Rivales.

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(Se me acabaron las siglas. Alfa, Beta, Omega)

El león jefe de una manada, protege su manada, cuida de las leonas cazadoras, los cachorros de los demás leones o cazadores, ¿Que pasa cuando un león joven quiere ser jefe? Pelea en una lucha encarnizada, dos bestias por el poder, sus garras y dientes hablan solos, dejando un solo ganador, la manada a la espectativa en silencio, ven quien se alza en victoria, el joven león derroca al viejo jefe.

Karamatsu había terminado de trabajar muy tarde, a eso de las 4 de la madrugada, cansado no tenia tiempo de ir a ver a Ichimatsu, descanso unas horas en su oficina acomodándose en su escritorio hasta el amanecer, en su mente trataba de imaginar la reacción de Ichimatsu, cual seria la más adorable, cuando la luz del sol atravesaba el lugar era hora de irse, dejó a su secretaria Todoko al cargo, arreglando su camisa, se fue, no cabía en su felicidad.

Karamatsu eres un idiota, pero me haces feliz.

Quería sorprenderle también con un desayuno especial en su restaurante favorito, con la tarta de chocolate con nata y fresas, su corazón inquieto se sentía alto inseguro, en su coche sentía una exaltación anormal dentro de él, ¿euforia? No, era algo más fuerte, aun mas trataba de localizar a sus amigos, no había respuesta estaba en un dilema, siempre Todomatsu le contestaba ya sea hora o lugar, decidió no darle importancia.

Como un remolino de sensaciones, Jyushimatsu preparaba el desayuno en silencio no se encontraba bien, tomar a un Omega no era su estilo, siendo observabado tras suyo Totty sentando en la mesa con la mirada decaída sintió haberle hecho daño a su amado protector.

"Si hay una oportunidad iré a por Karamatsu."

Se dio cuenta del dolor causado cuando anoche habían hundido su cuerpo en uno como cada noche entrelazando sus dedos en pasión apagando sus gemidos en besos, esta vez no había lujuria sino instinto y lágrimas de parte del mayor ocultando su rostro en el pecho del menor siendo embestido.

-Jyushimatsu lo siento -agachado frente su móvil. No contestó, solo se oía la satén. -Nunca debí decir eso, tu no me abandonarías nunca. ¿Verdad? -sentía miedo en su corazón. No había respuesta. -Lo siento.

Oyeron en la cocina el cerrojo abrirse de la puerta a paso lento, sus ojos se ensancharon de par en par con la cabeza en alto, un sudor frío recorrió su cuerpo, segundos exaltaron en palpitación sus corazones ignorando todo lo demas, incluso el mensaje recibido al móvil de Todomatsu, escucharon acercarse unos pasos lentos, el sonido de unas bolsas chocar, parecía querer saltar de su cuerpo sus corazones.

Escucharon la dulce voz enamorada de un Alfa pacífico. Karamatsu quien ajeno a lo ocurrido saludo con amor a alguien fuera del hogar en ese momento, sonriente.

-¡Ichimatsu! -saludando, dejando sus llaves en la entrada, con un ramo de flores de colores variados especialmente el morado, su rostro era felicidad pura, dejó en el suelo unas bolsas, no oyó nada por respuesta, creyó que estaba aún dormido -Este chico estará dormido.

Se acercó a la cocina vio a sus amigos estaticos, nerviosos uno preparaba el desayuno otro en la mesa. Les saludo pero paso de largo a su habitación, las manos del chico del móvil temblaban, ignorando los mensajes, sabía con exactitud los segundos que tardaría en reaccionar.

-Tengo que salir -tratando de huir Totty.

-No huyas Totty, debemos contarle la verdad -sin moverse de su lugar. -Se valiente, estoy aquí para ti. Aunque no me veas asi.

Omegaverse Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora