3. Complicaciones.

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Mientras divagaba por el mundo de los sueños, noté como alguien me zarandeaba.

-Freya, despierta, ya está la cena. -Oí la voz de Juls.

-¿La cena? -Abrí los ojos como pude. ¿Tanto había dormido?

-Sí cariño, has dormido durante todo el día, parecías estar realmente cansada.

-Odio esto. -Confesé algo harta.

-Ya sabes que tu cuerpo consume mucha más energía ahora, sobre todo después de lo de hoy.

-Lucas te lo ha contado. -Lo que era más una afirmación que una pregunta.

-Sí. Sé que no es tu culpa, pero intenta tener más cuidado.

-Justo eso me dijo él. Repito, odio esto.

-Es lo que eres, cielo. No puedes cambiar eso, ni puedes vivir con ello si lo odias. Simplemente puedes... Aceptarlo. -Me abrazó.

-Suena tan fácil cuando lo dices así. -Le devolví el abrazo.

-Ahora será mejor que bajes o Kath te dejará sin comida. Esa chica come por siete y aún así no engorda nada. ¡Qué alegría! -Bromeó.

Bajamos a la cocina y vi a mi mejor amiga y a mi padre adoptivo manteniendo una conversación entre risas.

-Bueno ya estoy aquí así que espero que me hayan dejado comida.

-Kath no ha dejado mucho pero... Algo puede quedar. -Rió Lucas, a lo que ella puso una cara de reproche.

-Exagerado. Toma, aquí tienes. -Me ofreció un plato con comida.

Una vez que Lucas y Juls se levantaron de la mesa, decidí indagar un poco más en lo que había ocurrido esa mañana y, de hecho, si algo salseante ocurría, Kath lo sabría seguro.

-Y... ¿qué tal todo? Ya sabes, después de irme. -Removí la comida con el tenedor.

-La verdad es que estuvo agitado. El rumor se extendió como la pólvora y fuiste la comidilla del día. -Me miró. - Casi fue mejor que decidieras tomarte el resto del día libre. Por suerte creo que mañana todo estará olvidado.

-Eso espero. -Dejé el tenedor en el plato y nos pusimos a recoger la mesa. Después de aquello nos sentamos a ver la tele junto a Juls y Lucas para al poco después irnos a la cama. Ni siquiera sabía cómo iba a ser capaz de dormir después de haber dormido tanto, pero aun así lo hice.

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Desperté al oír el teléfono de la casa. ¿Quién llamaba tan temprano?
Al notar que nadie respondía me levanté como pude y bajé a contestar, lástima que resultase ser simplemente una mujer intentando venderme algo.

La casa estaba demasiado silenciosa así que fui en busca de alguien pero no encontré a nadie. Estaba completamente sola.
Subí a mi habitación a vestirme y una vez acabé me di cuenta de que tenía una nota en la cómoda:

"Si estás leyendo esto es porque he desistido de llamarte y no te has despertado. He tenido que irme sin ti porque NO HABÍA FORMA DE DESPERTARTE pedazo de marmota, y mi popularidad académica no puede verse dañada. (No sé a quién engañaría eso) En fin, mueve tu culo y ven corriendo a clase, te estaré calentando la silla para cuando vengas.
Te odia pero con mucho amor tu querida y mejor amiga Kath."

Automáticamente agarré mi móvil y miré la hora, lo que me hizo apresurarme más ya que eran las diez de la mañana. ¡Diez de la mañana! Me había dormido las 3 primeras horas, genial. Gracias a dios que aquella mujer llamó al teléfono de casa, si no dudo mucho que hubiese conseguido despertarme.

The Big Bad Wolf must dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora