Decidido.

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Había pasado un tiempo desde que salí de preparatoria. Casi estábamos a una semana de entrar a universidad, ya teníamos nuestro departamento y tanto Calis como yo, estábamos tranquilas.
Cada día que pasaba veía a mi mejor amiga mejor. Casi no se le notaban esas ojeras que tenía, ahora se arreglaba más y eso me gustaba. Pero lo que más me gustaba era que, cada vez que ella recibía un mensaje de cierta persona, sonreía. Me agradaba el hecho de que Jeff la estuviera sacando poco a poco del hoyo en que la dejó Eric.

— Rebe, hay que ir a comprar comida para la próxima semana ya que entramos a universidad.

— Vale, compa. Vayamos hoy a comprarla.– Hice intento por levantarme pero Calis me detuvo.

— Espera...– Ella puso un gesto de preocupación lo que hizo que me asustara.

— ¿Qué sucede?

— Aquí la verdadera pregunta es... ¿Quién va a cocinar?– solté una carcajada–. Estás de acuerdo que ninguna de las dos sabe cocinar muy bien que digamos.

— Ahí sí para que veas, cocinas tú. A ti te salen mejor los tutoriales que ves en Youtube.– Ambas reímos.

— Vale, déjame vestirme y nos vamos.

Mi amiga se fue a cambiar mientras yo la esperaba en la sala. Realmente había pasado tiempo desde que salimos de preparatoria. Quién lo diría... Tenemos un departamento y somos independientes.

— ¡Listo, vámonos!

Fuimos al supermercado a comprar lo necesario y poco más. Obvio, no tenía que faltar el helado y el chocolate. Estábamos a punto de pagar cuando escuché una voz que nos llamaba.

— ¡Calis, Rebe!– Mi amiga y yo volteamos. Sonreímos al ver que se trataba de Jeff. Miré disimuladamente a mi amiga, su mirada se iluminó cuando éste se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla en forma de saludo.

— Vaya, Jeff, no esperaba verte por aquí.– Dije intentando disimular mi sonrisa.

— Vine a comprar unas cosas que me pidieron.– Dijo sonriendo mirando disimuladamente a Calis, cosa que me gustó.

— ¿Quieren que les ayude? Sirve que pago de una vez y las acompaño.

— Vaya, mi niño. Vas de caballero hoy.– Dijo Calis en burla.

— No, pequeña. Siempre voy de caballero.– Dijo dejando sorprendida a Calis.– Y más si se trata de ser caballero contigo.

—¡Buena esa, Jeff.– Comencé a reírme ante el rubor de mi amiga.

— Más te vale, mi niño.– Comenzó a reír Calis.

Jeff puso sus cosas con las nuestras y cada quien pagó sus cosas.
El camino fue muy agradable, debo admitir que Jeff cada vez me agradaba más. Se veía que era un chico responsable, alguien cariñoso y buena persona.
Llegamos a nuestro departamento y Jeff insistió en que llevaría las bolsas hasta arriba.
Una vez que todos estábamos dentro del departamento, decidí darles un poco de tiempo. Necesitaban su intimidad. Esperaba que dentro de poco, Calis admitiera sus sentimientos por él. Estaba segura de que ambos se amaban por cómo se buscaban por la mirada.
Decidí hablarle al motivo de que yo olvidara respirar. Él contestó al segundo pitido.

—¡Hola, rubito!– Mi amor soltó una carcajada.

— Dios mio, Rebe... Te necesitaba justo ahora.

— ¿Qué?

— Nada, nada. ¿Cómo va todo por allá?

— Bien, bien. ¿Qué tal tu reunión de hoy?

Un simple encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora