Lo más difícil no fue precisamente despertar, sino precisamente levantarse con el ánimo dispuesto a enfrentar a tu madre en cuanto el tiempo se diera...ciertamente no sabías con exactitud cuando
También debías agregar que tu relación con Thalia no se estaba volviendo como creías, empezabas a creer que en el primer momento que pudiera demostraría lo superior que era a ti. Tratarías de mantenerte a la raya evitando otro mini conflicto.
-¡________!-gritó desde afuera una de las cazadoras. Tenía el cabello rubio en una coleta alta-Debemos agruparnos.
-Ya voy-respondiste terminando de alistar tu uniforme. Esta vez consistía en botas de cuero con algunos bordes de lana, una sudadera negra con diversos bolsillos, una playera con una calavera, pantalones oscuros y los fabulosos guantes.
Saliste de tu cabaña y procediste a recogerla. La pelinegra te veía con algo de recelo desde el lugar donde comandaba a las cazadoras. El aire se sentía tenso cuando las dos estaban en un mismo sitio y lo peor es que ella no comprendía que querías retirarte de tu puesto como futura capitana. Esperaste sus ordenes y para tu sorpresa te dejó vigilando el punto central, sin tener acción en combate a pesar que sabía tu talento natural y habilidad. Estaba jugando sucio.
Así que solo te quedaba sentarte...
-Vaya jugada..-bufaste molesta, te hiciste en un roca lo bastante alta para acomodarte.
-Ve el lado bueno-te comentó la otra cazadora, tenía extrañamente el cabello rojizo como el fuego, parecía de tu edad y, a juzgar nunca la habías visto, tenía un curioso brillo especial-Pronto no demoraran en acudir por nuestra ayuda.
Y así mismo fue, pronto se escuchó el grito de una de las cazadora. Al parecer la crías de los pescados mutante mujeres-sirenas devora semidioses se resistían a morir fácilmente. La chica pelirroja se levantó, pero intentaste detenerla.
-Vamos, nos necesitan. No podemos dejarlas así.
-Pero...Thalia.
-Tu no eres la hija de Artemisa, compórtate como tal.
La chica literalmente te dio una palmada en la cara que te devolvió a la realidad. Debías hacer lo correcto y, lo correcto era enfrentarse a las sirenas no importase que dejaras el campamento solo, eso no remplazaría la vida de la chica.
-Debemos ir-sonreíste apareciendo el arco dorado.
Tenías toda la razón, una de las chicas se encontraba siendo arrastrada hacia el fondo del agua sin que el resto pudiera ayudarla, porque se batían a duelo con las sirenas. Te arrojaste al agua, pero sin poder alcanzarla. Moviste el arco y disparaste la flecha, dio en la cabeza de la primera sirena que se esfumó como una bola de humo y luego, la siguiente también se esfumó. La chica empezó a nadar a la superficie.
-¡Porqué te retiraste del puesto!-rugió la voz de la pelinegra. Por tu culpa habían perdido a las otras sirenas
-Había alguien ahogándose, pero nadie la salvaba-espetaste molesta ayudando a subir a la chica.
Thalia pareció reaccionar, pero aún así mantenía su rostro molesto.
-Debes seguir a la capitana, no crees que te tendremos en un pedestal-bufó-debes adaptarte a cumplir las leyes.
-Ella iba a morir-chillaste molesta.
-Yo mando.
-Soy Hija de Artemisa y, creo que mi madre no dejaría morir a alguien-la miraste molesta, casi midiendo la ira en el rostro.
-Y yo soy Hija de Zeus y eso no tiene importancia aquí, yo mando.
-De hecho yo mando-rió la cazadora que te había acompañado. Para tu sorpresa al verla todas terminaron arrodillándose ante la chica, de seguro era alguna cazadora de las más antiguas-Thalia Grace, estoy decepcionada. A pesar de nuestras cazas siempre mantenemos las prioridad de cuidar de nuestra compañeras.
-Mi señora yo...
-Basta no hay excusas-puntualizó molesta-ahora vamos a hacer otro grupo de caza para seguirlas y esta vez tu te quedarás haciendo guardia.
-Q-qué-
-Vamos-giró con el grupo de cazadoras, incluyéndote entre ellas-_____, ven aquí serás la capitana en esta misión.
Realmente no fue nada difícil encontrar al resto de las sirenas de hecho estaban a un par de kilómetros intentando escapar.
-Tu dices capitana-sonrió la pelirroja.
-Haremos una formación de tres a cada lado del río y dispararemos a tiros aéreos cada tres para no darles tiempo-concluiste algo pensativa.
-Muy sabia, ______-sonrió la chica pasándote un brazo por el cuello.
No demoraron casi nada en eliminarlas, la formación resultó ser más efectiva de lo que pensabas. Y eso era bueno, pero te acercaba a ser más efectiva con las cazadoras, casi molesta imaginaste que tu madre al ver tu rendimiento no te permitiría regresar a casa.
-¿Sucede algo?-consultó la chica de ojos que apenas notaste, eran realmente bonitos, claros y apacibles.
-Solo pienso, no me gustaría estar en conflicto con la capitana, es una buena líder-opinaste en susurro-la mayoría piensa que debo estar a la cabeza, pero ella es la más apta.
-Eso crees-rió-yo creo que Artemisa esta segura de que eres la mejor para esto.
-¿Cómo estás tan seguro?-reíste con algo de ironía.
-Porque yo soy tu madre...
Ok, eso si que no lo veías venir. Frente a ti ahora estaba una mujer de cabellos rojos ondulados como el fuego mismo y de rasgos de belleza natural. Si era ella, es decir, no cabía dudas. Olía a naturaleza, pero a la vez imponía un aura de férrea voluntad. Además esa poderosa aura plateada que la rodeaba.
-M-Mamá...-balbuceaste. La emoción te ganó y terminaste sollozando frente a ella-ma...má, n..no sabes cuanto esperé por esto.
Recibiste un cálido abrazo de su parte. No es que fueras alguien sentimental, pero la figura materna era algo que nunca tendría igual. Siempre es símbolo de amor y ternura, aunque esta fuera una violenta cazadora de monstruos de toda clase.
-Esta bien, esta bien. Ya tendremos el tiempo para hablar-sonrió mientras seguíamos caminando. Ya casi estábamos de regreso al campamento cuando la voz de alguien nos interrumpió.
-Mi señora,______, hay un pequeño problema-se inclinó con respeto la cazadora-Thalia a solicitado un combate por el título de capitana.
...
Eso sí lo veías venir.
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Inesperadamente bueno (Nico di Angelo y tu)
Fiksi PenggemarEl viaje de tu vida. Primera vez que no lograbas ignorar a tu padre por mucho que te esforzaras. No te gustaba vivir conforme a las ideas de alguien más, pero en esos segundos solo pensabas en lo dicho por él. -Sálvame madre...