¿Hacemos una locura?

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La camarera no paraba de mirarle con deseo y eso me estaba reconocimiento por dentro, lo estaba devorando con los ojos....

Pero no le dije nada a Andrés porque hoy sería un día perfecto.

Esta vez vino un camarero más joven a traernos la comida. Tenía  una parte del caballo rapado y por ese extremo le caía algo de pelo. Parecía simpático.

-Tenemos que hacer alguna locura o algo, estos restaurantes tan pijos no nos pegan- dijo mirándome.

-Locura?- dije riendo- como cual?

-Aún no lo sé...- dijo pensativo.

-Si porque no, vamos a el vestuario de las chicas a tener relaciones sexuales mientras una abuelita mea al lado de nuestro váter- dije irónicamente riéndome.

Pero cuando le mire vi una sonrisa picaresca marcada en su rostro, la idea no le había desagradado, es más, le había encantado.

-Andrés, que era ironía, no lo decía enserio-

Entonces el se levantó y se puso a mi lado, se agachó para estar lo suficiente mente cerca de mi oreja. Suavemente aparto unos mechones y me susurro....

-Aveces las cosas irónicas se pueden convertir en realidades- mordió suavemente el óvulo de mi oreja haciendo que me estremeciera.

-Pero como vamos a hacer eso en un restaurante, que vergüenza, que pensara la gente si nos escucha-dije sonrojada.

-Lo que piensen al fin y al cabo da igual, de que sirve vivir la vida si no hacemos locuras? Algún día moriremos y todo lo que hemos vivido o hemos hecho nadie lo recordara, caerá en el olvido.

-Uff no se como lo haces pero siempre acabas convenciéndome- dije mirándole.

-Es por que se seducirte guapa- dijo guiñándome un ojo, lo dos empezamos a reír por esa tontería.

Me extendió la mano y suavemente me levanté cogidos de la mano nos dirigimos al vestuario que estaba en la parte izquierda de un corto pasillo.

Entré yo primero y me aseguré de que no estuviera nadie.

-Shh.. Pasa-dije en un bajo susurro sacando un poco la cabeza por la puerta.

Cuando entro nos dirigimos a los últimos váteres para que no se nos escuchara tanto

AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora