5. Hogar, dulce hogar.

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-Bienvenida a casa. -Dijo Juls mientras empujaba la puerta de la entrada y nos daba paso.

La casa era más grande de lo que esperaba y ciertamente tenía su encanto a pesar de estar prácticamente vacía. Estaba hecha de madera y sus ventanales eran bastante amplios, por lo que se podía aprecian claramente la naturaleza del exterior.

Caminé un poco por el interior y me fijé en la chimenea que había, siempre había querido tener una para sentarme cerca con mis cascos y desaparecer del mundo con mi música. Un poco más a la izquierda se erguía una amplia escalera que daba paso al piso superior. Parecía algo tétrica pero, con suerte, adornada podría ser un cálido hogar.

-¿Te gusta? -Preguntó Lucas dirigiéndose a mí.

-Sin duda, aunque parece un poco tétrica ahora mismo. ¿Es aquí donde vivíais cuando mis padres estaban aún vivos?

-Mejora con decoración y con el tiempo, te lo aseguro. -Sonrió. - Sí, aquí era donde Juls y yo comenzamos nuestra vida juntos, en compañía de tus padres y de la pequeña chica aquí presente. Pienso que este hubiese sido un buen sitio para que te criases. Más en contacto con... Bueno, los tuyos. -Se rascó la nuca.

-Vosotros siempre seréis lo que tú llamas "los míos".

-Ya sabes a lo que me refiero, pero de todas formas me alegra oír eso. -Sonrió. -Bueno, no te quedes ahí y ven a ayudar con las maletas.

-¿Y los muebles? -Señalé a mi alrededor.

-Llegarán en un par de días, todo ha sido demasiado rápido así que lo hemos tenido que preparar todo lo antes posible.

-Lo siento... Por todo, por haceros una y otra vez renunciar a vuestra vida. -Le miré a los ojos, si había un momento para ser totalmente franca, era ese. -Sé que ha sido complicado y ni siquiera habéis podido formar aún vuestra propia familia por culpa de ello.

-No tienes que disculparte por ello. Fuimos nosotros quienes decidimos coger este camino a pesar de saber lo que conllevaba. Tú eres nuestra familia. -Podía notar la verdad y la calidez de sus palabras a través de su mirada. A pesar de no congeniar a menudo, siempre estarían en mi corazón. -Ahora vamos, hay mucho que cargar.

Ambos salimos fuera de la casa y empezamos a cargar maletas hacia el interior. Mientras, Juls le narraba historias que habían vivido en cada lugar de aquella casa a lo que Kath hacía caso omiso y ponía en orden sus redes sociales. Al acabar, Lucas nos mandó a comprar mientras él y Juls descansaban un rato.

Una vez en el coche me dediqué a ver el paisaje por la ventana. La casa se encontraba algo adentrada en el bosque debido a que en el momento en el que ellos vivían aquí querían estar conectados con la naturaleza, con lo cual no había mejor casa que aquella, además de que si mantenían contacto regular con la manada debían estar en un lugar seguro para ellos.

El camino hacia el supermercado no fue tan largo como esperábamos y también encontramos aparcamiento sin ningún problema.

-Menos mal, algo de civilización. -Kath alzó los brazos.

-Un poco de relax te vendrá bien, estás demasiado enganchada a tus redes sociales.

-Habló la que no se separa de su móvil. -Se cruzó de brazos mientras me miraba burlona.

The Big Bad Wolf must dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora