Capítulo 14.

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Tal vez mi mayor error siempre ha sido confiar en las mujeres, creer que ellas no hacen daño, no porque no tengan la capacidad de hacerlo, sino porque creía que eran más sensibles, que en cierto punto eran más humanas. Las mujeres siempre han sido mi perdición, y esta vez no iba a ser la excepción.

Horas antes

La alarma del móvil me hizo abrir los ojos, lo tome y mire la hora, 4:30am, suspire y deje caer el móvil, era hora de levantarme.
Talle mis ojos y me desperece.

Intenté no hacer ruido, tome ropa del armario y me adentre al baño, tenía media hora para estar listo, y otros 40 minutos para llegar a donde los chicos. Este día iba a ser de locos, teníamos más cargas que entregar y un trato que cerrar por la noche con los rusos.

La puerta del baño se abrio y una muy desnuda Agnese se adentro a la ducha.

-¿Que haces?.-pregunte divertido.

Me beso.-Ire contigo, y no acepto un no por respuesta.

Se alejo de mi y comenzo a ducharse. No sabía que decir así que me concentre en hacer lo mismo que ella y darme prisa.

Media hora después estabamos listos, Agnese utilizaba unos jeans ajustados con una blusa blanca y su chaqueta de cuero, llevaba unas botas estilo militar en color negro. Se ató una cola alta y estaba lista.

Yo la miraba a cada paso que daba y me preguntaba que había ocurrido anoche para que estuvieramos así, como si nada hubiera pasado.

-Listo, vamos.-me dijo.

Salimos de la habitación y bajamos a la cocina, tomamos un par de galletas y nos dirigimos a el garage, antes tome las llaves de mi motocicleta.

Tome dos cascos, uno se lo di a Agnese y el otro me lo coloque, me trepe en la bestia y la arranque, Agnese subio tras de mi y sali de casa en dirección a las afueras de Sienna, el cielo aún estaba oscuro y muy poca gente andaba por las calles.

Mientras conducía pensaba en mil cosas, mi cabeza estaba llena de todo lo ocurrido en los últimos meses, todo había cambiado desde que volvimos de México y por un momento deseé haberme quedado lejos de toda esta vida.

...

Llegue a la casa y ya todos los chicos estaban ahí, hombres armados cuidaban las entradas, muchos a decir verdad, había ajetreo por todas partes, una alarma se encendio en mi mente.

-Duncan, joder que bueno que llegas, alguien ha entrado.-dijo Theo.

Abri los ojos como platos, comence a caminar hacia dentro y note que todo era un caos, había sangre por todos lados, los cuerpos de mis hombres estaban esparcidos, la casa estaba desecha, me adentre al sótano y no había nada, toda la mercancía se había perdido.

-¿Que mierda?

-Cuando llegamos ya todo estaba así, desconectaron la energía y las camaras dejaron de grabar, esto lo tenían bien planeado Duncan, Dereck tuvo que ver algo en esto, estoy seguro.-dijo Theo.

-Diablos, ¿Ya le informaron a Jason?.-pregunte.

-Si, viene en camino.

-¿Ya revisaron las cámaras que se conectan con el almacén de a lado?

-NO, joder esas no.-Alonzo comenzo a correr a el almacén que se encontraba a unos metros de distancia, se encontraba bajo suelo.
Había cámaras estratégicamente escondidas, estas se encontraban conectadas con cables de energía distinto a las que se podrían cortar, o las que más bien habían cortado, si habían sido precavidos las tendrían que haber desconectado, si fueron estúpidos las cámaras tuvieron que haber grabado todo.

Duncan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora