Teenage dirtbag | h.s |

|1|: Repetir.

Me arrastré fuera de la cama y, después de un paso rápido por el baño para aplicarme una relajante ducha, fui a la cocina. Allí encontré a mi madre, sentada en la mesa preparando el desayuno. Tenía una sartén en la mano mientras con la otra cascaba los huevos, tenía el pelo alborotado, como si acabara de levantarse. Giró para mirarme y sonrió.

          —Buenos días.

Me senté en la silla de enfrente y llené un bol de cereales con una jarra de leche. Mi apetito hoy se había incrementado.

Por el foro apareció mi padre con un chandal, bien arreglado, lo díficil era no verle guapo todos los días.

          —Buenos días pequeñas. ¿Preparadas para cargar? El camión llegará en cinco minutos.

Salió a empaquetar los únicos aparatos que aun permanecían intactos, no querían irse, se aferraban a esta casa, su hogar, al igual que yo, estaba arrancando los tallos de una flor que empezaba a florecer para transplantarlo en otra que debía volver a cuidar, volverla a hacer crecer, porque trasplantar una flor sin marchitarse no era tan fácil. En resumen todo es nuevo y ami no me gusta lo nuevo, no me gusta probar cosas nuevas, quizás las odies o las ames pero ¿para qué arriesgarse? es mejor quedarte en lo que conoces.

Mañana primer día de instituo siendo investigada y observada por todo el mundo,  no me gustaban las primeras impresiones, siempre he creído que lo peor es quedarse en la superficie, sino conoces a alguien es imposible mostrarse afectuoso, no era difícil de entender.

          —¡Vamos __!

Mi padre balanceó mi cuerpo quitando todos los pensamientos negativos con esa sonrisa que lo caracterizaba.

          —Está bien, bajaré las últimas.

Subí por última vez a mi cuarto, este lugar donde tanto tiempo había pasado, mis recuerdos pasarían a otro destinatario, esto era realmente duro. Tropecé con un marco, lo cogí y los recuerdos me inundaban los ojos, mis únicas verdaderas amigas estaban hay, en un simple marco de cristal, porque esto es lo único bueno que me ha pasado en todos estos años.. ¿triste?. No llores __. Pero que esperaban mis padres, soy una simple adolescente, no nos gustan los cambios, me preocupaba no encajar, quedarme en eso, la nueva. Intenté arrancar los brotes que surgían en mi mente, produciendo una fatiga con el aire que exhalaba. Mis padres lo hacían por nuestro bien, la casa estaba en mejores condiciones, era más grande e incluso tenía un patio para nuestro pequeño Ezra.

          —Y esta creo que es la última –susurró mi padre con una enorme sonrisa.

          —Tenemos que despedirnos.

          —Muchos momentos que nunca olvidaremos

Me apoyé en el hombro de mi padre mientras los recuerdos pasaban en forma flashbacks repentinos.

Rumbo a mi nueva vida.