Amor

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Adam me miró sorprendido, yo solo evitaba verle a la cara. Al parecer a Adam no le importaba eso, agarró mi rostro e hizo que lo mirara a los ojos, se acercó y a pocos centímetros de mis labios, susurró:

- ¿Estás segura? Yo no quiero presionarte o algo, yo puedo esperar...- Lo agarré del cuello de su camisa y lo jalé para juntar nuestros labios. Sólo se podía escuchar nuestras respiraciones agitadas y la lluvia chocar contra el pavimento.

- Estoy segura, Adam.- Dije a pocos milímetros haciendo que nuestros labios se rozaran. Gotas de lluvia se resbalaban entre nuestros labios.

Adam tragó con fuerza y me dio un último beso antes de jalarme de nuevo hacia la lluvia.
Tomamos un taxi y llegamos a su departamento en menos de 15 minutos. Él pagó el taxi, salimos del taxi y fuimos prácticamente corriendo a la entrada del edificio. No había casi nadie afuera en las calles así que me dediqué a besar su cuello mientras él abría o intentaba abrir la puerta.

- Si sigues haciendo eso, te voy a quitar la ropa aquí mismo.- Dijo rodeando mi cintura con su brazo desocupado. Yo solo pude superar una carcajada.

- ¿Mi novio es impulsivo?

- Demasiado, Rebe.- Me sorprendió robándome un beso y ni siquiera supe como pero abrió la puerta y son darme cuenta, estábamos adentro de su departamento besándonos.

Adam comenzó a pasar su mano por mi torso, seguía que cada toque me quemaba y hacía que temblara de la felicidad. Estar con Adam era... Emocionante.
Seguimos con nuestro baile particular de lenguas mientras que yo no me quedaba atrás y comenzaba a quitarle la chaqueta, sus manos rodeaban mi cintura y era como si dudara.

- ¿... Puedo?- Preguntó después de separarse de mi unos milímetros con sus manos firmes en mi cintura.

- Sí.- Tomé sus manos y las metí dentro de mi blusa mojada. Su tacto caliente en mi piel fría por la lluvia era como poco, magnífico. Solté un jadeo cuando sus manos fueron subiendo por mi torso.
Saqué al fin su chaqueta con la poca cordura que tenía y le arranqué la camisa que traía, subí los manos lentamente por todo su torso, tocando y memorizando cada detalle de su torso hasta que llegué a su cuello y lo rodeé para acercarlo más con mis brazos.

- ¿Y dices que yo soy impulsivo?.- Dijo riendo mientras me quitaba la blusa.

- Me querías como novia, son las consecuencias, Adam.- Dije suspirando al sentir sus manos en mi sostén.

- Benditas consecuencias.- solté una carcajada hasta que sentí sus manos en mis pantalones. Oh mi Dios... Sí, benditas consecuencias.

Adam tomó la decisión de que, hacerlo parados en la sala no era buena idea, me llevó en brazos hasta su recámara y me aventó al centro de la cama. Se acercó, me fue quitando mis tacones uno por uno al igual que mis pantalones lentamente que me sonrojé, los aventó a un lado y volvió su mirada a mi cuerpo.
Sonrió y yo me sonrojé más mientras él se ponía encima de mi sosteniendo su peso con sus brazos para no caer encima de mi.

- Me encanta que lleves ropa interior blanca, te queda exquisito.- Dijo antes de besarme. Dios mio, qué vergüenza cuando me dice esas cosas...
Sin decir nada, le di la vuelta cambiando de posiciones y comencé a quitarle los pantalones.

- Pues a mi me fascinaría que dejaras de decir tantas cosas que me da pena, mi idiota.- Le quité completamente los pantalones y me di cuenta que no traía bóxers. Me sonrojé violentamente y me quedé en shock, ¿y ahora que hago? No sé como seguir ahora.
Adam me miró y soltó una carcajada, me dio la vuelta y me dio un pequeño beso.

- No tenía en mis planes que hicieras eso, pero me encantó, siempre me sorprendes, Rebecca.- Oh Dios, me llamó por mi nombre completo.

- Y-yo...- ¿Qué podía decir? ¡Es mi primera vez!

- Tranquila, sé que es tu primera vez... Pero para ser la primera... Eres muy salvaje, amor.- Adam comenzó a reírse, me sonrojé y le di un golpe en el hombro.

- Sólo... Continúa.- Dije desviando la mirada.
Adam me besó nuevamente con una sonrisa en los labios, cambió posiciones dejándome debajo de él y comenzó a descender con su boca hasta mis pechos. Bajó un tirante y luego quito rápidamente mi sostén. Se quedó viéndome fijamente.
Su mirada... Me fascinó ver su mirada mientras me veía, era con demasiada ternura.

- ¿Te había dicho lo mucho que te amo? Eres preciosa y nunca más quisiera volver a ver a otra chica que no fueras tú.- Sonrió y me dio un beso. Podía sentir que realmente lo amaba.

- ¿Te había dicho lo mucho que yo también te amo? Tengo un novio buenazo que me ama y que quisiera ver cada noche que durmiera y cada mañana que despertara.

- Entonces, hagamos eso real.- Lo miré con ternura y lo atraje hacia mi.
Él terminó de desnudarme quitándome mis bragas quedando totalmente expuesta a él.
Adam tomó un preservativo, lo abrió y se lo puso delicadamente. Estaba algo nerviosa y asustada pero, sabía que podía confiar en él. Me miró y supe que tan sólo esa mirada me decía si estaba lista, asentí con una sonrisa y sentí la presión de él al entrar poco a poco en mi.
Esto realmente era fascinante, Dios mio.
Me miró nuevamente para saber si estaba bien, con tan sólo verlo, supe que se estaba controlando por lo que fui la primera en moverse haciendo que él se sorprendiera.
Ambos comenzamos nuestro baile personal, realmente se sentía tan bien.

- Rebe... Rebecca...

- Si me sigues llamando por mi nombre en esta posición, no me voy a aguantar y vas a acabar todo cansado sin poder levantarte.- Dije antes de soltar un gemido.
Él sonrió y soltó un jadeo.

- No quiero perderme eso... Rebecca.- Suficiente, me abalancé sobre él quedando yo encima y comencé a moverme cada vez más rápido. Su mirada era completamente sorprendida pero con diversión y felicidad.

- T-te dije que... No me podría... Controlar.- Dije apenas con la respiración entrecortada.

- ¡Ni puedes... H-hablar...!

- M-mira quién lo dice... Rubito... I-idiota...- Solté un grito después de eso. Ambos sabíamos que el final estaba cerca, podía sentir como poco a poco los dos íbamos a estallar. Me miró y se abalanzó contra mi para que yo quedara debajo de él tendida en la cama y con tan solo una estocada más, ambos soltamos un grito y caímos rendidos. Él cayó sobre mi y para evitar que aguantara todo su peso, giró sobre él para que quedara encima de él y me dio un beso.

- Te amo, Rubita que camina de espaldas.- Sonreí y le di un pequeño beso en su barbilla.

- Te amo, rubito idiota que no se fija.- Adam sonrió, tomó las sábanas y nos cubrió sin soltarme. En ningún momento.

Un simple encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora