Capitulo 3: No volveré

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Mateo

32. Exactamente 32 son las veces que me ha llamado Damián a mi celular y no le he atendido.

Ya era casi de noche. Armando me dijo que me podía quedar con él en su casa hasta que resuelva mis asuntos.

Cuando salí de la casa fui hacia la veterinaria y ahí estaba Armando preocupado por mi apariencia destrozada con los ojos irritados y los rastros de llano. Le conté lo que pasó en mi casa y él me apoyó ofreciéndome la suya y el consuelo de amigo.

Ahora estaba en la habitación de huéspedes de la casa de Armando. Había comido una ensalada ya que me obligó a comer mi mejor amigo. Me acosté en la cama pero no lograba dormir...solo pensaba en Damian. Cada vez que pensaba en él sentía que lo extrañaba pero cuando pensaba en lo que vi esta mañana, solo sentía decepción y dolor, además de enojo. Tenía sentimientos encontrados, por un lado no lo quería cerca y por el otro me moría por estar con él.

Siento el típico sentimiento de amor/odio.

Lo amo: y lo odio.
Lo extraño: y no quiero volver a verle.
Le necesitó: pero me hace daño.

Mis sentimientos son revolucionarios, tengo una guerra interior. Pero a pesar de eso, solo tengo una certeza: No voy a perdonarle.

Lo hize una ves, le perdone cuando me lastimo hace años. No lo volveré a hacer.

¡Estoy cansado de ser el que siempre perdona! ¡No lo haré esta vez! Así me muera de dolor...no regresaré con él.










Ya era de mañana y Armando me golpeo la puerta de la habitación para que me levantara a desayunar. La verdad es que no quería levantarme pero tampoco quedarme en la cama.

Me fui hacia la cocina donde estaba Armando haciendo unas tostadas con mermelada, unos huevos y café.

–Ten –dijo poniendo un plato con todo eso frente a mi– Desayuna.

–Gracias –musité con pesadez. No tenía hambre pero no despreciaría a mi amigo.

–¿Te sientes mejor? –cuestiono sentándose a mi lado con su desayuno.

–¿La verdad? –pregunté y él asintió– No.

Él suspiró– Tienes que olvidarte de lo que pasó.

–¿Como?- pregunté sarcástico– Llevo siete años de mi vida con él, ¿Como me olvido?

–Tenes que seguir...no puedes caerte así.

–Te agradezco que me intentes poner bien, y que me hayas recibido en tu casa. Pero no puedo hacer eso que me pides. No puedo olvidarme de Damián de un día para otro.

Él no dijo más y desayunamos en silencio.

A pesar de que no tenía ganas de nada tuve que ir al trabajo. Ahora tenía el turno de la mañana/tarde junto a Armando. Ambos nos fuimos en mi auto. 











Después de pasada el mediodía, termine de atender a una perrita que había sido lastimada con un alambre. Le di sus medicamentos a sus dueños y los acompañe a la salida. Cuando la gente se fue me encontré con lo que menos quería.

Damian.

Damian estaba en la vereda de la veterinaria mirándome apoyado sobre su auto.

Le dedique una mirada fría y me gire para volver a mi consultorio pero él no me dejo.

–Mateo por favor –dijo poniéndose frente a mi.

–¿Que quieres? –le pregunté fríamente. Estaba más calmado que ayer pero aun igual de enojado y dolido.

SIENTO                                             (Gay) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora