-¿Amor?-

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-James -dije jadeante.
-¿Melody?...
Nuestras respiraciones chocaban, ambos nos necesitábamos.
¿Sera que esto es amor? No, el amor no se siente así, el amor puede doler...
Me separe de él instintivamente. Era algo ridículo pensar así, de que alguien como James Bay pueda fijarse en alguien como yo. Pero que mas daba ¿No?
-Sabes ya es algo tarde y creo que deberíamos ir a descansar ¿No crees?
En sus ojos note cierta tristeza. Algo dentro de mi admitió que había hecho mal al haberle rechazado, pero el nunca me había dicho nada.
-Claro -sonrió débilmente.
-Sigueme...
Regresamos a la oficina de la directora, aun sentía frío en los pies. Con James andando detrás de mi no podía pensar con claridad. Era algo hipnótico.
La luz de su oficina seguía encendida. James se quedo esperándome parado en el marco de la puerta, observando todos mis movimientos. Tome las pastillas que estaban en el escritorio y las envolví en un pañuelo de tela. Por supuesto que no dejaría que ese chico se las tomara era alguien normal -al menos eso creía yo- .
-Sabes James no puedes quedarte a dormir aquí... -me mordi el labio. Sus preciosos ojos me miraron de arriba hacia abajo, no era incomodo, al contrario, era excitante. -En la madrugada enfría mucho este lugar...
El muchacho asintió levemente confundido.
-¿Pero donde podría quedarme a dormir?
Esta vez si me sentí algo incomoda.
-En mi habitación, por supuesto...
Asintió mirando el piso, parecía avergonzado, pero lo vi sonreír de lado.
-¿Donde están tus cosas?
-pregunte-
-No lo se, supongo que aun siguen en la camioneta -contesto dudoso-
-Claro, entonces ven.
Apague las luces de la oficina y cerré con mucho cuidado la puerta, caminamos algo rápido mientras llegábamos a mi dormitorio.
-Es aquí -dije en un hilo de voz.
Abrí con cuidado y encendí la lampara que estaba a un lado de mi buró.
Mire el reloj en la pared: 12: 45 a.m.
James cerro detrás de mi y me miro finamente.
-Espera -dije caminando hacia mi guardarropa.
Debía de tener algo que darle para ponerse. Estaba segura de que Francis me había regalado un pantalón de pijama cuando vine aquí, que era de el, por supuesto.
Lo había encontrado, en un cajón donde guardo mis blusas. Supongo que le quedaría. Una playera para él realmente no tenia.
El castaño seguía de pie, mirando las aburridas paredes blancas.
-Toma James... -Le extendí mi brazo para darle el pijama. -Es lo único que tengo que puede quedarte.
Lo tomo con cuidado y sonrió.
-No te preocupes, es perfecto...
Tu lo eres -pensé- Vaya ahora no dejaría de admirarlo, era una locura. Típico.
-Puedes cambiarte en el baño
-dije nerviosa-
Volvió a asentir, se acerco para regresarme la manta que le había dado, estaba tibia y olía a él, supongo que era vainilla o algo así. Me senté en la orilla de la cama esperando, con los nervios en mi cabeza...
Salio de pronto, con el pantalón de pijama puesto, su ropa anterior doblada, sosteniéndola en sus manos, y sin camisa...
¡Dios mio sin camisa! Trague saliva con fuerza. El me veía con ojos divertidos. Enserio este chico quería que estuviera mas tiempo en este hospital. Definitivamente enloquecería. Desvíe mi mirada rápidamente. Esto no estaba bien. -Puedes dormir en mi cama James...
Tome una almohada y me puse mis pantuflas.
¡Al fin pies calentitos!
James me miro confundido.
-¿Y tu dónde dormiras?
-Ya veré -Dije despreocupada-
-No, por favor, no te vayas, quedate aquí.
Eso mas que un favor parecía una suplica, el me miro con ternura.
¿De verdad quería que me quedara a su lado?
-James no creo que sea...
-Por favor -me tomo de la mano acercandome a él. Era tan cálida.
Esta vez si era una suplica.
Exhale sin muchas ganas, pero un atisbo de felicidad me invadió.
-Esta bien.
Apague la lampara y me acerque a la cama, James aun no se acostaba y espere a que lo hiciera. Lo hizo rápidamente, mientras se cubría con las frías sabanas.
Después lo hice yo. Lentamente. Choque mi espalda contra el pecho de James.
-Lo siento -susurre-
Sentí la sonrisa del castaño detrás de mi.
Me incorpore en la cama lentamente. James me ayudo a cubrirme con la manta.
-¿Melody? -dijo James en un hilo de voz-
-¿Si? -cerré mis ojos pesadamente-
-Gracias, por todo.
También sentí su cálida respiración en mi cuello. Era tranquila, me inspiraba tanta paz.
-No es nada James -Sonreí aunque mi lindo acompañante no me viera -Descansa.
-Descansa Melody...
La mano de James rodeo mi cintura, no quería romper ese hermoso momento con uno de mis estúpidos comentarios.
Al poco tiempo él había caído en un profundo sueño, al igual que yo...




Scars -James Bay-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora