.
- Nunca seremos dos.
- Puede que dos no- lo miré confundida- pero uno sí.
Rodé los ojos y lo miré harta- ¿Esque solo piensas en follar?
- No, también pienso en tí, en mi cama, una noche, y dándote placer hasta que no puedas más.
Tapé mi rostro con mi pelo, aunque era muy difícil, e intenté relajarme. Sabía que me había ruborizado. Me heché el pelo hacía atrás dejando de apoyarme en el sofá para colocar mis codos en la mesa.
- ¿Te gustaría Alessandra?- mi nombre, dicho por él, era la cosa más erótica que me habían dicho.
- N-nunca.
- Repítetelo hasta que te lo creas.
- Lo repetiré hasta que tú te convenzas.
Negó con su cabeza con una sonrisa.
- Cuando dejes de tener miedo búscame.
- Tranquilo serás el último al que recurriré.
Me miró a los ojos, de una forma que nadie nunca me había mirado. Eran de esas miradas que tanto había leído en mis libros. De esas dónde el ruido se esfumaba y empezaba a crearse una burbuja alrededor de los protagonistas. Esa que significaba un cambio, bueno y malo. Y mucho dolor, mucho.
Y lo supe más, tras oír sus últimas palabras en un susurro antes de quedarse callado durante toda la noche con la llegada de West.
- Prepárate preciosa- mojó sus labios con una lentitud torturable- Eres mi próximo objetivo.
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Su próximo objetivo.
RomanceAlexandra Rose Drew, Alex para los amigos, es la personificación del aburrimiento. Su vida se basa en: 1- Sobrevivir a las sobreprotecciones de sus hermanos mayores. 2- Evitar que su padre se case con una cazafortunas y la humille delante de su mej...