Pequeños accidentes CAPÍTULO 16

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Habíamos pasado unos días increíbles en Punta Cana, pero ya era hora de regresar, me encontraba ya en mi casita jugando a la play, hoy no tenía nada pensado para hacer, lo único que me apetecía era descansar un poco ya que dentro de nada me iría a Australia y después a Nueva Zelanda con Maria, que ilusión y que ganas tengo de hacer ya el viaje a solas con Maria, allí nadie nos conocerá y así podemos mostrar nuestro aprecio la una a la otra sin tener que escondernos continuamente, pero en fin mientras llega el momento yo sigo a lo mío. Me tiré dos horas jugando inconscientemente a la play hasta que llamaron a la puerta a lo que yo fui a abrirla.

-Pero bueno a quien tenemos aquí a la señora Maria Cadepe
-Señorita si no le importa
-Oh en absoluto ¿quiere tomar algo? Le pregunto cerrando la puerta
-Un café no me vendría mal
-Marchando
-Gracias
-Y dime señorita, ¿a que se debe su visita?
-Pues mire, estaba yo tranquilamente en mi casa aburrida como una ostra y entonces me viene a la mente la maravillosa idea de venir a molestarle
-Permitame que la corrija pero usted nunca me molesta al contrario amiga me alegras los días.
-Pues ahora déjeme corregirla yo a usted porque has dicho amiga y yo creo que esto no es de amigas.

En ese momento se levantó del sofá en el cual estaba sentada y se acercó poniendo su mano en mi barbilla y besándome con delicadeza.

-He de decir señorita Cadepe que besa usted muy bien
-Es que he aprendido de la mejor

En ese momento se acerca más a mi y me empieza a besar otra vez, mientras me inclina lentamente hacia atrás y sin querer tiro la cafetera que estaba en pleno funcionamiento y me quemo gran parte de la espalda, de inmediato pego un chillido.

-Lo siento. Dice Maria muy asustada
-No, no pasa nada
-Perdoname pensaba que no había nada detrás tuyo si no, no te hubiera inclinado
-Aaa, que dolor. Dije estremeciéndose del ardor que me producían las heridas
-Dejame ver

Me di la vuelta para que me pudiera ver la espalda, ella levantó la camiseta y se sorprendió bastante al ver las heridas.

-¿Que pasa lo tengo muy mal? Le pregunté preocupada
-Yo creó que tenemos que ir al hospital a que te lo miren, tienes la mitad de la espalda quemada, ven mira.

Me cogió de la mano y me llevo hasta el baño, donde me lo pude ver a través del espejo, yo diría que era bastante grave.

Narra Maria
Decidimos ir a urgencias a que se lo mirasen, cuando llegamos tuvimos que esperar a que nos atendieran, una vez llamadas nos dirigimos a la sala allí nos atendió una chica muy maja la cual hizo que se quitara la camiseta a Melo para ver el quemazón, ella misma se sorprendió al verlo.

-¿Y como se lo ha hecho? Preguntó la doctora
-Me incliné hacia atrás sin darme cuenta de que tenía la cafetera caliente y bueno... pues ya ve lo que me a pasado. Dijo Melo
-Vale, pues mire las heridas son de 2º grado, lo cual quiere decir que son fuertes, así que se las voy a vendar.

Cuando salimos del médico nos dirigimos a una farmacia para comprarlos calmantes y las cremas para que no se le infectara ni se le irritase la piel, cuando por fin llegamos a casa le tuve que echar una crema en la espalda para calmarle las heridas.

-Vete quitándote la camiseta en lo que yo te busco la crema. Dije
-Si, señora
-Para ya, que me pones nerviosa si me hablas así.
-Vale, vale ya paro. Dijo Melo
-Esto a lo mejor te duele un poco

Narra Melo
Noté como la piel me ardía al echarme la crema y sin querer se me escapó alguna que otra lágrima, al ver eso Maria término de extenderme la crema y me abrazo.

-Lo siento Melo lo siento mucho. Decía mientras notaba como se le escapa una lágrima
-Ey ¿porque lloras? Si a la que le duele es a mi
-No soportó verte sufrir y mucho menos verte llorar
-Anda ven

La cogí la mano y la lleve al sofá donde estuvimos viendo vídeos de Youtube para ver si así nos animábamos, al final funcionó la vi reírse y eso me hacía muy feliz.

Pero.... tu no eras hetero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora