Aprovechar El Día.

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-No quiero...-Aidan intentaba emitir alguna palabra pero nada venía. El temor de que al pasar los años se diera cuenta de como había pasado el tiempo. El temor de morir sin este sentimiento-. Quiero un mañana.

-Pero no lo hay. No tenemos suficiente amor. Este es el inicio del fin-.Su cabello dorado estaba húmedo y caía sobre sus mejillas aún rojizas-. Sólo un día-. Era cruel, pero ambos aprovecharían ese día. Aidan decidió aprovechar cada momento que quedara de ese amor fugaz que se había presentado sin motivo.

-Hay suficiente amor para el resto de mi vida, pero sólo tengo un día-. Lo único que quedó de aquellas lágrimas fueron las marcas. Cicatrices temporales que sólo se verán en el alma-. Así que tenemos que hacerlo ahora, porque no hay tiempo.

En una feria, en lomás alto de la rueda de la fortuna, ambos chicos estaban mirando como la gente ahora parecía diminuta. Era la primera vez de Orlando en una, nunca había ido pues fue criado solitariamente, y esa la razón por la que estaban allí. Aidan le preguntó qué cosas no había hecho y que podrían hacer en un día. Una lista corta que había comenzado a ser llenada. La última vuelta, sólo faltaban tres cosas. La rueda no traía tan buena fortuna esta vez.

Cuando aquel enorme aparató paró y la gente comenzó a descender, Aidan y Orlando salieron corriendo.

Una tienda de disfraces se llenó de risas juveniles. Una peluca larga y azul metálico para Aidan y un afro negro para Orlando, sombreros de copa, corbatas extrañas, pantalones grandes sujetados con tirantes, zapatos de payaso y unos tacones, playeras con dibujos excéntricos y dos sacos de colores fluorescentes, todo esto fue pagado y ambos chicos salieron de aquella tienda de disfraces. Se hacía tarde.

Una pista de hielo con escasas personas, música suave y un chico intentando sostener a otro para que no se callera. Era divertido, se sentía bien estar así, se sentía bien estar con Orlando. Así era el primer amor, así es la vida. Y en ese instante, mientras Aidan abrazaba el abdomen de Orlando por detrás y se movían balanceándose lentamente se dio cuenta de que sería capaz de dejarlo todo e irse con Orlando a cualquier parada de autobús y tomar el primero que llegará. Pero eso no sucedería, pues el día estaba llegando a su fin.

Eran las diez de la noche, caminaban de la mano. Era hora de hacer la última cosa.

¨ ¿Qué cosas no has hecho en tu vida y se pueden hacer hoy?¨.

Era hora. Dos horas para el inicio de un nuevo día y el fin de ¨nosotros¨.

¨Eso es fácil. Subirme a una rueda de la fortuna¨.

Era hora de bajar del juego.

¨Disfrazarme, nunca salí a una fiesta de Hallowen¨.

Era hora de salir del sueño.

¨Nunca he patinado sobre hielo. Mi madre sabía y murió antes de poder enseñarme¨.

Era el fin de todo. El futuro de ambos será diferente.

¨Y bueno...¨-

Caminos separados.

¨¿Qué más no has hecho y quieres hacer hoy?¨.

Habían llegado a su destino final.

¨El amor¨.

Era tan confuso y tan real, como un golpe en la nuca. Esto sería un gran golpe para ambos, había que admitirlo. Su romance fue estúpido, inestable, no merecía llamarse así. Tal vez era que ambos tenían diferentes ideas del amor, no pensaban que las relaciones serían tan difíciles. Ver a Richard y Martin tan felices y unidos todo el tiempo, ¿Por qué demonios ellos no podían tener eso?.
La vida era una mierda; las personas malas podían vivir toda su vida sin recibir un castigo y algunas de las pocas personas que aún había sólo vivían para sufrir.
Convivir en sociedad resultaba difícil. Relacionarse, encariñarse, enamorarse, y luego, a veces sin cumplir todas las anteriores, llegaba la inevitable muerte.
Aidan se fue preguntando todo el camino qué sería después de Orlando. Si la vida cambia cuando dejas de ver a esa persona que cruza la calle cuando tu vas a casa, a aquella persona que te saluda desde la puerta de un negocio, ¿Cómo sería la vida sin esa persona a la que amaste por un día y luego decidiste dejar ir?.
No había motivos.

Sí Thorin no hubiera muerto.~Thilbo Baggenshield ~(Yaoi.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora