Capítulo 5

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Dundun y Doky en galería. ❤

Y hoy era otro día de tortura en la universidad, ya había pasado dos semanas desde que nos enteramos que Dereck estaba aquí, y estas dos semanas habían sido devastadoras. Todos teníamos que ir a la facultad, teníamos entrenamientos, íbamos y veníamos de las bodegas, empezabamos a mover mercancía y entregarla. Estas dos semanas habían acabado conmigo, pero no podía darme por vencido. Por lo que con todo el dolor de mi alma, abandone mi calida y hermosa cama y me dirigí a la ducha.

...

Entre a la universidad sólo, los chicos estaban en el estacionamiento porque tenían la hora libre, yo era el pobre diablo que tenía que entrar. Fui a mi casillero y tome los libros que tenía que llevar a clases.

Comencé a caminar a el salón, iba pensando en todo lo que había pasado estas últimas semanas hasta que choque con alguien o más bien alguien choco conmigo.

Dirigí mi vista hacia la chica que estaba en el suelo y me sentí fatal al instante, su cara estaba roja por la vergüenza y su cabello pelirrojo le caía en cascada sobre su rostro. Su rostro y su cabello se mezclaban de una forma tierna y hermosa.

Me arrodille al instante a su lado y comencé a recoger las cosas que se habían salido de su bolso. Me levante y le ofrecí una mano para que se pusiera de pie, ella me la dio tímidamente. Cuando se levanto quedamos a unos centímetros de distancia, pero ella era un hobbit a mi lado. Sonreí interiormente.

-Lo siento.-susurre.

-No te preocupes fue mi culpa.-me dijo con una vocecita tímida.

Le regale una sonrisa agradable y ella me la devolvió.

-Eh-h y y-yo te quería invitar a mi-mi fiesta.-soltó tartamudeando.

Su invitación me tomó por sorpresa.

-¿Sabes quién soy?.-le pregunté.

-Claro que se quien eres, eres un Adonis y las chicas no dejan de hab...-se calló de golpe y se sonrojo por sus palabras.

La mire divertido y no pude evitar soltar una carcajada.
Ella me miraba como si me hubieran salido dos cabezas.

Después de un momento mi risa cesó y le regale una sonrisa. Esta chica me había sacado más sonrisas en unos minutos que los chicos en dos semanas.

-Bueno y si sabes quien soy ¿Aún quieres que vaya?.-pregunté inseguro.

-En realidad me encantaría que fueras, por eso había venido, pero no salió muy bien.-rió bajito.

-Bueno si me lo dices de esa forma, claro que me encantaría ir...-la mire interrogativo porque aún no sabía su nombre.

-Agnese, Agnese Di Veneto.-dijo rápidamente. Su nombre hizo que mi corazón se parara por un momento, mi estómago se retorcio de una forma extraña pero no desagradable. Me quede perplejo, no sabia que decir, ni si quiera sabía como sentirme. Su nombre había removido el pasado.
La mire fijamente. Agnese era bajita pero una chica hermosa.
Su cabello no era un pelirrojo intenso, más bien era de color naranja, era como una pequeña zanahoria. Sus ojos eran de color avellana. Y era de tez blanca y sus mejillas tenían un rubor natural.

-¿Duncan?.-su voz me sacó de mi ensoñación.

-Lo siento, sólo me perdi en mis pensamientos.-dije sincero.

Ella asintió y saco un bloc de notas de su bolso, se recargo en un casillero y comenzó a escribir, la mire con una enorme sonrisa de oreja a oreja.
Sentí que alguien me miraba, y en efecto, ahí estaba ella. Aleksey me miraba, me regalo una sonrisa radiante, dio un paso hacia mi pero entonces miro a Agnese y su sonrisa desapareció. Su ceño se frunció. Su mirada fue de ella a mi. Y de mi a ella. Dudo unos instantes para después dar la vuelta y desaparecer entre los pasillos, me quede pensando en que diablos le pasaba, estas dos semana ella y yo habíamos hablado un poco más y creía que estabamos conociendonos un poco mejor.

Duncan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora