Los dos salimos torpemente del ascensor sin mirarnos.
Nos dirigimos a la entrada y comenzamos a andar, cada vez que me venia el recuerdo del ascensor sonreía, aunque intentaba disimularlo.
No podía seguir manteniendo el silencio con el, así que hable.
-Cuentame algo de ti.-dije sonriendo y mirándole.
-¿Y que quieres saber?- dijo curioso
-No se, cuentame lo que quieras.- dije algo tímida.
-Mmm haber que te puedo decir...-dijo mordiéndose el labio y frunciendo un poco el ceño.
Me quede mirando un instante su labio inferior que ahora estaba algo humedecido, tenía tantas ganas de besarlo en ese mismo instante, pero aparte la mirada de aquel labio tan tentador antes de que el se diera cuenta.
-Ya se que contarte, me encanta tocar la guitarra y en mis tiempos libres aveces compongo, antes iba a una escuela de arte y allí dibujaba cualquier cosa que se me pusiera delante, a la gente le gustaba mucho como dibujaba y por una temporada estuve vendiendo algunas de mis obras pero cuando mi padre se entero me desapunto y me obligo a irme con él. En realidad le mentí y en vez de usar el dinero que me dio para hacer una carrera de abogado me metí allí ya que era lo que realmente me llenaba. El siempre quería que siguiera sus pasos y que fuera abogado, decía que yo no tenia talento, que eso era para idiotas.
Mi cara en aquel momento parecía un poema, no sabia que decir....
-Lo siento...-dije algo deprimida.
-No te preocupes, no pasa nada. Bueno yo ya te conté algo de mí, ahora te toca a ti.-dijo sonriendo, pero aun así en sus ojos podía ver algo tristeza.
-Pues que decirte, me encanta bailar ballet, bailando es la única manera de sentirme alguien, de sentir que encajo en algún lado, no se.... Es la única manera de sentirme yo y no una extraña en el mundo. Tendrías que probarlo, te lo describiría pero es que no tiene palabras,simplemente es algo mágico.-
-Debe ser increíble, yo quiero verte bailar.- dijo sonriendo alegremente.
-Yo te bailo si tu me dibujas, traro hecho?-Sonreí y le extendí la mano izquierda .
-Trato hecho.-sonrió y me dio la mano derecha y la apretó un poco con la mía y la dejó agarrada a la mía.
Sin que se diera cuenta mire nuestras manos agarradas y sonríe, no voy a decir que nuestras manos encargaban a la perfección por que era mentira, ya que él tenía una mano mas grande que la mía y tan solo con la palma ya me cubría toda la mano, pero desde mi punto de vista se veían bonitas juntas.
-Donde me llevas.-dije curiosa.
-Ha, ya lo veras, en realidad no le he enseñado este lugar a nadie.- dijo mirando el suelo.
-¿Debería sentirme especial por eso no?-dije conteniendo mi sonrisa.
-¿Supongo que sí?-dijo dudos sonriendo.
Subimos a una colina que desde ella se veía la playa, realmente era bonita.
Se sentó en el suelo y se quedó mirando al horizonte como recordando algo.
Yo me senté a su lado y mire a la nada también.
-Sabes, aquí me traía mi madre de pequeño, recuerdo que nos sentábamos aquí y pasábamos horas y horas en esta colina observando el mar mientras ella me acariciaba la cabeza y me abrazaba.-dijo sin mirarme.
-Y que le pasó?-dije mirándole algo preocupada.
-Es algo complicado de explicar...-dijo arrastrando casi las palabras sin poder hablar.
-No tienes que hacerlo si ni quieres.-apoye mi cabeza en su hombro y rodee su brazo con el mio mientras le daba pequeñas caricias.
Apoyo su cabeza ligeramente con la mía, trago saliva y comenzó a hablar.
-Ella era preciosa, tenía el pelo negro y los ojos castaños como los mios. La última vez que la recuerdo estaba tan llena de vida, parecía tan sana. Me acuerdo que cada vez que la miraba podía vez esa chispa de felicidad que tenía, se le veía con tantas ganas de vivir y de comerse el mundo. Pero esa energía fue desapareciendo cuando enfermo. Un día que se estaba desnudando para ponerse su camisón mi padre le vio un bulto en el pecho, ella decía que estaba bien y que no era nada, tuvimos que sedarla y llevarla al médico por que no quería ir, no le gustaban. Cuando el medico de urgencias le vio el bulto le hizo unas pruebas dijo que ya era demasiado tarde, el cáncer ya la había consumido prácticamente, ya no se podía hacer nada. Simplemente teníamos que esperar su muerte. Lo oculto durante todo este tiempo poniéndose una peluca para que no nos preocupáramos. Se que ella intentaba ocultarlo con su sonrisa, pero aun así yo sabía que se me estaba escapando de los brazos y que no podía salvarla, simplemente podía quedarme allí viéndola morir, viendo como el cáncer la estaba consumiendo. Cada día que pasaba estaba peor, mas blanca, mas delgada, ya no era ella prácticamente, simplemente se había vuelto otra alma presa del cáncer. Su ser ya había desaparecido o le quedaba poco para desaparecer. Un día como de costumbre le lleve en desayuno en la cama, la encontré sonriendo y abrazando una foto que tenia al lado de la mesita de los tres, se le veía tan bien, pero cuando le toque la mano para apara coje la foto la tenía helada, ya se había muerto. Desde entonces mi subconsciente se culpa por haber a dejado morir rodeada de cuatro paredes.-
No sabía que decirle, en ese instante simplemente quería abrazarle, abrazarle tan fuerte que se le juntaran todos los pedazos de corazón que se le habían caído.
-Seguro que estaría muy orgullosa de ti, de quien te has convertido.- dije mientras me secaba las lágrimas y le abrazaba el brazo fuertemente.
-Tampoco se por que te cuento esto...- dijo avergonzado secándose las lágrimas.
-Puede que me lo cuentes por que yo puedo llegar a entenderlo....-dije mirándole con los ojos llorosos.
-Puede ser...-dijo mirándome con los ojos humedecidos.
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Andrés
Teen FictionEn ese instante me acorde de él, Andrés, quien un día me dijo:"Tienes que fijarte en los pequeños detalles de la vida". Calque una y otra vez ese corazón que me había empapado de recuerdos en tan solo unos instantes, se me hizo imposible no sonreír...