Epílogo

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Cuando pisó la estación de tren no pudo evitar suspirar con cierto desánimo: Jongdae no estaba ahí, esperándole con una gran sonrisa y una caja de bombones como acostumbraba a hacer.

Algo tiró de su abrigo repetidas veces, reclamando su atención. Desvió la vista y se giró para ver a Soeul, la pequeña le miraba curiosa con una sonrisa en el rostro, a su lado, su abuela le daba la mano al más pequeño de los dos hermanos, Daeul.

Se agachó y se puso de cuclillas para estar a la misma altura que los niños.

—¡Saluda a Jongdae de mi parte! —exclamó con entusiasmo la niña.

—¡Y de la mía! —repitió el más pequeño dando pequeños saltitos.

—¡Y dale muchos besos!

—¡Muchos besos! —volvió a repetir las palabras de su hermana. En realidad había dicho algo más, pero aquello fue lo único que el pelinaranja logró entender.

El mayor no pudo evitar reír ante los comentarios de los pequeños. Levantó su puño y susurró «¡hecho!» acompañándolo de una gran sonrisa.

El el viaje de tren a Busan¹ le había tocado en los asientos próximos a dos niños pequeños y a su abuela. La anciana se había quedado dormida a los pocos minutos, dejando a sus dos nietos junto a Minseok, quien no se resistió a jugar con ellos. Soeul, la mayor de 6 años, era una chica desbordante de alegría que hablaba por los codos; Daeul, por el otro lado, era sólo un pequeño de 3 años que acostumbraba a repetir con entusiasmo todo lo que su hermana decía.

Y por si fuera poco, el chiquillo tenía la misma sonrisa y mirada tierna que Jongdae.

Ambos viajaban con su abuela a Busan, a ver a sus padres, quienes por tener tanto trabajo no podían hacerse cargo de ellos, o al menos eso era lo que le había contado Soeul. En el viaje —que había durado tres horas y algo más— había estado jugando con los pequeños y aquello le generó unas ganas terribles de tener hijos. Sabía que era joven, que aquella idea era precipitada y lo único que hacía era ilusionarse, pero ya podía verse rodeado de niños junto a Jongdae.

Y al final, Soeul había acabado sacándole información acerca de su vida, como que tenía 20 años y que iba a darle una sorpresa a su novio. Y rió cuando la pequeña se sorprendió al saber su edad, puesto que según ella él se veía mucho más joven y que para nada aparentaba su edad. Y no era la primera vez que alguien se lo decía, empezando por su novio, quien repetía constantemente lo bebé que seguía pareciendo a pesar de que habían pasado tres años.

Cuando se despidió de los niños sintió un vacío extraño, como si se tuviera que despedir de sus propios hijos, porque sí, tan solo un viaje que había durado tres horas y media había sido suficiente para encariñarse con ellos.

Suspiró y se colocó bien su mochila, la cual únicamente cargaba con cosas indispensables tales como el cepillo de dientes, el móvil y algo de ropa básica. Además de algo de comida que le había dado Sooyeon para que le llevase a su hijo. Una pequeña parte de la ropa que Minseok poseía, estaba en casa de Jongdae, habían sido tantos los viajes que había hecho y las visitas a la casa de su novio que mucha de la ropa que siempre llevaba había acabado quedándose allí, así, cuando pasase el fin de semana en su hogar no tendría que cargar con toda una maleta, además, si necesitaba algo, Jongdae se lo prestaba con gusto. Y así en viceversa, él también tenía bastantes cosas de Jongdae guardadas en su cuarto.

Empezó a caminar directo al apartamento que Jongdae compartía con Baekhyun y Chanyeol. No estaba precisamente lo que denominaría como cerca, pero si se podía ir andando, además, de paso pensaba comprar algún dulce para llevarle a su novio.

Siento llamarte Jongdae... ❀ {Xiuchen/Chenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora