Will, un nuevo hermano

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La caza de las banderas era un actividad bastante recreativa, si la mirabas del lado de formar un equipo y correr estratégicamente. De lo contrario solo sería un método para terminar en el suelo con un moretón enorme, unas ganas tremendas de dormir; un cansancio tremendo.

Suerte que tú lo mirabas del lado interesante. Te gustaba correr y, a pesar de tu falta de condición física, no eras tan mala resistiendo. Un par de semanas y podrías participar en las competencias de lucha. Aunque no conocieras como se usa un arco y eso. El sueño de tu tío solo había demostrado un lejano pasaje en el que te baterías a duelo con Thalia, usarías el arco dignamente y te besarías con Nico. Sí, que realidad.

Ciertamente Di Angelo, no hacía nada más que confundirte, te sonreía sin llegar a ser cortés, pero te miraba manteniendo una línea de fuego. No hablaban más allá de tres palabras. Y en realidad no debería interesarte. Tu madre prohibía los amores entre cazadoras y creías, no le agradaba nada que tuviera Hades al lado.

De seguro y haría que uno de sus lobos le mordiera la garganta para asegurarse de no verlo más. Por tanto, no podías permitirte que lo que, aceptabas, resultaba ser un atracción, se volviera un "Me gusta". Eso sería casi fatídico. Casi como conducir el auto de Apolo.

Te agregaste con la caza de las barbies y Ares, que claro, aún no olvidaban el rencor que le tenían "A las de tu clase", pero si decidieron que sería prudente mantenerte a salvo. Una de ella, Pipper, para ser precisos, te entregó un arco de madera y te explico lo básico. Por más que te parecía absurdo, a la primera lograste entender cómo se hacía. Estaba en tus genes. Aunque debías hacer uno mejor, no creías que Artemisa le gustara eso.

Miraste los guantes de cuero y recordaste vagamente cerrar el puño. Tu sorpresa fue notoria al materializarse en tu puño la legendaria arma de caza.

-...no me lo creo-Susurraste-...qué nombre sería prudente, es tan magnífica-Meditaste con algo de impaciencia-Bueno...debe ser algo con Artemisa...o...a....e...o.... ¡Orión!, eso es-Diste una mirada satisfecha-Orión el cazador.

Qué mejor manera de empezar tu labor como cazadora, que tener en tu puño la daga del único hombre al mando de tu madre.

-Eso quiere decir...-Te sorprendiste y rápidamente chocaste puños. No querías que ningún campista te observara, por lo que caminaste un poco más solo para verificar que efectivamente Apolo no te había mentido. Te equipó con todo tipo de armas dispuestas a llevarte por lo menos, a salvo a la cabaña. El arco dorado relucía imponente, más brillante que cualquier arma vista por los mestizos, era el reflejo del sol brillante. No tenía un lugar donde se encontraran las flecha. Así que no debía estar listo para ser usado o quién sabe, si podía aparecer así, podría tener flechas. Lo colgaste en tu hombro y para tu, nuevamente, sorpresa. Desapareció con todo lo demás. Con Orión...talvés el nombre de tu arco debía ser imponente.

-Qué se uno que brille como su misma figura, uno tan...significativo...Potnia Theron-Sonreíste con gran complacencia, estabas segura de qué, podrías defenderte mejor ahora. Con "Señora de los Animales", tendrías cerca la naturaleza y lo que ella podría ofrecer.

Se alistaron cerca de las praderas. La división principal formaba una o en el centro, un poco lejos de la bandera. Las barbies, comandaban los laterales, cerca de los arbustos, donde el reflejo de su rostro en el agua no pudiera distraerlas y finalmente, tú estabas como única arquera, entre las copas de los árboles, ocultada con sus ramas y a una asombrosa vista perfecta de la bandera. Aún te costaba pensar que no te parecía nada raro subir un árbol el doble de grande de los que se encontraban en tu casa.

El cuerno sonó a lo lejos, anunciando que ambos mandos podían avanzar. La casa de Ares no dudó en moverse dejando la parte inferior de la o, ocultados esperando la señal. Clarisse, se mantenía vigilante, desplazando a sus hermanos, conforme ella se movía estratégicamente a lo largo de la pradera. Algunas ninfas miraban divertidas y otras cotilleaban por quienes serían los vencedores.

Inesperadamente bueno (Nico di Angelo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora