Narra Reil en presente
Si por casualidades de la vida viajas siguiendo la orilla del océano encontrarás un reino. Un reino enorme en el cual hay una "comunidad" llamada Pandora. Gobierna el reino en consenso con los 4 duques que la forman. Ahí, encontarás a un grupo muy agradable.
Oz Vessalius, un chico de ahora 16 años. Gilbert Nightray, un hombre de ahora 25 años. Y Alice Rainsworth, una muchacha de la cual no estoy muy seguro de su edad. Antes, mi hermana y yo, de ahora 17 años, también formabamos parte del grupo. Tiempo después de que La Narradora arrastrara a mi cadena al Abismo Mía y yo tomamos una decisión. Hace un año...había pasado tanto tiempo...
Mi querida hermana decidió que sí iba ha perdonarme, pero que no podía olvidar. Y que como requisito tenía que contarle todo lo que sabía y dar mi consentimiento para todas las pruebas que quisieran hacerme.
Gracias a eso descubrimos muchas cosas, como una pequeña bipolaridad en mi persona... y cosas así.
Al parecer era una de las cosas que me atormentaban desde pequeño. Por lo tanto eso también desmintió la charla de mi antigua cadena. No era que odiara a mi hermana. Y tampoco era que la engañase con recuerdos falsos. La verdad absoluta es que... la bipolaridad ejercía demasiada presión en mí...
-¡¡Hey!!¡¡Hey!!¡¡Hey!!¡¡Hey!! Sordo... ¡¡REIL ERES UN SORDO!!
-Mía...- ¿de verdad tuvo que interrumpir?
-Sí, soy yo...¿Estas listo?- Mi hermana me mira sonriente, yo asiento
Por fin llegamos al momento al que yo quería llegar. Mi hermana y yo decidimos que era hora de cumplir nuestro sueño. El irnos a vivir a "La montaña de las estrellas"
Está mucho mas allá de este reino. Mucho mas lejos de lo que nos gustaría. Estaremos solo mi querida hermana y yo.
También nos duele dejar este lugar, y a todos los amigos que hemos hecho aquí.
-Tengo mis maletas listas- Mía me mira satisfecha y orgullosa... ahora su rostro se vuelve mas serio- ¿A que esperas? ¿No irás a esperar que lleve yo mis propias maletas? Eso sería algo tan normal que sólo imaginarme haciéndolo me da hasta mareo.
No puedo evitar reirme. Ella también ríe mientras toma sus maletas por el asa y las arrastra fuera del cuarto
-No irás a quedarte sentado en la cama todo el rato ¿no? ayudame a guardar las cosas Reil-Mía empieza ha empujarme hasta que me caigo de la cama- Ponte al menos los zapatos, pedazo de vago
Le hago caso mientras me vuelvo a sentar para no desequilibrarme mientras me los coloco
-Hermanita...-digo tratando de llamar su atención
-¿Sí?
-Te quiero-ella sonrie y se acerca a mí
-Yo también te quiero hermano. Ahora vamos. Oz y el resto nos esperan-Toma la última maleta (la que me pertenece) y salimos fuera
Había un carruaje. Un carruaje que nos iba ha llevar muy lejos.
-Hey, ya estais aquí- Oz corre a nuestro encuentro y nos abraza-Dios, no me puedo creer que os marcheis. ¿Volveréis de visita?
-Por supuesto- afirma Mía sin preguntarme
-Bueno, eso es relativo- digo yo- con los niños será mas dificil, ¿no crees tú eso,hermanita querida?
Dí en el blanco, pues se sonrrojó
-Por que...obviamente...querrás hijos...¿me equivoco?-le saqué la lengua solo para enfadarla
Recibí un golpe en la cabeza de grado medio
-Me lo tomaré cómo un sí
Cuando estábamos listos para irnos tomé la mano de mi amada
-¿Lista para abandonarlo todo?
-Nop...-ella corresponde a mi apretón- Vamos a hacerlo.
Y ambos subimos al carruaje. Ante la atenta mirada de nuestros amigos saludándonos el carruaje empieza a marchar
-¡¡Adiós, Reil!!¡¡Adiós, Mía!!-Gritaban- ¡¡Buen viaje!!¡¡Volved de vez en cuando!!
-¡¡Adiós!!¡¡Adiós!!¡¡Os extrañaremos!!-Contestaba felizmente Mía
Si alguna vez haces un viaje siguiendo la orilla del océano probablemente encuentres un reino gobernado por Pandora. Nuestra historia no aparece en ningún libro. Y la mayoría de la gente nunca escuchó hablar de ella. Otras personas creen que es un mito. Pero si de verdad queréis encontrar la verdad no esperéis a que os la cuenten. Investigadla vosotros mismos, haced un viaje e id a Pandora. Podéis preguntarle los detalles a los que la vivieron más de cerca. La historia está ahí, oculta entre sus palabras. Sólo hay que ser lo suficientemente osado como para encontrarlas.