Una camiseta para quedarme

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Once:

Ian le lanzó una papa frita a Dylan y los dos rieron, mientras que yo jugaba con mi popote.

Estábamos en Florida para el siguiente partido y yo había pescado un resfriado, detestaba enfermarme, principalmente por el hecho de que no podía respirar y de que me dolía todo el cuerpo con solo respirar.

Los chicos habían intentado animarme, incluso me habían ofrecido llevarme a Disneylandia, pero ni siquiera el lugar más feliz de la tierra podía hacerme feliz, era como si cargará una nube gris encima de mi.

-Al menos podrías fingir una sonrisa-mire a Hunter cansada.

-Es tú culpa.

Hunter me miro ofendido-¿Mi culpa? Eres tú la que sale sin suéter a la lluvia.

-Y tú eres el idiota que me lo permite.

-Tomaré ese mal humor como un efecto secundario del resfriado-se giro a ver a Ian.

Lo maldije en voz baja y tome un trago de mi té, Steff y Jordan se habían molestado bastante al escucharme enferma y querían obligarme a volver a Los Ángeles, era una lástima que ya estuviera en un avión cuando eso paso.

-¿Te terminarás eso?-Dylan señaló mi sandwich a medio comer, quería decirle que sí y que si se atrevía a tocar mi comida le iba a morder la mano, pero en cambio, me encogí de hombros y deslice mi plato por la mesa.

-Me siento mal-me recosté en la mesa y me queje como una niña pequeña, enserio odiaba enfermarme.

-Te toca Dylan-susurraron Ian y Hunter.

-Los odio a todos-susurre.

-Solo pagamos la cuenta y nos vamos ¿De acuerdo?-Dylan puso su mano sobre mi espalda, poco seguro de que hacer.

-De acuerdo-murmure y escondí mi rostro en mis brazos, mi aspecto daba asco, lucía realmente enferma y con aspecto de no haber dormido mucho, lo cual era cierto.

-¿Tan mal te sientes?-asentí y cerré los ojos, debía haberle hecho caso a Steff con eso de ir a su casa-¿Qué tal si duermes un poco cuando lleguemos al hotel?-Dylan comenzó a acariciar mi espalda.

Quise replicarle con un comentario sarcástico o decirle lo idiota que era, pero sinceramente estaba amando la sensación que me daba su mano.

El camino de regreso al hotel hubiera sido un éxito si Ian no se hubiera dormido en mi hombro y si Hunter no hubiera estado cantando desafinadamente mis canciones.

-Casi olvide que era fan-Dylan se había ofrecido a acompañarme hasta mi habitación o tal vez solo quería asegurarse que no me perdiera.

-Sí-hable desanimada y abrí la habitación.

-¿Quieres que me quedé?-Dylan se quedo de pie en la puerta, sin saber que hacer.

-¿Quieres quedarte?-pregunte quitándome el suéter.

-No lo se-se encogió de hombros y pude notar que se sentía perdido.

Suspire y pase una mano por mi rostro-¿Qué me ofreces?

-¿Aparte de mi adorable compañía?

-Sí, aparte de eso.

Dylan lo pensó por unos momentos y sonrió cuando por fin tuvo la respuesta-Mi camisa.

-¿Tú camisa?-pregunte confundida.

-¿Nunca has dormido con la camiseta de nadie más?-una mala sensación se instaló en mi estómago y quise culpar a la enfermedad, pero sabía que esa no era la causa.

-Pensaba en dulces-me encogí de hombros, intentando apartar la sensación.

-Los dulces te ponen hiperactiva-entró a la habitación y cerró la puerta, para después quitarse la sudadera que llevaba puesta-¿La quieres o no?-señaló su camiseta de Green Day.

-Solo porque es de Green Day-Dylan rió y se quito la camiseta para dármela-Cierra los ojos-pedí.

Dylan frunció el ceño-¿Por qué?

-Solo...hazlo-Dylan cerró los ojos y puso sus manos sobre estos para asegurarme que no vería nada y yo me cambie rápidamente-Listo-murmure y Dylan destapo sus ojos para examinarme.

-Te quedaría mejor mi Jersey-murmuro pensativo.

Ignore su comentario y me dirigí a la cama-¿Una siesta?-pregunte con tono cansado.

-Y yo que creí que no eras de esas que saltan a la cama sin una cita primero.

Reí entre dientes y me acurruque en la cama-La oferta no dura mucho.

-De acuerdo-camino con paso poco seguro hasta la cama y se recostó mirando al techo.

-Luces tenso-me burle mientras miraba su perfil, su nariz tenía algo que me encantaba, tal vez eran las pequeñas pecas que tenía y que nadie parecía notar.

-Normalmente no duermo con nadie más en una cama.

-Esa es una gran confesión-admití-¿Qué es esto? ¿La hora de las confesiones?

-¿Tienes alguna confesión?

-No, al menos que este borracha y tú estés cerca-quise pasar mi mano por el tatuaje de su brazo-Es la flor de vida-murmure.

-¿Te sientes mejor?-ignoró mi comentario.

-Ni de cerca-mi dedo comenzó a delinear su tatuaje y pude sentir a Dylan tensarse aún más.

-Estamos teniendo alguna clase de momento-su otra mano se dirigió a mi espalda y volvió a acariciarla.

-Nunca he dormido con la camiseta de alguien más que no fuera la de él-Dylan se quedó callado, dándome a entender que me estaba escuchando-Pero todo eso está a un sueño de distancia ahora-me acurruque a su lado-Si quieres que me quedé otra noche, solo ofréceme una camisa y lo haré-cerré los ojos, el sueño comenzaba a invadirme.

-Suerte para ti que me encanta como te ves en mi camisa-sonreí levemente.

-No eres tan malo como la gente que hace ver-murmure adormilada-Me agrada este Dylan, deberías ser así más seguido.

-Y tú deberías de dejar de decir verdades cuando estás medio dormida.

-Lo que digas.

-Eres la primera chica a la que le doy mi camisa y mi corazón-no estaba segura si corazón era la palabra que Dylan había dicho, podía haber dicho algo como papas o boletos, pero solo sabía que dormir en sus brazos fue de los mejores momentos que pase a su lado.

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