17.
Organizar una reunión de chicas fue idea de Calipso, os juro que yo no tuve nada que ver. La peliazul insistía en que organizar una noche de chicas en casa era lo que mejor me venía para animarme un poco después del shock que todo el mundo se llevó con el cadáver de La Pista, y después de tres días insistiendo cada cinco minutos, le dije muy amablemente que hiciera lo que le saliese del coño y que me dejara en paz de una puta vez.
Lo sé, a veces soy demasiado amable.
― ¡Bien! ― Gritó emocionada, y se lanzó a darme un abrazo de esos que daba ella, con demasiado contacto físico de por medio. ― Verás cómo te gusta, Maxine. ¡Nos lo vamos a pasar en grande!
― Sí, sí... Lo que tú digas. ― Dije resignada, rodando los ojos y dejando apoyar la cabeza en la barra de The Moonlight.
― ¿Qué le pasa a esa? ― Preguntó Reed, acercándose a dónde yo estaba.
― He dejado que me líe para hacer una noche de chicas en casa...
― Anda, mira, ¡podéis invitar a Brandon! ― Dijo Ian, que apareció de la nada seguido de su hermano.
― ¡Acabo de llegar! ¡Ni siquiera he abierto la boca! ― Se quejó Brandon por el ataque gratuito.
― Tranquilo, cielo, ya había pensado en ti desde el principio. ― Seguí la broma, guiñándole un ojo al rubio.
Brandon rodó los ojos y se sentó de brazos cruzados en uno de los taburetes.
― Gracias, Max. ― Dijo al tiempo que se me escapaba una carcajada.
― De nada, cariño.
Le sonreí de nuevo y miré hacia el escenario, las chicas estaban haciendo uno de esos bailes en la barra que practicaban tanto y que yo siempre había querido aprender, pero me faltaba eso indispensable: talento para bailar.
― Buenas, chicos, ¿qué os pongo? ― Preguntó Vicky, atareada detrás de la barra.
― ¡No sabes cómo me apetece uno de tus especiales, Vi! ― Dijo Ian, imitando el apodo que Calipso le había puesto a la rubia.
Vicky rodó los ojos y preparó uno de sus especiales para cada uno.
― Invita la casa esta noche, pero porque sois vosotros... ― Comentó, sacándose un cigarro del paquete que escondía detrás de la botella de vodka y decidiendo que era su descanso.
― ¡Vi, tienes que venir a la noche de chicas! ― Invitó Calipso, sonriendo como si ya le hubieran dado el sí. ― Venga, van a ir todas.
― ¿Quiénes son todas? ― Pregunté, cruzándome de brazos.
― Pues Audrey es la única que me ha dicho que sí de momento... ― Dijo Calipso, encogiéndose de hombros. ― No sé.
― Y Brandon. ― Dijo Ian por lo bajo, dándole una palmada en la espalda a su hermano.
Vicky miró a Calipso y resopló, supongo que le dio pena, porque aceptó casi sin rechistar.
― Bien, iré, aunque sea para animar esa fiesta cutre que habéis montado.
― La idea es de ella, yo no tengo nada que ver. ― Dije defendiéndome, levantando las manos para demostrar que yo era inocente de esa noche que tenía la palabra fracaso escrita con letras de neón.
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Como la cafeína para la resaca.
ActionDespués de tres años viviendo en los barrios bajos de Nueva York, Maxine Bianco se había acostumbrado a la extraña rutina de su vida, como a sus horarios de vampiro, a tratar con borrachos o simplemente a reconocer la sirena de la policía desde la d...